Presentación conferencia Anghel Morales sobre Generación 21: nuevos
novelistas canarios.
[Palabras de salutación]
Es para mí una satisfacción compartir esta mesa con
Anghel Morales. Me ha invitado a esta charla, para que mis palabras sirvan como
preámbulo de las suyas propias. Esta invitación me planteó algunas dudas. La
primera y la de mayor enjundia, la perplejidad ante la cuestión de si un carácter
como el suyo necesita presentación alguna en los círculos de la cultura canaria,
lo que, de entrada, me dio señales de una generosa humildad; la segunda duda
consistía en verme a mí mismo, alguien bastante desconocido en esos mismos
círculos, presentándolo a él. En todo caso, el orden natural de las cosas sería
que fuese él quien introduzca a otras personas, como viene siendo habitual en
los últimos años, y, ¿por qué no?, que me presentara a mí. Espero que, de todas
maneras, en el futuro pueda ser así, si me decido a seguir adelante con mi afán
de escribir y le propongo a Ángel que me edite. Con esto, aprovecho para justificar
el motivo por el que al final me determiné a dar este paso temerario, no por irreflexivo
sino por osado. Cuanto entramos en materia, me explicó Ánghel que el asunto de
la conferencia a la que me invitaba era su papel como editor y en especial como
editor de un grupo de autores canarios en cuya obra ha puesto singular empeño,
y que yo, personalmente, he seguido por amistad con algunos de ellos y por
interés como lector en el caso de todos. Esta propuesta me tranquilizó un poco,
pues hablar de la labor editorial de esta persona a cuyo lado me encuentro sí podría
ser que esté a mi alcance.
En alguna ocasión, Anghel Morales ha contado cómo
su abuelo Víctor y su tío Juan fueron los artífices del renacimiento del Garoé
en el Hierro. Según atestigua Fray Abreu Galindo en su “Historia de Canarias”,
el árbol-manantial fue derribado por una tormenta en el siglo XVII, y aunque es
posible que se replantara en más ocasiones, la última vez que se hizo fue a
mediados del XX, en que sus parientes decidieron plantarlo y cuidarlo para que nuestra
identidad volviera a contar con este símbolo de vida. En su “Historia de
Canarias en décimas”, José Luis Rodríguez Alba deja noticia poética del empeño
y tesón de esta familia en recatar el árbol sagrado.
“Víctor García, el
abuelo,
fue el padre de Juan, el
tío,
que de ambos el señorío
del Garoé cuida con celo.
Las bendiciones del cielo
en Juan se hacen
proclamar
porque si vuelve a pasar
que el Garoé se perdiera
Juan y el Hierro, a su
manera,
lo volverán a sembrar”
De forma análoga, Ángel Morales ha contado que en
un momento determinado de su carrera profesional, había decidido dejar todas
las empresas en que había bregado (fue en su juventud luchador y sabe mucho de
esta palabra) para vivir retirado saboreando el vino de la Matanza. Pero un
buen día decidió regresar, como el Garoé, a ser fuente de nuestra cultura. Lo ha hecho desde entonces
detrás de los micrófonos de Radio Unión Tenerife, pero lo ha hecho manar
cultura, especialmente, en la dirección de la editorial Aguere. Y, ante todo, o
por lo menos recientemente, lo ha hecho al enfrentarse a una labor que durante
años ha sufrido también otro abandono, la de agrupar, unir, amalgamar, a un
grupo muy importante de narradores que andaban desperdigados. En la esencia, pues,
del linaje de este hombre, aparece la disposición a insuflar nueva vida a cosas
que conforman nuestro patrimonio, sean árboles, leyendas, literatura.
Pienso que esta característica suya es la que dio
lugar a esta empresa, que ahora va cumpliendo su primer aniversario, que ha denominado,
“solo para ubicarnos”, según escribe en su antología, “Generación 21: nuevos
novelistas canarios”.
Ángel ha sido siempre un pionero en muchas
aventuras que han ido conformando a lo largo del siglo pasado y que se prolongan
ahora en este que acabamos de estrenar nuestra idiosincrasia cultural en un
sentido amplio, que incluye una faceta artística y también reivindicativa de derechos
y libertades, políticos, religiosos, sociales a través de múltiples y diversas
actividades: joven cantautor en las guaguas herreñas; activista pro-amnistía a
finales de los 70, editor de múltiples revistas, libertarias, vanguardistas o
comerciales; periodista reivindicativo incluso en las crónicas deportivas;
escritor de poesía, de ensayo, de aforismos y divagaciones, de credos. Pero yo
creo, siguiendo también sus propias afirmaciones, que su tarea más importante
es la de impulsor como editor del talento de otras personas. Primero su trabajo
en la ya mítica Cooperativa de Artes Gráficas Yurena, “uno de los proyectos
culturales más importantes que se han dado en Canarias en las últimas décadas,
dándole la posibilidad a decenas y decenas de autores de publicar sus libros
con muchísimas facilidades, y muchos de los que hoy lideran el mundo de las letras
en las islas tuvieron en Yurena la posibilidad de editar su primer libro”,
según escribió en el año 2009 en la Revista Lúnula del Ateneo Obrero de Gijón.
Y ahora esta editorial Aguere que cuida con tanto perseverancia y mimo y que,
aunque no se limita a la publicación de los autores incluidos en esta
Generación 21, tiene en ello su principal empresa.
Ángel Morales se extenderá, supongo, en la génesis
y en el camino recorrido a lo largo de un año de esta Generación, y hablará de
los aciertos, los halagos y las críticas que ha cosechado, de lo conseguido y
de las expectativas. Yo quisiera tan solo destacar dos aspectos que me resultan
singulares en esta empresa y que están relacionados con mi trabajo como
profesor de lengua y literatura de alumnos adolescentes.
En primer lugar, como docente, agradezco la
síntesis en algunos contenidos que queremos impartir a nuestros alumnos. Cuando
abordamos la literatura canaria, nos encontramos con trabajos o bien incompletos
o deshilvanados o bien en exceso eruditos para las características de nuestro
alumnado. Si bien es necesario reconocer la labor realizada en las últimas
décadas por la Consejería de Educación, que ha publicado en dos volúmenes unos
materiales didácticos muy adecuados (entre otras cosas, porque han sido
elaborados por profesores de secundaria en activo), que dan noticia de nuestra
historia de la literatura canaria y proponen un acercamiento práctico y crítico
a sus textos, estos materiales no abarcan, como es lógico, a los autores más
recientes. La Introducción que el propio Ángel Morales elabora y adjunta a la
antología de relatos, muestra del trabajo de los doce autores incluidos, supone
un texto que en perfectas condiciones nos sirve como ese manual de la última
producción narrativa canaria. Que, por otro lado, pronto será superada ante los
proyectos de las editoriales Aguere e Idea de publicación de estos y otros
novelistas.
Y en segundo lugar, algo que aún como profesor que
tiene como principio no solo dar información, sino crear lectores, me interesa
más: la divulgación que los propios autores en persona puedan hacer de su obra.
Aparte de los continuos actos de presentación y divulgación en diferentes
ámbitos, esta antología, me parece, está suponiendo un acicate para que los
escritores se acerquen a los Institutos, unas veces apoyados por el proyecto
Canarias Lee de la Consejería de Educación, otros por propia iniciativa. Mi
experiencia me ha enseñado que estas charlas de los autores con los alumnos le
proporcionan a ambos un contacto directo de la que ambos se benefician. Los
alumnos, ante todo, tienen la percepción que quien ha escrito unos cuentos o
una novela, y que se presenta delante de ellos, son también personas, que le
explican las satisfacciones pero también los sinsabores de la creación literaria,
que les hablan del esfuerzo del escribir y de sus compensaciones, que tuvieron
una juventud y unas aspiraciones. Desde aquí, yo quiero pedir a las editoriales
canarias, incluyendo a Aguere, por supuesto, que dedique dentro de sus
posibilidades una parte de su esfuerzo a potenciar estos encuentros entre
alumnos y escritores.
Es cierto que yo no conozco mucho a Ángel Morales,
aunque haya seguido más o menos de cerca su trabajo al frente de esta
editorial, quizá de la manera que puede resultar más conveniente para una
actividad que, en el fondo, es un negocio: comprando alguno de los libros que
ha editado y leyéndolos como persona apasionada por la lectura. Y he entrevisto
algo que me resulta realmente encomiable, por lo poco frecuente y lo entusiasta,
y es por lo que lo he dejado para cerrar esta intervención mía: tengo la
impresión, y creo no equivocarme, de que este editor se preocupa realmente por
sus criaturas publicadas. Los actos de presentación y divulgación de sus libros
(de los que éste en que nos encontramos forma parte), aparecen continuamente en
los medios de comunicación, hay una entrega y un empeño personal en que el
trabajo de estos escritores se conozca, se compre, y se lea; lo que al fin y al
cabo es lo que conviene a todo aquel que, aun en papeles diferentes (autores,
editores, lectores) tiene algo que ver con la creación literaria.
Muchas gracias por su atención, y de nuevo, Ángel,
gracias por contar conmigo para este empeño editorial.
Damián H. Estévez
Guamasa, La Laguna, a 8 de abril de 2012
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