¿QUEDA ALGUIEN DISPUESTO A RESCATAR A ESPAÑA?
Movimiento por la Unidad
del Pueblo Canario
(Movimiento UPC
Eurostat ha confirmado lo
que venimos sosteniendo y es que el déficit presupuestario de España está por encima
del 10 %, exactamente 10.6 %, referido al año 2012, o
sea, la nada desdeñable cifra de 111.339 millones de euros, aunque el gobierno
metropolitano se apresuró a decir que si no fuera por la mal denominada ayuda
bancaria el déficit sería del 7 por ciento. Y tiene razón ¡de no ser además por
ese 7 por ciento de déficit no habría déficit alguno!
Mientras la deuda pública se eleva al 84.2 % del producto
interior bruto (PIB), lo que supone 884.416 millones de euros. A esto hay que añadir la
deuda privada, que podemos desglosar en deuda de las familias, deuda de las
empresas no financieras y deuda de las empresas financieras (bancos y cajas de
ahorro principalmente). La deuda familiar ascendía a 823.494 millones de euros
en febrero de 2013, muy próxima a la deuda pública. La deuda de las empresas no
financieras era de 1.120.891 millones de euros en julio de 2012, o sea, más de
un billón (con b de burro) de euros.
Además hay que tener en
cuenta la deuda de las entidades bancarias españolas, que considerando solamente los préstamos
contraídos con el banco central europeo (BCE) suponía en marzo de este año 259.998 millones de euros, a lo que
hay que añadir otro cuarto de billón (otra vez con b de burro) de ayudas procedente
del erario público, y la exposición de los bancos del Reino Unido, Alemania,
Francia y Suiza a la banca española cifrada en más de medio billón de euros
adicionales.
En total, teniendo en cuenta el endeudamiento
público y privado, estamos hablando aproximadamente de la vertiginosa cifra de
cuatro billones de euros en números redondos. Ese y no otro es el motivo por el
que se ha dejado de hablar del posible rescate a España, al no haber quien le
ponga el cascabel al gato, a no ser que haga falta volver a sacar el temita
para meterle miedo al personal en el cuerpo y justificar lo injustificable en
lo que a recortes en prestaciones sociales se refiere: sanidad, educación y
servicios sociales. También las pensiones, que de seguir por este camino dará
lugar a que los trabajadores que se jubilen a partir de la próxima década
terminarán yendo al puesto de trabajo con el “taca, taca”, si se nos permite
el exabrupto.
La encuesta de
población activa (EPA), correspondiente al primer trimestre de 2013, ha venido
a demostrar que el número de parados en España ha sobrepasado con creces la
cifra de seis millones, casi seis millones y cuarto, lo que supone el 27,2 por
ciento de la población activa. Para que nos hagamos una idea del dramatismo que
esas frías cifras suponen hemos de tener en cuenta que la EPA, a pesar de ser
más fiable que el número de desempleados inscritos en las oficinas del
instituto nacional de empleo, es un decir (INEM), sólo reflejan las personas
que aún tienen la esperanza de emplearse.
En Canarias, como
colonia del reino español, la situación es más dramática si cabe, que cabe,
pues el número de desempleados se aproxima al 35 por ciento, bastante más de un
tercio de la población activa o en edad de trabajar, lo que contrasta
poderosamente con el PIB de Canarias que desde el año 2009 no ha parado de
aumentar, con la excepción de un leve descenso en el 2012, lo que viene a
demostrar cuál es el interés de España por los canarios y canarias desde los
inicios de la colonización hasta la actualidad: esterilización cultural, para
garantizar nuestra sumisión y evitar la rebeldía, expoliación económica y
sometimiento militar.
Desde la
invasión de nuestra tierra hemos estado sometidos a modelos económicos
impuestos y con el centro de decisiones ajeno a nosotros. Esto ha generado
ciclos agudos de la crisis crónica que padecemos desde la colonización
española, ante la fragilidad del sistema económico especulativo impuesto que ha
buscado siempre la generación rápida de riqueza con la intención de que esta
salga al exterior de forma inmediata. Hay que dotar al Archipiélago Canario de
un tejido productivo que nos permita generar riqueza a medio y a largo plazo y
que esta luego pueda mantenerse en el tiempo. Este tejido productivo debe
sostenerse sobre varios pilares de producción y generar un proceso encadenado
que lleve a nuestro país al desarrollo y bienestar sin hipotecar para ello
nuestra naturaleza sino, al contrario, usando este para la generación de riqueza
energética y ecológica.
En este
nuevo modelo económico deben fortalecerse los sectores productivos primarios y
secundarios, para alcanzar la soberanía alimentaria, acorde con las
recomendaciones de la FAO (Food and Agriculture Organization of the United
Nations), evitando que, como ocurre ahora, sea un único sector, el turismo,
nuestro motor económico y social, con lo que esa dependencia exclusiva supone
de inestabilidad ante fenómenos externos a nosotros.
Los
canarios seguimos sufriendo como la riqueza que se genera en nuestra tierra se
sigue saqueando por las grandes empresas fuereñas y la Hacienda estatal
española que se queda en sus arcas con el IRPF, la seguridad social y los
impuestos a las empresas que obtienen beneficios en nuestro territorio. Cadenas
hoteleras, bancos, agencias de seguros, tourperadores, grandes
superficies....siguen teniendo domiciliados sus tributos a la Hacienda española
en Madrid, de forma que la supuesta Consejeria de Hacienda canaria sólo se
queda con algunas migajas. Si los independentistas canarios queremos ofrecer
soluciones a los problemas que hoy amenazan a nuestro futuro tenemos que
dotarnos de los recursos económicos necesarios para poder emprender políticas sanitarias,
educativas, de investigación, empleo, cuidado a la naturaleza, ayuda a los
colectivos más desfavorecidos, etc. La única forma para que las riquezas que se
generan en nuestras islas tributen en nuestra tierra es dotarnos de una
Hacienda propia e independiente, que controle los más de cuarenta y tres mil
millones de euros que generó el PIB de Canarias según datos del Instituro
Nacional de Estadísticas (INE), elaborados por España y correspondientes al año
2008. De eso viviremos desde luego todos mucho mejor que ahora, incluyendo a la
pequeña y mediana empresa.
Nuestra
nación genera una gran riqueza económica año tras año (41.500 millones de € en
el año 2012, en plena agudización de la crisis crónica etc.). Esa riqueza en su
inmensa mayoría contribuye al estado de bienestar en otros lugares del mundo, especialmente
en España, mientras que en nuestras islas sólo queda una pequeña parte de la
riqueza generada, en manos de un grupo reducido de canarios o foráneos, entre
ellos los españoles, residentes o no. Eso hace necesario que la riqueza que
generamos sea redistribuida entre todos los canarios y sobre todo entre las
clases más desfavorecidas como nuestros mayores y los que viven bajo el umbral
de la pobreza. Generamos recursos suficientes para dotarnos de una red
sanitaria pública, infraestructuras, centros docentes, centros de
investigación, residencias para la gente veterana o para personas con problemas
psíquicos o físicos. Es necesario por tanto redistribuir entre la colectividad
los conocimientos y patrimonio cultural y buena parte de los beneficios
económicos que se producen en nuestras islas, como símbolo de la solidaridad
social que perseguimos.
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