JOSU AIZPURUA
Un Pensionista, y el 40% está por bajo del
salario mínimo, no puede trabajar en nada más so pena de perder su pensión. Por
tanto, queda inerme ante esta brutal subida de precios que lo lleva al Super
con terror manifiesto. Los ahorros ya se acabaron.
Fátima en el PP de Rajoy, nos laminó las
pensiones y de premio le han funcionado muy bien las puertas giratorias.
Cuando vimos llegar al social-comunista,
respiramos y creímos que nuestros pagos de la Seguridad Social recuperasen
nuestra capacidad de gasto para acercarnos a la vida digna que Fátima nos
arrebató. Puro espejismo pues Escrivá hace malabares para sisarnos nuestros
cuartos sin que se note mucho. ¿No tiene abuelos?
El otro pilar sobre el que existimos los ancianos es la Medicina, y se nos tambalea también.
Una corriente neoliberal, es decir facha
perdida, se apoderó de los mandos de la medicina, creo dos caminos, pública y
privada, colocó a sus gallos a cargo de la Pública con el objetivo de laminarla
y conducir a la privada al Olimpo de la medicina.
Lo que hacen es peor que poner a Florentino de
asesor del Barsa.
La deriva de enfermos de la pública a la
privada es un complemento económico substancioso, artimaña de encargo, y de
difícil justificación por la posibilidad de invertir en campos que le son
propios a la deriva. Antaño, y de eso no hace mucho, las mejores tecnologías
estaban en la Pública, pero ahora lo están en la Privada, creando nichos de
deriva seguros y rentables.
El anciano al que le salen bultos cada día no
puede ir a la Publica donde una maraña de burocracia, innecesaria y de tufo
privado, le colocan a años luz de su consulta. Los Seguros Privados se le
presentan como única alternativa.
Y la Privada crece mientras la Pública decrece.
La mayoría de los ancianos, están sujetos a
medicación de por vida, pero cada cajita hay que ir al Centro de Salud
para que te renueven la receta repetida, absurdo sistema, que la C19 ha
descubierto, pues en su situación, el Centro enviaba a la farmacia directamente
la renovación de receta e incluso daba nuevas recetas tras atención médica
telefónica. Nadie murió por ello.
Los Gerentes, submarinos de la Privada, no
quieren modernizar sus protocolos.
Los ancianos nos vemos obligados a sentarnos
entre reales enfermos, cuando nuestra consulta es un trámite burocrático de
repetición, que para nada necesita nuestra presencia entre potenciales
contagiosos.
¿O es que buscan nuestra eliminación?
A propósito; la escabechina de ancianos C19,
por fuerza ha tenido que crear beneficios contables en la Pública, y en el pago
de pensiones. ¿Por qué nadie habla de esto?
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