REFLEXIONES CON EL ARCO IRIS.
MANUEL DÍAZ GARCÍA
Reflexiones con el Arco Iris es la última
obra de Juan Francisco Santana Domínguez, presentada, el día 22 de marzo de
2021, en Estados Unidos, en el programa cultural Literatura Visión. Publicada
por Aguere y su editor Ángel Morales, con portada del insigne pintor
grancanario Manolo Ruiz y prólogo del poeta de Juncalillo Manuel Díaz García,
que es lo que a continuación van a poder leer:
Siempre que un autor encarga un prólogo está
poniendo en manos del que lo recibe el encargo de una tremenda responsabilidad
pues, el prologuista, se convierte automáticamente en el encargado de recibir,
acomodar y preparar al lector para que la estancia en la que se va a hospedar
durante horas o quizás días.
Si partimos de la premisa que nos dejaba
Edmund Wilson: “No hay dos personas que lean el mismo libro”, obviamente
querido lector, no verás ni sentirás lo mismo que yo en esta maravillosa obra
en la que pasarás, probablemente algunos de los mejores momentos que te
brindará el mundo de la literatura en toda tu vida.
Cuando Juan Francisco Santana Domínguez me
pidió que prologase su poemario “Reflexiones con el Arco Iris” no lo dudé ni
tan siquiera un momento, aceptando encantado y henchido de alegría pues es para
mí un honor.
Lo que él no me dijo es que tenía en mis manos, según mi criterio, su mejor obra literaria, si bien no la que más trabajo le ha dado, sí la más íntima y personal en la que Santana Domínguez nos muestra todas sus caras y sentimientos más comprometidos que nunca con el ser humano, la naturaleza y la historia. Coco Chanel nos dijo: “La belleza comienza en el instante en que decides ser tú misma” y al entender yo que en este poemario está la esencia del alma de su autor, lo entiendo por lo que es: Belleza en estado puro.
Te encuentras, estimado lector, ante un libro
hecho para los sibaritas de la literatura, del que, si te esmeras y profundizas
honestamente en él, saldrás del mismo siendo otra persona.
“Reflexiones con el Arco Iris” nos muestra al
Santana Domínguez, Doctor en Historia, que hace grandiosas incursiones en
infinidad de mitologías para expresar sus emociones, que nos habla de un sinfín
de lugares del planeta y nos sumerge con tino en leyendas e historias que nos
encogen el corazón, en que nos da la mano y nos transporta, a través de los
siglos, con un cariño y cuidado que nos deja perplejos.
En palabras del autor: ¿Por qué de prohibido
tildar a todo lo que de vida nos insufla, a todo lo que nos emociona y enaltece?...
¿Qué me dirás tú, respetado lector, o qué respuesta te darás a ti mismo sobre
esta pregunta que nos hace nuestro admirado autor? El que se va adentrando en nuestras
conciencias para hacernos reflexionar con el Arco Iris, que se nos muestra tan
honesto que puede ser que nos asuste, aunque nada más lejos de su intención.
Nos encontramos con el amante de la
naturaleza y activista defensor de ella, que nos hace saborear los frutos de
ésta y otras tierras, conocer la flora y la fauna en este insignificante pero
mágico planeta, al que debemos mimar como lo hace él en su poesía, regalándonos
fantásticas y deliciosas imágenes: “… maduros tunos indios, cogidos de tuneras
que crecieron en la lado de la luna en el que el deseo se escondía…” no me
negarás, mi caro lector, que no se emocionan tus papilas gustativas ante tan
tentador fruto y, a pesar de estar en un contexto belicoso, nos endulza el
paladar y nos sirve como bálsamo para el transitar por el poema que desvela las
inmundicias del hombre, las que desgraciadamente nos merman como seres humanos.
Nos hallamos también al amante del ser
humano, decía Mutsuo Fakahashi en uno de sus célebres poemas: “En cuanto a
nuestro sexo, no somos ni hombre ni mujer mucho menos neutro…” Eso es, lector,
mi perspicaz lector, quizás estés pensando que lo somos todo y nada ala vez y
esa es la esencia de la poesía de Santana Domínguez, un absoluto genuino que
nos abraza y nos hace cómplices de sus vivencias oníricas o reales, palabras
del autor: “… los sueños, los que no se producen despiertos, en sueños se
quedan”. Nos transporta de su cariñosa y fiel mano por todos los aspectos del
ser humano y nos hace profundizar en él, sin temor al lado desechable que nos
habita a todos, nos susurra complacientemente que podemos ser nosotros mismos y
aspirar a nuestros más íntimos deseos y anhelos sin reparos ni complejos.
Steven Spielberg nos regaló esta frase: “Yo
sueño en la noche, yo sueño todos los días. Yo sueño vivir:” Y yo, y quiero
suponer que tú, que ahora mismo estás viviendo sobre estas líneas, mi grato
lector, también compartes lo que estos dos genios nos desvelan con su arte. Hay
que soñar para vivir y hay que vivir para soñar, sin perder la perspectiva de
la realidad, y la realidad más plausible es la que se forja con pasión y amor,
un binomio indestructible.
Y de repente nos encontramos con el
antropólogo que nos regala perlas como el concepto de “no lugar” de Mark Augé,
que despliega como no podía ser menos en un libro que lleva en su título la
palabra reflexión, gran cantidad de filósofos, que nos traslada con su voz a ciudades y culturas
a las que ha admirado y estudiado con su habitual carisma de concordia y nos
hace creer que aún hay fe en el ser humano. Una vez dijo Elton John: “Es mejor
construir un puente que una pared.” Y eso mi dilecto lector tienes entre tus
manos, un puente indestructible hacia el ser humano consciente y respetuoso,
dador de amor y conciliador, que respeta, a pesar de los pesares, y enseña con
el ejemplo, que es la mejor de las armas de la dialéctica.
Como no podía quedar fuera otra de sus
grandes pasiones, cual es la docencia, y aquí el maestro nos trae palabras
antiguas caídas en desuso o casi, recuperándolas con acierto. También aparecen
latinismos, neologismos, canarismos, locuciones adverbiales poco comunes,
composiciones gramaticales, un arte excelso en el uso de los recursos
literarios, en definitiva, un exquisito manejo de la palabra y el verbo que nos
llevará a crecer y a multiplicar nuestro vocabulario personal, así como ampliar
nuestro intelecto. Yo no sé tú, mi apreciado lector, pero yo se lo agradezco
enormemente, máxime cuando hoy el día las redes sociales y los enredadores
sociales están haciendo un daño incalculable a esta lengua nuestra, tan rica y
tan llena de matices, que alberga a tantas culturas, que debería ser un ejemplo
para el mundo.
Y para mí, la parte más intensa de este
poemario, el erotismo, tratado espectacularmente por Santana Domínguez.
Emmanuelle Arsan nos decía: “El erotismo, ese triunfo del sueño sobre la
naturaleza, es el refugio del espíritu de la poesía, porque niega lo
imposible.” O aquella otra de Anaïs Nin: “El erotismo es una de las bases del
conocimiento de una misma, tan indispensable como la poesía.” En este poemario
Juan Francisco ha combinado, de manera magistral, esas dos Artes: Erotismo y
Poesía, llevándonos a alcanzar el clímax del gozo literario con la infinidad de
imágenes eróticas con las que nos agasaja en su mundo de colores, en su arco
iris de deseos, en sus pasiones libidas, nos da potestad para disfrutarlas
igual que él.
Por último, habla también el cinéfilo, el
coleccionista, el amante de las artes plásticas, el apasionado de los cómics,
el hombre culto que no puede vivir sin la literatura, sim importar tiempo ni
espacio. Para ser honesto contigo, mi apreciado lector, y conmigo, he de decir
que con este humilde prólogo no muestro todo lo que Juan Francisco Santana
Domínguez nos ofrece, no contiene todo lo que te encontrarás en esta obra
literaria, la que estoy seguro pasará a los anales de la literatura por todo lo
que en ella habita. Dejaré tres reflexiones como colofón a mi modesto prólogo:
“Ama por la alegría de amar y no por la
oferta del corazón de otra persona.” (Marlene Dietrich)
“El amor no tiene cura, pero es la cura para
todos los males.” (Leonard Cohen)
Esto y más encontrarás en “Reflexiones con el
Arco Iris”, dejando para cerrar un fragmento de nuestro estimado y adorado
autor:
“Me colmé sin ser verdaderamente consciente,
en principio, de lo que en mi mochila introducía, y crecí aprendiendo de todo
aquel que me llevaba de la mano a beber de la fuente en la que saciaba su sed
Sabiduría y, sin apenas darme cuenta, fui haciendo de mi andadura una fortuna…”
Muchas gracias, mi querido y admirado Maestro
y hermano y espero, mi confiado lector, que sacies tu sed de sabiduría en esta
maravillosa fuente que nos ha legado Juan Francisco Santana Domínguez.
Manuel Díaz García
Muchísimas al editor Ángel Morales, al prologuista Manuel Díaz García y al artista plástico, autor de la portada, Manolo Ruiz. A todos mi inmenso agradecimiento.
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