martes, 2 de enero de 2018

SANTA CRUZ

SANTA CRUZ
J.M. AIZPURUA
No quiero empezar el 2018 sin agradecer a Santa Cruz su cobijo, su cálido abrigo, que aún siendo un chicharrero postizo que rezuma esencia vasca, me ha proporcionado desde hace años. En la edad de la consciencia, cuando ves el final muy cerca, reparas en lo bueno que tiene la vida y ves cosas que la alocada juventud no percibe. Perderme por el parque bajo la atenta mirada de “la tetona”, recorrer la orilla entre arbolados, o simplemente callejear por la urbe, son placeres exquisitos que nos regala esta bella ciudad, y yo agradezco.
Pero Santa Cruz no tiene lo que merece. Su ubicación, su costa, su cobertura montañosa, le dan un valor que el señorito godo no concede y sus dineros van a otros destinos como el aeropuerto sin aviones o armamentos para almacenar en los galpones. ¡Que errores se cometen contigo Santa Cruz de mis amores!
Solo en esa cálida ciudadanía capitaleña está su renacer. Hoy acepta el declive de su urbe, sin reaccionar y dejándola abandonada en sus fines de semana en que viajan a otros lugares. Esto debe cambiar y realzar lo propio, cultivar tu vecindad, es la primera semilla para expandir y resucitar una ciudad en peligro de extinción.

¿Saben ustedes la cantidad de talento que tienen sus convecinos?
Todas las semanas un puñado de escritores presentan sus obras ante sus convecinos, y reciben un vacío asistencial, que duele en el alma. Y lo mismo los pintores y demás artistas y artesanos de la cultura. Y los buenos hosteleros, que los hay, y que ya ni exponen sus exquisitas creaciones, que se mustian aburridas en la barra. Y sigan comprando en Internet y sus calles se llenarán de lonjas abandonadas.
Vamos a querer un poco más a Santa Cruz y ayudemos a su resurgir con nuestro apoyo.
Somos muchos los que vemos este Blog todos los días y que debemos al incansable esfuerzo de Ánghel, al que también hay que apoyar y mandarle post de refuerzo. Él es parte activa en la vida cultural de la ciudad y merece apoyo y reconocimiento.
Son buenos deseos que siempre hacemos en el primero de año y que luego se los lleva el viento de la comodidad y la rutina.
Esta mañana inaugural de año, pongo mi granito de arena en apoyarte, Santa Cruz, en soñar escenarios diferentes en los que tus ciudadanos no te vuelven la espalda y corren a tu encuentro en calles, parques y plazas. Nunca son los políticos los culpables; lo son los ciudadanos, que, además, los eligen.


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