miércoles, 9 de septiembre de 2015

ODA AL MAR

ODA AL MAR

VITAL AZA
Pues señor; es preciso, indispensable,
escribir algo serio, algo notable.
Esos versos festivos y ligeros,
sin importancia, insustanciales, hueros
son baldón de la dulce poesía.
¡Habrá que “comprimirse” caballeros!
¡Nada de ligerezas! ¡Tontería!
Aquí se necesita  está probado-
en vez de ser ligero, ser pesado.
Lo he decidido ya, nada me inquieta.
Mi inspiración a chorros se desata…
¡Hoy me siento poeta!
No sé si acaso meteré la pata;
posible es que la meta;
pero, en fin, por probarlo no quede.
Ya veremos después lo que sucede.
Mas aquí para brillar y darse tono,
es preciso entonarse, y yo me entono:
“¡Oh, mar! ¡Soberbio mar! Sobre la espuma
de tus rugientes olas, que el embate
sufren innobles de la densa bruma…”
Ya se me fue la pluma
y acabo de decir un disparate.
Esto no vale nada.
Volvamos a empezar. Es lo prudente.
¡Ven en mi ayuda, inspiración sagrada!...
Ya la siento venir... Ya arde en mi frente
Lo que es ahora sé que ya no dudo:
¡Oh, mar! ¡Soberbio mar! ¡Oh, mar hirviente!
¡Oh, proceloso mar! ¡Yo te saludo!”
Así, perfectamente
me ha salido muy bien, ¡pues ya lo creo!
Ya sé que al mar le tiene sin cuidado
que lo salude o no, pero deseo
que vea el mar que estoy bien educado.
No quita lo cortés a lo inspirado.
"¡Yo te saludo, oh, mar! ¡Y no te temo!...”
“No te te” ..no está bien, en poesía
cometer tan atroz cacofonía.
Conocer los defectos ya es bastante.
Borremos el verso y adelante:
"No con temor, con amoroso anhelo
veo ¡oh, mar! que se elevan orgullosas,
hasta tocar en el azul del cielo
tus ingentes montañas espumosas”
El adjetivo “ingentes”,
por no estar al alcance de las gentes,
es aquí de un efecto extraordinario.
Las palabras vulgares y corrientes
no son para estas odas, convenientes.
¡Para algo ha de servir el diccionario!
"¡Humilla tu altivez, - ¡Oh, mar!  que inmolas
con loco orgullo tu pasión vencida;
que, al morir en la playa, son tus olas
imagen verdadera de la vida!”
Me gusta este cuarteto. Es muy bonito.
¿Qué hay dos ripios decís? ¡Pues no los quito!
Bien disculpa dos ripios, - ¡poca cosa!-
el decir una idea tan hermosa.
Yo  -a la verdad-  con nadie apostaría
a que la idea sea mía;
mas sea de quien sea ,
la originalidad en poesía,
está en el modo de expresar la idea.
Sobre estas dudas, pues, hagamos punto
y vayamos al fondo del asunto:
"Guardas ¡oh, mar! en tu profundo seno
- como guarda el avaro su tesoro-,
revuelto en el cieno
perlas, corales y lingotes de oro”
¡Qué atrocidad! No sé lo que me digo
“¡Oro en lingotes en el mar profundo!”
Puede ser que lo encuentre junto a Vigo
del cargamento aquel del Nuevo mundo!
¡En otra parte, no!¡La dulce lira
me ha obligado a decir una mentira!
(Mentira disculpable en un poeta,
pues mienten todos más que La Gaceta).
"Guardas, ¡oh, mar! en tu profundo seno..."
¡Cualquiera sabe lo que habrá en su fondo!
Pero yo he de insistir en mi manía...
"Guardas, ¡oh, mar! en tu profundo.."¡Bueno!
Que guarde lo que quiera, No respondo
de no decir alguna tontería.
"De tu insondable abismo, en lo más hondo;
de tus frías entrañas en el centro,
guardas, ¡oh, mar!...” Quisiera decir algo
y ¡nada!, no lo encuentro.
Me he metido en el fondo y ya no salgo.
Media hora hace ya que me chapuzo.
Ya no soy un poeta, ¡soy un buzo!
¡Vaya el mar al demonio! Estoy cansado.
No sirvo para el caso, ya lo veo.
Con tanto “¡Oh, mar!, ¡Oh, mar!” como he soltado,
estoy completamente “mareado”
Cuelgo la lira y vóyme de paseo
a ver si se me quita este “mareo”.

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