EL MARTÍN FIERRO NO ES UNA ESTATUILLA
Eduardo Sanguinetti
Se
realizó, días pasados, la entrega de los premios denominados con el dignísimo
nombre de Martín Fierro a las supuestas mejores actuaciones en periodismo,
teleteatros, entretenimientos y demás juegos para todas las edades, pero no
todas las inteligencias, de la televisión y radio de la Argentina.
Se
llevó a cabo en el Teatro Colón de Buenos Aires, un marco trascendente para tan
doméstico espectáculo de vodevil, a una semana de elecciones legislativas en la
Argentina… Un guiño a la rentada oposición al oficialismo y sus “candidatos de
escaparate”, en una impronta de nutrirlos de hálito vital.
El
denominado periodismo tuvo su noche de honor galardonando al inefable Jorge
Lanata con tres estatuillas que pretenden emular la imagen del Martín Fierro.
Si viviera este “gaucho de ley”, ¡qué indignación sentiría! Quizás lo pasaría a
degüello al simpático gordito y a quienes impulsaron el sacrilegio de
nominarlo, que duda cabe. Anteponer la personalidad de todo un ser digno, como
el personaje épico del libro de José Hernández, eternizado en una absurda y
oportunista estatuilla que premia el simulacro y la genuflexión de quienes
reciben órdenes de crear confusión, en la ya de por sí confundida opinión pública.
Travestismo
mediático en la comunicación, instalado por los dueños de las corporaciones
monolíticas de medios a las que Lanata y sus discípulos responden, con frío o
con calor, con fábulas o cuentos de lo que debe ser y conformar en matrix el
mundo que pretende vivamos.
La
ausencia de escrúpulos y el todo por “2 $”, de que están conformados “estos
periodistas” y lo hago extensivo a tantos Lanatas existentes en la aldea
global, que nos muestran realidades cocinadas en estudio de TV, en salas de
redacción de medios gráficos o simplemente en los despachos de los
corporacionistas destructores del periodismo tal como debería ser: una muestra
del acontecer de la existencia del mundo tal como es, informando lo que
acontece, ya sea trágico o cómico, desandando los días del hombre en el
palpitar de este planeta.
Estos,
de bolsillos profundos, lanzando obviedades acerca de corrupciones endémicas o
escribiendo interlineados de las noticias que jamás fueron, entre la
publicidades de productos prescindibles y las siempre estúpidas opiniones de la
premiada farándula, conformada por una fauna de alcahuetes, putas y proxenetas,
que ponen en escena la cultura de este tiempo… pobre tiempo.
Jorge Lanata
Por
suerte vino al rescate Internet y toda la actividad de Facebook, blogs o de Twitter,
que ameniza de manera brutal dando por tierra con la mentira oficial o la
fábula del día repetida hasta el cansancio por estos farsantes.
Los
breves mensajes de Twitter dejan muy bien expuestos los anacronismos entre una
posición y una disposición a esconder lo evidente: la mentira de este sistema y
sus consecuencias traducidas en juego de patriotas para liberar a los rehenes
conformados por toda una sociedad que se debate entre ser esto o lo otro; la
opinión pública manipulada entre la opinión subjetiva de un hacker y la versión
oficial siempre paupérrima y mentirosa, en cuanto a manifestarse con
espontaneidad y fuera de los lugares comunes que propone el poder de la
dictadura extraña de una democracia que no termina de tomar forma, asimilada en
anacronismo a una economía ultraliberal a toda marcha; si no es así,
pregúntenle a Mujica.
Toda
esta mafia está conformada por esclavos/as esquivos a dar noticias; solo
repetirán sin revisar los informes oficiales acerca de una libertad de
expresión que no existe, una tercera guerra que nunca llega, la ausencia de una
real resistencia ante las aberraciones cometidas ante los ojos del mundo por el
imperio y sus secuaces, una defensa del medio ambiente falsa y otros detritus
que les venden estas bandas del poder a través de sus instituciones: ONU y su
flagrante inoperancia, gobiernos de todas las naciones que, en silencio, se
convierten en cómplices de los atroces genocidios cometidos día a día en las
más diversas regiones del mundo, agencias oficiales de noticias inventadas y la
voz trucada de Snowden.
“Yo soy toro en mi rodeo y torazo en rodeo ajeno;
siempre me tuve por güeno y si me quieren probar, salgan otros a cantar y
veremos quién es menos”.
(Martín
Fierro, Cap. 1)
No hay comentarios:
Publicar un comentario