EXPEDIENTE X-AYUSO
ANÍBAL MALVAR
Utilizo la
referencia a la serie Expediente X con poco rigor, pues es ficción que nunca
seguí y de la que apenas vi unos cuantos fragmentos decepcionantes. Sobre todo
por su casi patológica falta de humor (a lo mejor había capítulos
desternillantes, ya he advertido de mi superficial conocimiento de ella). Lo
esotérico y lo terrorífico me son indigestos si no van aliñados de humor. Por
eso en estos días de horror pandémico (ay, el siempre inevitable dios Pan,
amedrentador de rebaños) me vuelco en la obra de los viñetistas de la prensa
con más furor del habitual, antes de enlodazarme en la cainita exposición de
los hechos que nos ofrecen cotidianamente las abigarradas páginas de nuestros
periódicos tradicionales.
Pero me estoy yendo
por los cerros. El caso es que lo de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la
comunidad madrileña por obra y gracia de dios, de Vox y del PP, tanto en lo
personal como en lo mediático solo se puede calificar como Expediente X. La
misma carrera política de esta señora es un esotérico arcano insondable. Su
primer puesto relevante fue como asesora del ex consejero de Justicia e
Interior de la CAM, Alfredo Prada, imputado en la investigación de las
irregularidades del Campus de la Justicia de Madrid. No quiere decir uno que
esto haya ensuciado su currículum político, ya que es humanamente imposible
trabajar en el PP y no haber tenido roces con tramas de corrupción. La
corrupción del PP tiene no pocas concomitancias con la evolución de
coronavirus. Los síntomas pueden manifestarse con mayor o menor agresividad,
pero todos han tenido contacto con ella.
Hace menos de una
década, Esperanza Aguirre la eligió como jefa de redes sociales de su perro
Pecas, lo que verdaderamente hacía difícil vaticinar que, con solo Cristina
Cifuentes como masterizada accidental de por medio, sustituyera a la condesa consorte de Bornos e
incansable coleccionista de batracios
como cartel electoral del PP madrileño. Los tuits de Pecas/Ayuso solían
terminar con un corolario lleno de creatividad y profundidad epistemológica:
No menos X fueron
los 400.000€ que Avalmadrid prestó al padre de Ayuso por una nave escriturada
en 26.000, dinero que la empresa semipública de la CAM no volvió a ver por
razones también ignotas.
Podría uno seguir
hasta agotar los capítulos de dos o tres temporadas de esta interminable serie
fantástica, pero se haría cansino para el lector urgente de estos tiempos
invasivos y voraces.
El último
Expediente X de nuestra presidenta madrileña nos conduce inevitablemente al
evocador Triángulo de las Bermudas. Resulta que Ayuso ha fletado dos aviones a
China para traer material destinado a luchar contra el coronavirus. El anuncio
del flete ordenado por la reencarnación antropomórfica de Pecas fue celebrado
por todos los medios con albricias. Sin embargo, la desaparición de los dos
pájaros voladores apenas ha tenido eco en nuestra vieja prensa carpetovetónica.
La presidenta reconoce que no sabe donde están.
Nada he visto en El
Mundo, ABC o La Razón. En El País de hoy, sí se da reseña del extraño suceso.
"¿Se llegó a pagar algo? ¿Qué, a quién y cuánto? ¿Por qué no ha llegado?
El Gobierno regional respondía a esas cuestiones con el silencio",
escriben los atribulados redactores del periódico de Prisa Juan José Mateo y
Fernando Peinado. Por si solo leéis la prensa del régimen, apuntar que esos
aviones debían de haber llegado el pasado martes con el material. Ni siquiera
la Brigada Canina del PP, capitaneada por Pecas, ha conseguido dar con las
huidizas aeronaves, Guau!
Este silencio
mediático es casi tan misterioso como la desaparición de los pájaros metálicos.
¿Por qué se protege más a Ayuso que a otros tantos comilitones del PP? ¿Por
amor a los cánidos? El bolsillo tiene razones que la razón ignora, dice el
dicho. ¿A nadie le preocupa dónde está esa pasta? Insisto: Guau!, Excully.
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