martes, 15 de mayo de 2012

El nuevo colonialismo por *Francisco Castro


El nuevo colonialismo
*Francisco Castro 
“La historia se repite con otras caras y formas”. Es el título de un artículo que publiqué recientemente en la revista Iglesia Nivariense, que dedicó un número especial a la crisis. El Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC), con sede en Tenerife, celebró a finales de abril el Congreso Internacional Diálogo Fe-Cultura sobre este tema. Abrió esta destacada semana el eurodiputado, Jaime Mayor Oreja, con una ponencia muy interesante, con la que puso los puntos sobre las íes respecto a lo que subyace en este problema que acusa Occidente. Pero, vayamos por partes.
 ¿Qué quiere decir nuevo colonialismo? Vamos primero al origen de la crisis. La crisis tiene su origen en la política y la cultura. Esta ambigüedad se puede concretar de muchas maneras, pero lo fundamental, lo que hay que destacar, es que Occidente sufre un cambio de rumbo, que acaba de empezar y que no sabemos cómo terminará. Por eso, he titulado “La historia se repite con otras caras y formas”, lo que quiere decir que el principal problema de la crisis no es financiero, sino de poder. La economía, junto a la cultura, no es más, ni menos, que un instrumento para mover a las masas de un lado para otro. Pero la economía la ejecutan determinados políticos, que también provocan cambios en la cultura.
¿En qué sentido afecta la cultura al desarrollo económico y social de los pueblos? Sobre todo mediante la ética y la moral; mediante un cambio de mentalidad en la sociedad respecto a los valores. Por lo tanto, aquí tenemos dos elementos que no debemos perder de vista en el análisis de la situación y en la lectura de este artículo: política y cultura.
Después de la caída del muro de Berlín, y con la desaparición de los países de la socialdemocracia y la falta de aliados para la Unión Soviética, se impuso en Occidente el liberalismo y el capitalismo con no pocos tintes agresivos. La Unión Europea ha venido a significar un nuevo imperio, el imperio del euro y, por tanto, una nueva forma de colonialismo. El socialismo, y todas sus variantes, se vio mermado ante el florecimiento de nuevos estados de bienestar que daba este imperio del euro. Las corrientes socialistas más radicales optaron por viejas fórmulas que siempre le han funcionado: la propaganda cultural.
En el período legislativo de Margaret Thatcher, les surgió un interesante aliado a raíz de los movimientos antinucleares: la protección del medio ambiente. Era una buena excusa contra el capitalismo; “el capitalismo está acabando con el planeta”, han venido repitiendo desde algunos sectores.
Este imperio del euro trajo el enriquecimiento rápido para determinados sectores; al mismo tiempo que corrupción a todos los niveles; fragmentación de las sociedades; cultura del relativismo; desprestigio de los organismos internacionales. En definitiva, un sistema político y económico que ha fracasado.
¿Por qué el imperio del euro ha sido una nueva forma de colonización? Porque todos teníamos que estar a las órdenes e imposiciones de las corrientes imperantes en Europa. ¿Qué ha ocurrido ahora? Que el estado que ha comandado este imperio ve moverse hasta sus cimientos, es decir, Alemania, país que amenaza con la ruptura de la Unión Europea si los demás estados no cumplen unos requisitos. Estos temas hay que analizarlos con profundidad y no con la superficialidad con que los tratan la mayoría de los medios de comunicación.
Cuando parecía que Europa iba a mantener la hegemonía de la derecha y del “imperio” alemán, aparece Obama, cae Berlusconi, cae Sarkozy y gana Hollande en Francia, es decir, la izquierda vuelve a romper esta hegemonía del liberalismo. No es de extrañar, por tanto, que el PSOE lo haya celebrado como su propia victoria. Así es que en esta estamos, en una pugna por volver a cambiar el curso de Occidente y por volver a conformar otro “imperio”.
 “La historia se repite con otras caras y formas”, vuelvo a repetir.
Jaime Mayor Oreja dijo, en la apertura del congreso internacional del ISTIC, en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna, que “todos abandonaron la verdad de la economía para arrastarnos a una gran mentira”, y agregó que “el presente de la Unión Europea es el retrato de una crisis total. Pero, no es una crisis natural, derivada de los cambios en la sociedad, sino intencionada y de la cultura relativista”. La doctrina “que impera en la Europa de nuestros días –agregó- es la relativista; falta de cohesión derivada del déficit de valores, de aquellos valores comunes que configuraron Europa”.
Canarias se encuentra en medio de dos frentes, Estadios Unidos respecto a África y los cambios bruscos en Europa. Por eso, cuando se habla de colonialismo desde Canarias se habla, vamos a decir así, en términos modernos. Se puede ejercer el colonialismo de muchas maneras. En la Edad Media se colonizaba de una forma, en el siglo XXI, de otra. En Canarias no sólo hemos dependido de Madrid, sino del “balneario” de Bruselas. Debe ser un “balneario” cuando cada diputado -con la que cae, con una Europa que se rompe por las cuatro esquinas-, sigue cobrando siete mil euros al mes, sin contar gastos.
¿Qué podemos hacer desde Canarias mientras un imperialismo se desmorona y se conforma una nueva coyuntura cuyo fin desconocemos? Primero, los canarios de buena voluntad, que de verdad quieran esta tierra, se unan. Segundo, un esfuerzo de reivindicación de nuestra identidad, siempre de manera pacífica, dentro de la ley, con los instrumentos que nos da la ley y sobre todo la libertad de expresión. Un esfuerzo político que suene en distintos foros nacionales y extranjeros. La solicitud de unas políticas específicas para Canarias. Todo ello debe tender al bien común de los canarios. De ninguna manera podemos quedarnos sentados en espera a que nos resuelvan los problemas. Pero hay que insistir en la unidad de los canarios de buena voluntad que tienen un sentir común.
Algunos pueblos empiezan a alzar su voz en contra del yugo del colonialismo pos moderno, como se ha visto en el resultado político de Grecia, pero en ningún caso la violencia es una justificación. El fin no justifica los medios. Hay que luchar con la palabra no con las armas.
La primera reivindicación es una real e inequívoca libertad de expresión y de conciencia. Y a partir de ahí, expresar nuestra opinión con coherencia y contundencia, para poder tener credibilidad en los diferentes foros.
*Periodista.

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