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sábado, 17 de septiembre de 2022

INSEGURIDAD SOCIAL

 INSEGURIDAD SOCIAL

JOSU AIZPURUA

Un Pensionista, y el 40% está por bajo del salario mínimo, no puede trabajar en nada más so pena de perder su pensión. Por tanto, queda inerme ante esta brutal subida de precios que lo lleva al Super con terror manifiesto. Los ahorros ya se acabaron.

Fátima en el PP de Rajoy, nos laminó las pensiones y de premio le han funcionado muy bien las puertas giratorias.

Cuando vimos llegar al social-comunista, respiramos y creímos que nuestros pagos de la Seguridad Social recuperasen nuestra capacidad de gasto para acercarnos a la vida digna que Fátima nos arrebató. Puro espejismo pues Escrivá hace malabares para sisarnos nuestros cuartos sin que se note mucho. ¿No tiene abuelos?

El otro pilar sobre el que existimos los ancianos es la Medicina, y se nos tambalea también.

Una corriente neoliberal, es decir facha perdida, se apoderó de los mandos de la medicina, creo dos caminos, pública y privada, colocó a sus gallos a cargo de la Pública con el objetivo de laminarla y conducir a la privada al Olimpo de la medicina.

Lo que hacen es peor que poner a Florentino de asesor del Barsa.

La deriva de enfermos de la pública a la privada es un complemento económico substancioso, artimaña de encargo, y de difícil justificación por la posibilidad de invertir en campos que le son propios a la deriva. Antaño, y de eso no hace mucho, las mejores tecnologías estaban en la Pública, pero ahora lo están en la Privada, creando nichos de deriva seguros y rentables.

El anciano al que le salen bultos cada día no puede ir a la Publica donde una maraña de burocracia, innecesaria y de tufo privado, le colocan a años luz de su consulta. Los Seguros Privados se le presentan como única alternativa.

Y la Privada crece mientras la Pública decrece.

La mayoría de los ancianos, están sujetos a medicación de por vida, pero cada cajita hay que ir al Centro de Salud para que te renueven la receta repetida, absurdo sistema, que la C19 ha descubierto, pues en su situación, el Centro enviaba a la farmacia directamente la renovación de receta e incluso daba nuevas recetas tras atención médica telefónica. Nadie murió por ello.

Los Gerentes, submarinos de la Privada, no quieren modernizar sus protocolos.

Los ancianos nos vemos obligados a sentarnos entre reales enfermos, cuando nuestra consulta es un trámite burocrático de repetición, que para nada necesita nuestra presencia entre potenciales contagiosos.

¿O es que buscan nuestra eliminación?

A propósito; la escabechina de ancianos C19, por fuerza ha tenido que crear beneficios contables en la Pública, y en el pago de pensiones. ¿Por qué nadie habla de esto?

 


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