VENGANZA DE LOS INSOMNES
Por Eduardo
Sanguinetti
Ciertos
signos develan el fin de un ciclo de la humanidad... la abulia, la frivolidad,
la levedad, el simulacro y el embotamiento, como también la aceleración, la
inflación, la masturbación.
Nos
masturbamos espiritualmente si nos sentimos satisfechos con las promesas,
descuidando la cristalización de esas promesas, lanzadas por las omnímodas
corporaciones del poder y sus acólitos: los políticos.
La
publicidad, una tendencia degenerada de la revelación, la única que puede
concebir el pensamiento mercantil, prostituyó al mundo, luego, la masturbación
convertida en método se extendió a todos los espacios que conforman los sitios
donde se instalan nuestras existencias.
No
deseo hablar de las elecciones legislativas que tuvieron lugar en Argentina
días pasados, pero no puedo ni deseo dejar de manifestarme en cuanto a las
inexistentes cualidades de los candidatos que han sido electos. Es lamentable
esta temerosa burguesía neoliberal que impulsó una sistemática campaña de
difamación hacia la presidente Cristina Fernández, apuntalada por los
monopólicos medios de noticia basura.
Estos
infelices candidatos, ¿realmente creen en la posibilidad de llevar a cabo un
proyecto de gestión y un proyecto de gobierno? Basta oírlos emitir los sonidos
onomatopéyicos con que intentan comunicar “algo”, para comprender de manera
unívoca que todo seguirá malográndose en Argentina, abundante en sus recursos
naturales y mezquina en la calidad y capacidad de los seres que la habitan.
En
relación con lo anterior, recuerdo lo manifestado hace unos años en un Congreso
de Filosofía y Comunicación, en una ponencia acerca de los derechos humanos,
tan bien fundamentados y protegidos en sus enunciados pero ausentes en la
práctica. Parece que solo basta proclamarlos y regodearse en enunciarlos y
promocionarlos, desde los más diversos organismos e instituciones del poder que
los dejan de lado. En el momento preciso en que es indispensable ponerlos en
práctica, el silencio opera de manera sistemática en quienes los publicitan
impunemente y los atropellos y asesinatos continúan perpetrándose en nombre de
intereses políticos de dominación dificultando la relación de las comunidades
empobrecidas y cada día más cerca del automatismo como modo de vida.
Hago
mención, pues no puedo dejar de recordar la Convención para la prevención y
represión del genocidio, aprobada por la Asamblea General el 9 de diciembre de
1958, aplicados a grupos humanos extendidos en los artículos 3 y 5 de la
Declaración Universal que atribuyen al individuo como tal los derechos a la
vida, a la seguridad personal, a no ser reducido a la esclavitud o ser tratado
de manera cruel, inhumana o degradante, todo en plena vigencia hoy. El estado
de las cosas nos enfrenta a un gravísimo problema, al que ningún mandatario de
nación alguna u Organismo Internacional, parece desear asumir: lo pactado y
pautado en la Declaración de los Derechos Humanos, pues en efecto, el problema
no es filosófico, sino jurídico y sobre todo político.
Me
pregunto cuál sería el modo más seguro de garantizarlos para impedir que, pese
a las declaraciones solemnes de los hipócritas funcionarios, los derechos sean
continuamente violados y los genocidios replicados en comunidades enteras. La
servidumbre devenida en prostitución, narcotráfico, censura sistemática a
quienes pretenden ponerlos en práctica definitivamente y condenados a ser
muertos o vivir en el ostracismo.
Invito
a todo ciudadano a intentar hacer un análisis de la aplicación de los derechos
humanos desde su proclamación en 1948, leerlos y luego observar los
acontecimientos en el devenir de la historia del presente. Creo que, si no
pertenece al grupo de hipócritas que ocupan puestos de gerentes del poder
neoliberal, deberá admitir y reconocer que lo manifestado por los filósofos, lo
formulado por los juristas y lo proclamado de modo especulativo por los
políticos, devienen en un acto de simulación, pues estamos aún a siglos luz de
que los tan mentados Derechos Humanos estén implementados y en plena vigencia.
La historia humana y sobre todo la de nuestras naciones latinoamericanas, están
apenas en el umbral de su historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario