MANUEL GARCÍA CASTELLÓN Y EL PARTIDO JUDICIAL
Los
jueces no solo pueden derribar a representantes de la soberanía popular,
también pueden decir lo que les dé la gana con absoluta impunidad. Como el
presidente del TSJCyL, que declaró que un gobierno con un vicepresidente
comunista era ilegítimo
PABLO IGLESIAS
“La historia tiene que dirimir si García Castellón pasa a la historia como un juez mediocre, que es lo que piensan buena parte de sus compañeros por la debilidad de sus instrucciones o si, por el contrario, pasa a la historia como un prevaricador”. Esto lo dije en el mes de abril en la presentación del libro que hice con Aitor Riveiro Verdades a la cara. Recuerdos de los años salvajes.
Por ello, a raíz de la denuncia de una particular, la titular del Juzgado de Instrucción Número 10 de Madrid, María Antonia de Torres, ha abierto diligencias previas. La juez, al parecer, se ha limitado a abrir causa y habría solicitado a la Fiscalía de Madrid que le remita su informe manifestando si aprecia delito o no antes de decidir si inicia una investigación. Al final Cospedal se irá de rositas y al que van a condenar es a mí. ¿Les sorprendería?
¿Puede un juez que
prevarique ser condenado por prevaricación? Le pregunté esto una vez a un amigo
juez. Se rió y me dijo: “Pablo, eso es casi imposible. Los jueces nos
organizamos en familias más o menos políticas y tendemos a protegernos entre
nosotros”. “Ha habido alguna excepción”, me dijo. “A Garzón le jodieron, pero
le jodieron porque se enemistó con varias familias al mismo tiempo…”. Ojo: esto
me lo dijo un juez.
García Castellón y
sus colegas del Partido Judicial se sienten, indudablemente, fuertes. Son
conscientes de su impunidad y de su poder. De hecho, el único poder con
capacidad real para intimidar al poder económico es el poder judicial, pero ya
hemos visto en estos años que nunca ha estado muy por la labor de hacerlo. ¿Se
acuerdan del TS corrigiéndose a sí mismo para que fueran los hipotecados y no
los bancos los que pagasen el impuesto de actos jurídicos? Yo también me
acuerdo.
Lo cierto es que
los jueces no solo pueden derribar a representantes de la soberanía popular;
que se lo digan a Alberto Rodríguez y a Isa Serra. También pueden decir lo que
les dé la gana con absoluta impunidad, como el juez José Luis Concepción,
presidente del TSJCyL, que se permitió decir que un gobierno con un
vicepresidente comunista era un gobierno ilegítimo. A mí me pueden procesar por
decir que la historia dirimirá si el paso por la misma de García Castellón será
como mediocre o como prevaricador, pero el juez Conchito puede decir la
barbaridad que dijo contra el gobierno con absoluta impunidad.
Y no solo son
impunes. También pueden hacer lo que les dé la real gana (y que viva el rey)
como demuestra el atrincheramiento del Partido Judicial en el CGPJ con Lesmes a
la cabeza. Hasta que no vuelvan los míos al Consejo de Ministros, aquí no se
mueve nadie.
Pero hay algo de lo
que quizá no se ha percatado el Partido Judicial: su creciente deslegitimación.
Jorge Javier Vázquez, el tipo que presenta uno de los programas del corazón más
vistos en España, tuiteaba ayer: “A ver, que yo me entere. ¿A García Castellón
le han ofrecido los del PP la dirección honoraria de FAES? ¿La presidencia de
su escalera? ¿Un apartamento en Torrevieja?”.
Atención, amigos
del Partido Judicial, porque un poder judicial completamente desprestigiado que
sea visto básicamente como una herramienta política reaccionaria estaría
perdiendo una de las bases más importantes de su poder: la legitimidad. Tengan
en cuenta que la degradación de instituciones como la monarquía, como el poder
judicial o como la propia prensa, tarde o temprano, tendrá consecuencias.
Quizá piensen
ustedes que una eventual victoria electoral del PP y Vox consolidará su poder.
Pero, si tal cosa ocurre, la involución y la degradación será tal que quizá lo
que venga después sea mucho más radical que el 15M y Podemos.
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