"REALIDAD, CULTURA Y BASURA"
Eduardo
Sanguinetti,
Filósofo Rioplatense
Es
realidad comprobada, que estamos ante una historia, que fue parida en el barro
de los espacios abiertos, donde se dió sitio a la pregunta de si los aborígenes
eran o no humanos.
La
historia de nuestra América, nace tras la retórica y la máscara desgastada del
relato simulado de lo que jamás ha sucedido. Un pliegue de espectáculo y
ensimismamiento, que se despliega en nombre de la verdad y el diálogo, que
nunca existió y la comunicación, que aún hoy espera su espacio. Nuestra
América, es una cultura del fracaso de la diferencia, que se perpetúa en la
relación político cultural, degradada, que divide y desorienta a nuestros
pueblos (hartos) a través de la especulación y la perversión del simulacro de
enfrentamientos estériles y simulados, que en suma es el paisaje natural y
continuo que recibimos. Qué enigma existe detrás de este espectáculo?
Manifiesto esto con contundencia pues hace a nuestra existencia personal y
cultural, la actitud de los poderes que toman pautas y acciones propias de
monarcas de reinos inexistentes.
Nuestra
América, nace en estado de sobrevivencia a lo que en origen ha sido, capaz de
conformarse a sí misma, pero también presenta la furia de una cultura y de un
racismo que tratará de desdibujarla, de desaparecerla de la faz de la tierra.
Las luchas no serían sólo en lo militar, sino en lo racial y religioso. Las
nociones de tiempo, de espacio, de dioses se modificaron. El denominado nuevo
paradigma de la cultura, ha obviado manifestar, que la historia de los pueblos
de estas regiones, ha sido construida en base a esclavitud. Solo se
puntualizaba en clasificar, hacer asimilable la cultura demonizada de la
diferencia, no había historia sino la que el conquistador impusiera a sangre y
fuego. Jamás hubo tolerancia, diálogo entre iguales.
Los
que habitamos nuestra América, somos hijos del olvido, acá se bastardearon el
idioma de los pueblos aborígenes, se erradicaron del habla y de las neuronas el
genoma de África.
La
denominada cultura fue construida con fragmentos escindidos, de espectáculos
insanos y no hemos sido capaces de crear una cultura de lo diferente, solo
intentos, de buena voluntad, solo intentos. Lo que he manifestado tiene como
significado, que la cultura no debe ser tanto testimonio de los tiempos, como
del modo en que las personas lo sienten, usan y piensan. Pues la academia
siempre es una, tanto si dice hablar en nombre del pasado, del presente y del
futuro. En ese sentido la cultura servirá a las personas, no a los tiempos, ni
a los lenguajes, ni a los espacios.
Pero
la sombra de un desorden, cual caos caótico, se experimenta en la presente
denominada "cultura de hoy", ejemplificándose, en las tendencias, que
los jóvenes siguen autistamente, tienen asimilados una lápida en su piel, en la
que le grabaron su nombre, las maquinas de tatuar. Los referentes de las nuevas
generaciones, son la fábrica de la basura psicobiodegradable...en este
presente, hay que moverse como Lady Gaga,
traseros construidos dentro de una estética pornográfica: más sexual que
el sexo, es decir: auténticamente "porno"... instalándose en la
cultura "pornografía", lisa y llanamente, por la que transitamos hoy.
Sin
embargo subsiste, en pequeñas salas de proyección o de representación, el
erotismo del cine, el teatro, y la literatura tanto de la popular como de la
formal, de autores inspirados y trascendentes, convocando a excelentes jornadas
de disfrute de lo que fue, la memoria de obras de arte, de un pasado reciente,
solo para una nostálgica burguesía, en caida vertical.
Conviviendo
en tiempo y espacio similar, las nuevas tendencias, que tienen como soporte una
televisión de albañal y todos los medios audiovisuales que confunden libertad de
expresión con libertad de presión, sobre las masas congeladas, neoburguesas,
que se debaten en batallas de una nueva estética necrológica, en los niveles de
la basura y los deshechos, de una cultura que no puede ocultar sus miserias,
tras maquillajes y brillos espectaculares, donde la historiola del arte actual,
no necesita ocultar sus torpezas, en la obsesión de diferencia, anclada en más
de lo mismo.
Mientras
la diferenciación de estilos y artistas entre sí fue algo natural en la
modernidad, ya perdida, la obsesión por distinguirse y distinguir, hacen que la
obra se legitime en la ubicuidad de su ausencia, en el vacío que deja,
convirtiéndose en un signo de repertorio autónomo y decorativo, solo epidermis
y un kitsch a repetición. Una obra sutil y compleja crea un espectador sutil y
complejo, y viceversa. Por ello no puede confundirse lo popular con lo público.
Al igual que existen poemas ripiosos, existen comportamientos ripiosos que por
si mismos - independientemente de esa eficacia que conoce tan bien el
publicista - sólo garantizan quizás una mayor sonoridad para estos tiempos tan
difusos.
Los
que deberían teorizar acerca de la obra, en otros tiempos se los denominaban
crítico o teóricos, con un aval de conocimiento sensibilidad que daban
legitimación a lo que manifestaban, devinieron, hoy en conductores/as o
informantes rentados, han perdido, en sus acotados y groseros lenguajes, la
sindéresis, han olvidado los criterios de objetividad, siempre están en afán
propagandístico, ofreciendo información sin confirmar, cargada, convocante a la
obediencia y a la obviedad de lo fingido. No escapan estos personajes a la
ópera bufa al confundir la conciencia colectiva, al declararse en guerra contra
una democracia de la cultura, que ellos mismos pregonan, pero que a diferencia
de la suya no se ciñe a sus principios.
Ese
cuadro crea en la opinión pública el malestar, el miedo, el desaliento, la
depresión, y un discurso más cerca de la banalidad de un “talk show” que de la
coherencia que da el conocimiento que –no olvidemos– deviene en
responsabilidad. Sin embargo, parece no se posee la capacidad para asumir esa
responsabilidad.
Con
todo, donde todo parece querer decirnos que algo concluye (un ciclo, un mundo),
yo intuyo que algo comienza. Y donde todo parece querer decirnos que algo
comienza, sé que algo continúa. Tiempo al tiempo y espacio al espacio.
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