EL WATERLOO DEL FUTBOL BRASILEÑO
MELANIO ASPRILLA CARABALÍ
No se podrá entender el histórico “mineirazo” de 7 goles por 1, propinado ayer 08.07.2014 por el equipo de Alemania al del Brasil, sin
tener en cuenta el antecedente del partido entre el equipo de Colombia y el
brasilero jugado 4 días atrás.
En ese partido, el cuadro del sargento Scolari, directivo de la
“casta multinacional financiera” que domina el futbol mundial, quedó al desnudo
ante millones de millones de espectadores: En lugar del tradicional y espectacular “jogo bonito” brasileño, se
vio un equipo violento formado por unos matones de favela agresivos, con nombres de monstruos gringos como “HULK”
ect, amparados no en su capacidad técnica y artística, sino en su corpulencia,
y claro, en la mirada cómplice del árbitro
español, que toleró la “leña” que le dieron a los colombianos, lo que
generó el juego violento que terminó con la desafortunada lesión vertebral de
Neymar, el súper astro de la multinacional NIKE.
También quedó al descubierto para todo el mundo, incluido el
entrenador del cuadro alemán, que Brasil no tenía equipo: Eran una patota
concentrada en tirarle el balón, a como diera lugar, al contorsionista Neymar,
para que con su habilidad y sus zapatillas “verde-amarelas” marcara el gol.
- Resultados, había dicho Scolari,- Brasil va por resultados.
Tal bluf no podía sino alarmar a sus competidores que si tomaron en serio su
arrogancia inflada, y se prepararon técnicamente lo mejor que pudieron, para
enfrentar en equipo aquel “tigre de
papel” moneda.
El equipo del sargento Scolari llegó hasta donde su ineficiencia
los debía llevar: Su propia debacle. Los “analistas mediáticos” mundiales del
futbol, especialmente los colombianos, también generosamente financiados por la
compañías multinacionales de artículos deportivos, como NIKE, PUMA, ect, y que
si saben para quien trabajan; a través de sus “inflamados, emotivos y
estridentes” análisis han comparado al futbol con la democracia de Colombia
(Jajajaá): “Normas ciertas, resultados inciertos”.
Por su puesto, nada que ver con la esencia popular de la
democracia como la definieron los griegos hace 2000 años: ¡Gobierno del pueblo
y para el pueblo!
Cuando en los camerinos de los estadios brasileños se fraguaba
todo lo contrario: reglas inciertas (al gusto del árbitro español prepagado) y
resultados ciertos (2-1 a favor de Brasil) Y así pasaron a la siguiente ronda,
convencidos de que la patraña les daría la copa mundial y con ella vendría la
reeleción del actual gobierno de la señora Dilma Rusoff.
Hoy, con el terremoto
futbolístico y la empelotada que ha originado el Waterloo del “mineirazo”, la
certidumbre de Scolari de ganar la copa mundial, junto con la certidumbre de la
reeleción de la señora Rusoff, se ha convertido en su contrario: en
incertidumbre: Scolari no solo perdió la copa con “vergoña” y humillación nunca
antes vista en un mundial de futbol y no se sabe si conservará su puesto,
aunque ya había anunciado, en broma, que
se “asilaría” en la embajada de Kuwait, y, la candidata a la reeleción
presidencial la señora Rusoff, por ahora, solo por ahora, deberá enfrentar los
desórdenes que la frustración social y popular ha generado el “mineirazo”
dado por el equipo alemán de futbol.
Como dice la canción caribe: ¡Sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas!
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