miércoles, 13 de octubre de 2021

Don IMELDO


Don IMELDO

AIZPURUA tar JOSU Mª

Don Imeldo Serís-Granier y Blanco, chicharrero de origen francés y godo ilustre, ennoblecido de marqués por Alfonso XII, tiene una pequeña calle en la que están encalladas las obras.

Al parecer el “alcalde y su sostén” (genial aportación del gran Anghel) tienen manía a D. Imeldo o a los vecinos de su calle, pues la mantienen en la obra perpetua. La maldición del Toscal recae en ella.

Y revisando Historia descubro que D. Imeldo impidió en el Senado que se llevase a término un trueque entre Gibraltar y las Canarias. ¡Que putada!

Aunque el té de las 5 no casa mucho con el mojo picón, pero seguro nos hubiéramos apijotado un poco y hoy seríamos unos british de reglamento, como los llanitos que sesean como nosotros.

Los descendientes de los que salieron a pelear con Nelson, si se hubiera producido el cambio, tendrían mal asunto que los british son muy suyos, pero los demás gozaríamos de su colonización que es la mejor del mundo y hoy tendríamos reina, para escarnio de los republicanos, y esta sería de verdad y con pedigrí. Dios salve a la reina, pero al rey que nos han puesto no lo salva ni dios.

La Historia, la de verdad, no la que escriben los lacayos plumíferos del Sistema, es un error tras error de motivos que nunca son populares y siempre son reflejo de la ambición expansiva de la casta.

¿Pero qué hacemos con la doliente calle de Don Imeldo?

Los urbanistas chicharreros cuando taparon El Toscal, con un frontón de viviendas con pretensiones, pero aberración supina, condenaron al barrio a perder su primera línea de mar, pero la intención que hoy tiene la alcaldía de encargo es su desaparición para crear urbanismo de pelotazo.

Esta alcaldía, voz de su amo, hace que Las Palmas crezca como ciudad referencia de Canarias, mientras que la nuestra, Santa Cruz, nunca mejor dicho cruz, se hunda urbanísticamente para beneficio de los de siempre, los carnavaleros y la petrolera con su proyecto que sería inverosímil en otra latitud.

Pero llegó Patricia y tragó con todo.

¿Qué nos queda; votar a los animalistas? Habrá que pensarlo pues peor no podemos ir.

Y la “calle de D. Imeldo”, mejor la cambiamos por “calle de Anghel Morales García”, que por lo menos vive en el barrio y se interesa por él.

 

 

 

 

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