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domingo, 30 de octubre de 2016

Felipe siempre gira a la derecha

Felipe siempre gira
 a la derecha

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Es asumido de forma mayoritaria que Felipe González ha sufrido un marcado giro ideológico desde sus posiciones socialistas previas a Suresnes hasta una aceptación de los postulados económicos de la derecha más liberal. Lo que cuentan los hechos es que siempre se ha situado en las posiciones más conservadoras que habitaban dentro del PSOE y que lo que ha ido girando a la derecha gracias a su compromiso ha sido el propio partido. Decía el propio Felipe González en una conversación con Juan Luis Cebrián sobre las privatizaciones de empresas públicas en el periodo 1982-1996 que “la única etapa consistente de liberalización económica en la historia de España coincide con los gobiernos socialistas”.
No admite discusión la sentencia del expresidente del Gobierno. Siempre que el PSOE se ha encontrado en un encrucijada política que afectaba al devenir del partido, Felipe González ha tomado parte por la facción más conservadora encabezando ese bando. Toda dicotomía ideológica en la que Felipe González se ha visto inmerso ha supuesto un giro del PSOE a la derecha encabezado por Isidoro. La última ha ocurrido en septiembre de 2016, liderando el golpe de mano contra Pedro Sánchez por intentar un gobierno progresista frente a Rajoy. Pero no fue la primera vez que giraba a la derecha.
No es no, Marx
La elección en 1974 en Suresnes de Felipe González como secretario general del PSOE supuso un aldabonazo para el partido socialista. Un hombre que se alejaba completamente de los políticos que existían en la actualidad, más cercanos a la figura de un tecnócrata o burócrata. González era un hombre de discurso fácil con mucho carisma. Un populista que tenía claro que su gran objetivo era la llegada al poder, algo que logró con brillantez y sin cambiar de ideología, Felipe González no ha cambiado ideológicamente. Era un moderado convencido y así actuó desde su llegada en los años 70 al liderazgo del PSOE.
A Felipe González le costó mucho eliminar el marxismo del cuerpo político y doctrinal del PSOE. Lo logró en septiembre de 1979, tras un intento frustrado en el congreso de mayo del mismo año y con una dimisión mediante. Pero su rechazo al marxismo no era de ese año, siempre había sido contrario a esa propuesta ideológica aunque no la hubiera expresado de forma palmaria hasta los meses antes al XXVIII Congreso del 79. En una entrevista en el diario Triunfo lo expresaba de manera clara tras ser cuestionado por el entrevistador sobre el hecho de que no objetara nada por la inclusión del marxismo en el XXVII Congreso con él ya como secretario general:
“En 1974 se propuso por primera vez, y yo me opuse. En el 76 se propuso por segunda vez, y yo no estuve en ese debate, lamentablemente, porque me hubiera opuesto. Cuando hay quien dice que yo quiero llevar el partido a la derecha, digo: bueno, pues como quería Pablo Iglesias, que jamás aceptó que se incluyera el término marxista en la definición del partido”.
Felipe González se tomó la eliminación del marxismo como el verdadero campo de batalla para ganarse la moderación y así acabar siendo visto por un partido equiparado a los partidos socialdemocratas europeos y la aceptación interna de sus adversacios como el adversario aceptable de la izquierda en la transición. Algo que logró con la entrada del PSOE en la Internacional Socialista (IS). Juan Andrade recoge una paradoja sobre la entrada del PSOE en la IS en su libro El PCE y el PSOE en la transición. En el momento de la inclusión en la IS, el PSOE de Felipe González era el que tenía unos posicionamientos más radicales en contraposición con los partidos socialistas de Llopis o de Tierno Galván, que tenían posicionamientos doctrinales más moderados. La razón del apoyo de la Internacional Socialista al PSOE de Felipe se dio porque no se tuvieron en cuenta los posicionamientos políticos porque se consideraban “retóricos, tácticos y perecederos”, asumían que eran un relato impostado que no iba en serio y consideraron sobre todo la capacidad de expansión en la sociedad española de Felipe González, que contaba con el apoyo del SPD de Willy Brandt. Antes de Suresnes ya se sabía en la Internacional Socialista que Felipe González iba a moderar el partido hasta llevarlo a unos estándares asumibles por la socialdemocracia más tradicional.
“No se puede tomar a Marx como un todo absoluto, no se puede, compañeros. Hay que hacerlo críticamente, hay que ser socialistas antes que marxistas”, decía Felipe González en una tribuna en El País antes de la celebración del XXVIII Congreso que debatiría si el marxismo continuaba en el corpus central del PSOE. No lo consiguió en ese Congreso. Tras su dimisión en mayo de 1979 como secretario general del partido al rechazarse su propuesta de eliminar el marxismo se convocó un nuevo congreso extraordinario en septiembre del mismo año que se llamó “Forjando el socialismo”, donde finalmente se acabó con el marxismo como concepto definitorio del PSOE.
El cónclave socialista en el cual Felipe González consiguió que se eliminara el marxismo y girar un poco más a la derecha comenzó un 28 de septiembre de 1979. En 2016, también un 28 de septiembre fue la fecha elegida por el expresidente del Gobierno para la entrevista en la Cadena SER que diera el pistoletazo de salida a la rebelión del PSOE contra Pedro Sánchez por intentar conformar un gobierno alternativo a Mariano Rajoy.

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