FRANCISCO
LEZCANO LEZCANO
MARIANO
VILLARREAL
Terra Nova – Aramangelu – Vitoria - España
FRANCISCO LEZCANO LEZCANO
– POR MARIANO
VILLAREAL -
Coordinador y seleccionador de las antologías
Nova Fantástica
Fotografía de Francisco Lezcano en 2008,
publicada en su blog personal
Francisco Lezcano Lezcano[1] es un artista polifacético nacido en Barcelona el 19 de enero de 1934. Pintor, dibujante, escultor, muralista, pionero de la fotografía submarina, actor teatral, cultivador de las artes marciales, poeta y escritor de ciencia ficción, su nacimiento en la ciudad condal es pura anécdota, pues a los tres años se trasladó a vivir a Las Palmas de Gran Canaria: «En efecto, nací en Barcelona, pero no me siento catalán y menos aún catalanista. Soy simple y llanamente un habitante del planeta Tierra. Ciudadano del mundo».
En
su juventud gustaba corretear
por el campo y explorar la naturaleza de Tafira, zona residencial próxima a la
capital. Más tarde vivió en Lanzarote, Cádiz, Sevilla… En 1964 se trasladó a Madrid
para trabajar como técnico auxiliar de una multinacional de la construcción, en
donde llevó a cabo una magna exposición en la sala Toison D’Or; asfixiado por
el ambiente represivo de la España franquista, decidió exiliarse a París y
luego Bruselas, donde obtuvo el estatus de Residente Privilegiado: «En noviembre de 1971 abandoné España y quemé mis
naves, harto de Francisco Franco y su sistema esterilizante. Atravesé la
frontera con tres mil pesetas en el bolsillo, tres cuadros bajo el brazo y una
gran fe en mí mismo. Residí en Bruselas, exiliado político, hasta la muerte del
que hoy los nostálgicos llaman “militar autoritario” y se tragan lo de dictador».
En el exilio
conoció a Jean Fabre, secretario general del Partido Radical Italiano y líder
internacional de la Objeción de Conciencia y del Movimiento Europeo por la
No-Violencia; a él debe sus primeras exposiciones por la Paz y el Desarme en
Francia, en las que daba muestra de su arte socialmente comprometido y
antibelicista. Luego siguieron numerosas exposiciones en Francia, Italia,
Bélgica, Inglaterra y España, que llegan hasta nuestros días, y entre la que destaca
la celebrada en 1979 en la Conferencia Internacional por el Desarme en el
Palacio de las Naciones Unidas de Ginebra.
[1] Biografía elaborada a partir de presentaciones
y entrevistas realizadas al autor en diversos medios: Anticipación #3 (1967), Zikkurath
2000. Número 2006-7 (1976), Black
Hole #3 (junio de 1981), Nueva
Dimensión #136 (agosto de 1981), así como su blog personal, Wikipedia e
información facilitada por el propio Lezcano
Lezcano en una fotografía publicada en un periódico de 1981,
con motivo de una de sus exposiciones
Esta vocación humanista se trasladó también a su poesía y dibujos humorísticos, en los que apela a la ética y a la conciencia[1]. Cuadernos de poesía («Poemas para no hacer la Guerra», edición bilingüe), de ilustraciones satíricas («Oh, el Ejército») y cuadernos didácticos de dibujos por la paz («Vivir en Paz», editado por la Casa de la Paz de Bruselas), conforman una obra artística compuesta por una veintena de volúmenes. Poemas suyos han sido publicados en Francia, Bélgica, Italia, Holanda, Portugal, Alemania, Polonia, Argentina y México, además de España
Lezcano se confiesa «un artista “underground”, si esta palabra define el marginalismo, el anti-consumismo, la protesta, la no participación en los “circuitos”, la desobediencia civil,[1] Sus
dibujos y poemas cosecharon un notable éxito y algunos se convirtieron,
incluso, en eslóganes en diversas manifestaciones pacifistas, como la
acontecida en la villa de Assise que congregó a 50.000 personas
sin que ello sea considerado una etiqueta»[1].
Su arte es «multifacético y va del
expresionismo al dibujo político, pasando por la abstracción pura y el realismo
fantástico de la ciencia ficción. Todo impregnado de poesía y de calor cósmico»[2].
Lezcano es socio
de la Comunidad Europea de Escritores y Miembro de Honor de la Academia
Internacional de Artes, Ciencias y Letras Potzen
de Nápoles. En la actualidad reside entre Las Palmas y la localidad francesa de
Pamiers, próxima a Toulouse, dedicado a sus múltiples actividades artísticas y literarias. Entre ellas
destaca la realización de
numerosas exposiciones, la publicación de diversos poemarios[3], el libro de relatos El niño distinto y otros cuentos (Idea,
2010) y la novela realista de aventuras Fayna,
la canaria (Idea, 2019), así como algunas colaboraciones en forma de
ilustraciones para otros autores canarios o afincados en las islas.
En cuanto a su
narrativa de ciencia ficción, Lezcano podría encuadrarse dentro de la
denominada segunda generación de escritores españoles de ciencia ficción, junto
a Domingo Santos, Gabriel Bermúdez del Castillo, Ángel Torres Quesada, Carlos
Saiz Cidoncha, Carlos Buiza, Juan G. Atienza, Alfonso Álvarez Villar, Luis Vigil, Jaime Rosal del
Castillo, Juan
Tébar, José Luis Garci, Juan José Plans, Carlo Frabetti, Juan Extremadura, P.G.M.
Calín y algunos
otros, si bien siempre fue un autor independiente que procuró colaborar con
todas las publicaciones pioneras a su alcance. Domingo Santos lo presentaba así
en la Antología de novelas de anticipación VII de Acervo (1967):
«Francisco Lezcano Lezcano es poeta,
pintor e ilustrador de temas de fantasía científica, en cuyos tres aspectos,
haciendo honor al refrán de que nadie es profeta en su tierra, es conocido y ha
sido premiado multitud de veces en diversos países, pese a lo cual apenas se le
conoce aún en el nuestro. Sus relatos son siempre breves, y en buena ley se los
podría considerar más que relatos, simples esbozos, apuntes de temas, ligeros
bosquejos… lo que les da precisamente su mayor fuerza y un vigor especial».
En su
perfil de autor en la revista Anticipación
#3 (1967), Lezcano es descrito como «uno
de los principales hombres de la fantasía científica española»:
En 1956 empieza a desplegar una actividad desusada en torno
a la fantasía científica (…) da conferencias, escribe artículos, organiza
exposiciones… y como todo buen español, debe trabajar al mismo tiempo ocho
horas diarias como auxiliar técnico de la construcción puesto que la literatura
no da para vivir.
La personalidad de Francisco Lezcano es compleja, difícil de
desbrozar. Ama la fantasía científica por encima de todo, porque en ella ve el
único camino que nos puede conducir hacia nuestro futuro. Pacifista por
convencimiento, ha dedicado muchos de sus trabajos a combatir la guerra, y en
gran parte de ellos está siempre presente el peligro más grande que se cierne
hoy sobre el mundo: él átomo (…)
Su visión de la fantasía científica es ciertamente
particular. Sus cuentos son siempre relatos ultracortos (ideas-cuento, los
llama él), donde el tema apenas queda esbozado, es solo un leve indicio, un
pensamiento, dejando todo lo demás a la inteligencia del propio lector. Como
dibujante humorístico, una de sus facetas más destacadas, sigue el mismo patrón
y sus dibujos son también esbozos, el planteamiento de una situación que el
propio lector debe completar. Como poeta, hay en él una honda tristeza, una
cierta amargura, pero unida a una gran esperanza también: la del hombre que ve
los peligros que le circundan, pero que sabe que va a salir triunfante de todos
ellos.
[1]
Presentación de Francisco Lezcano en el fanzine Black Hole #3 (abril de 1981)
[1] Entre los más reseñables destacan La poesía de los hermanos Lezcano y Las dos caras de la naturaleza (Santa Brígida, 1998), 4 hermanos en las islas del tiempo (Consejería de Educación, Cultura y Deportes de Canarias, 2004), Como alas de mariposa (Torre Tavira, 2005), La otra lógica (Puentepalo, 2002) y La palabra (Beginbook, 2007)
Según
sus palabras: «Publiqué mis primeros
cuentos fantásticos en el diario La Tarde de la isla de Tenerife, entre los años 53-60. En la misma época,
algunos salieron en revistas especializadas en el género de Madrid y Puerto
Rico. Una carta de alabanza de Puerto Rico me animó a seguir escribiendo. Así,
comencé a publicar algunas cosas en México»[4].
En
paralelo, comenzó a dar sus primeros pasos en el terreno de la poesía y así, tras
publicar algunos poemas en varias revistas poéticas y antologías colectivas, el
poeta vasco Mario Ángel Marrodán le editó varios poemarios de corte social –Trasmallo al fondo (1961), Si plus ultra (1963)– y un breve cuaderno
de poesía experimental: Poemas en la
Orilla (1962). Gracias a este contacto, Lezcano escribió sus primeras
historias de ciencia ficción, tres cuentos breves –«El montañero», «Fernando» y
«Julio», este último con el seudónimo de Franck Sile «que usaba de vez en cuando, sobre todo con textos de trasfondo político
no gratos para los cancerberos de Francisco Franco»–, un poema y una
ilustración en el fanzine Astral
(julio de 1963), editado por el francés Jacques Ferron.
Estas
narraciones tuvieron una buena acogida y la relación con Ferron se estrechó,
por lo que su participación en otras publicaciones del Cercle Littéraire
d'Anticipation (C.L.A.) se hizo más que frecuente. Entre 1963 y 1967, Lezcano
publicó cinco relatos: «Symbiose» (Simbiosis, Le Jardin Sidéral #14-15), «La famine» (Hambre, LJS #17-18), «La ferme
experimentale» (Granja experimental, LJS #19-20), «Julio» (firmado como Franck
Sile, Sol III #5) y «Le miroir» (El
espejo, Via Lactea
#7); más
de una treintena de ilustraciones –una de las cuales se tomó como imagen identificativa
del Círculo– y diversa información relacionada con sus exposiciones; también se
le concedió el Gran Premio de Ilustración en uno de sus certámenes. Cabe añadir
que sus dibujos caricaturescos fueron reseñados en otra importante publicación
francesa de la época: la revista Fiction.
Lezcano
recuerda que: «Animado por la buena
acogida que en el extranjero se daba, no solo a mis cuentos, sino a mis
dibujos, escribí a varias editoriales españolas, pero ahí me rompí los cuernos.
Las casas españolas tenían sus escritores de élite, sus clanes, sus capillitas…
y, sobre todo, su manera de ver las cosas: los escritores españoles estaban
desprestigiados y no eran comerciales (?). Ediciones Acervo fue la única en
responderme de modo positivo. Se portaron conmigo, siempre, de un modo admirable,
dándome toda la iniciativa y confianza que necesita un autor. En Madrid, establecí
contacto con Carlos Buiza y comencé a publicar en su fanzine Cuenta Atrás y a hacer dibujos. Junto a Carlos Buiza,
conocí a otros escritores españoles que comenzaban y, gracias a los contactos
que tuve con ellos, pude publicar cosas»[5].
A este
periodo (1966) corresponde la fundación del efímero Club Canario de Ciencia
Ficción, que llevó a cabo diversas actividades, entre ellas la publicación de
un par de modestos fanzines y la organización de un cine club universitario en
Palma que proyectó las películas La mosca,
El experimento del doctor Quatermass,
Metrópolis y El testamento del doctor Cordelier de Jean Renoir, del que, al
parecer, se hizo eco la radio y televisión locales[6].
En el
Diario de Las Palmas publicó el cuento
corto «Dimensionaje» (11 de noviembre de 1965), un completo chiste de marcianos.
Ese mismo año apareció «El montañero» en Antología
de novelas de anticipación V de Acervo, que se reeditaría luego en la
revista de divulgación científica Algo
#127 (abril de 1969). Un año más tarde y en el siguiente volumen de Acervo,
haría lo propio con los cuentos «Hambre» y «Haldous», este último una historia acerca
de un modesto robot limpiador que se ve envuelto en un asesinato.
[1] Sobre mí mismo, en Zikkurath
2000. Número 2006-7 (1976)
[1] Sobre mí mismo, en Zikkurath
2000. Número 2006-7 (1976)
[1] Este club, y algunas de sus actividades más señaladas, ha sido posible datarlo gracias a las referencias incluidas en las publicaciones del C.L.A.
1967
fue un año particularmente prolífico para su narrativa de ciencia ficción. La Antología de novelas de anticipación VII
de Acervo, monográfico dedicado a la ciencia ficción española, incluyó nada
menos que ocho cuentos suyos: «Dimensionaje» y «La granja experimental» ya han sido
comentados; «Trasplante experimental» era un nuevo chiste de extraterrestres
que abducían, a su vez, a otros extraterrestres; «Hemos llegado» planteaba una
invasión de ojos-cerebro –una especie de sondas simbióticas– por parte de un
ser procedente de otro mundo; «Avería» proponía una visita turística a una
ciudad del futuro; «El náufrago» era un cuento de horror protagonizado por un
nuevo ente alienígena; «Todo va bien» narraba el intento de repoblar un planeta
lejano con humanos in vitro. El más interesante de todos era, sin duda, «Los
intermedios», una historia que denunciaba la discriminación que sufrían los
nacidos in vitro, llamados despectivamente “humanoides de tarro”, y su lucha pacífica
por alcanzar plenos derechos civiles, una idea que repetiría en otros relatos.
Este cuento permitía, además, una lectura en clave alegórica de la situación
represiva que vivía España en aquellos días y la presión internacional en favor
de la instauración de la democracia.
En
1967 aparecieron otros relatos: en el siguiente volumen de Acervo lo hizo
«Litofagia», en donde un meteorito que caía sobre la Tierra liberaba unas
extrañas bacterias que se alimentaban del cemento, con lo que la civilización
humana estaba condenada a su extinción; «El anti», publicado en el fanzine Cuenta Atrás-93, era una alegoría en
clave extraterrestre de la juventud, sus ideas de conocimiento y libertad, y
también un nuevo ejemplo de relatividad entre especies; finalmente, «Diario de
un psiquiatra» apareció en la revista Anticipación
#3, una historia distópica que planteaba una sociedad gris debido a una droga
social de ingesta obligatoria, donde los soñadores y poetas eran considerados
disidentes que debían ser internados en hospitales psiquiátricos. Ese mismo
número de Anticipación incluyó el
poema «Rogativa de un astronauta» y una muestra de su humor cósmico, un conjunto
de ilustraciones satíricas que ocupaban siete páginas.
A
agosto de ese mismo año corresponde su novela corta El enviado, publicada en quince entregas por el diario Informaciones y prologada por Carlos
Buiza, enfant terrible de la ciencia
ficción española de aquella época[7]: «Un astronauta japonés y un mundo que no es la Tierra son sus
protagonistas (…) La ausencia de comunicación, que tanto preocupa a los
escritores de ciencia ficción, adquirirá fatalmente dimensiones desconocidas en
las supuestas futuras relaciones con otra raza inteligente distinta a la
nuestra».
En
1968 solo consta su colaboración en una especial ciencia ficción de la revista La Familia Española #113, la reedición
de «Simbiosis» en el fanzine Sol 3 de
Luis Vigil y unos chistes gráficos en la revista juvenil La Ballena Alegre #34 (junio de 1968).
En
1969 continuó publicando en Antología de
novelas de anticipación IX (1969) los cuentos «No podían saberlo» y
«Prohibido coger flores», un nuevo ejemplo de primer contacto con final
desastroso, si bien no exento de humor, y una gozosa invasión por parte de unas
flores alienígenas. En el volumen XVII de Acervo (1972), nuevo monográfico
español, concluiría su contribución a esta serie con «Los chupópteros» y «No es
normal», crítica social en forma de una clase pudiente que chupa la sangre a
los pobres y una historia acerca de un muchacho con poderes extrasensoriales. También
publicó el relato de terror «El ruido» y reeditó «Fernando» en la revista
satírica Mata Ratos (1 de octubre y 1
de noviembre de 1969).
Ese
mismo año comenzó una nueva colaboración en la revista Myne Magazine, heredera de la otrora popular Ellery Queen’s Mistery Magazine consagrada al género policiaco. En
ella publicó los cuentos «Humanoide de tarro» (#7, julio-agosto de 1969), luego
reeditado en el fanzine Zikkurath 2000.
Número 2014 (1978)[8], variación en clave menor
del citado «Los intermedios», y reeditó «No es normal» (#8, septiembre-octubre
de 1969).
Además,
Lezcano tomó parte en algunos de los recopilatorios y números especiales de
revistas más señeros de los años sesenta. Así, aunque no participó en la
seminal Antología española de ciencia
ficción (Edhasa-Nebulae, 1967) compilada por Domingo Santos, sí lo hizo en
el especial número 7 de la revista Anticipación
(finales de 1967) con la reedición de su cuento «El anti», en donde Santos y
Vigil ofrecieron una panorámica histórica de la evolución del género en nuestro
país a través de sus autores más representativos y conformaron, de paso, una de
las antologías más ambiciosas de entre las editadas antes de la Edad de Oro de
la ciencia ficción española.
La
revista Cinestudio #60-61
(agosto-septiembre de 1967) fue una especial ciencia ficción que incluyó un
«Coloquio sobre SF» en el que participaron nueve conocidos escritores de la
época, a saber y además de Lezcano, Santos, Juan G. Atienza, Carlos Buiza, José
Luis Garci, Carlo Frabetti, José Luis Martínez Montalbán, PGarcía y Mercedes
Valcárcel. Lezcano publicó el artículo sobre cine: «Sobre monstruos y criaturas deformadas, sobre
"O.N.I.S.", sobre un cine extraño y desconcertante».
Poco después hizo lo propio en La Estafeta Literaria #390 (24 de
febrero de 1968), un nuevo especial ciencia
ficción que contó con relatos cortos de Juan José Plans, Narciso Ibáñez
Serrador, Carlos Buiza, Raúl Torres, Pedro Sánchez Paredes, Manuel Pacheco,
Juan Tébar, José Luis Garci, Alfonso Álvarez Villar, Antonio Ribera, Luis
Vigil, Carlo Frabetti, Juan G. Atienza y Domingo Santos. Lezcano publicó el
poema: «Mañana», que también ilustró.
Por
último, el cuento «Las
chicharras» formó parte del segundo volumen de la Antología española de ciencia ficción, seleccionada por Raúl Torres (1972,
Propaganda Popular Católica). El cuento describe cómo una nube de langostas provoca
la trasferencia de un anodino operario a un universo paralelo, en donde los
seres humanos son tomados como una curiosidad de entomólogo; un nuevo ejercicio
de relativismo con final horror/humor.
Durante
los años setenta, Lezcano siguió colaborando asiduamente en algunos fanzines
españoles y extranjeros. En Zikkurath,
editado por Fernando Pérez Fuenteamor, publicó e ilustró los relatos «El dodecaedro» (1975) y «El
alquimista» (1978), además de elaborar las portadas de Zikkurath 2000. Número 2014 (julio de 1978) y Zikkurath 3/4 (abril
de 1980), correspondientes a distintas épocas de la publicación. El primero narra
una catastrófica invasión alienígena en un país que bien podía ser la España
tardofranquista y el segundo una viñeta humorística acerca de un moderno
alquimista que prepara un elixir alquímico. Zikkurath
2000. Número 2006-7 (1976) incluyó
un dossier dedicado al autor, que constaba de su autobiografía, una entrevista,
varios artículos propios, el cuento «A puerta cerrada» –una agria escenificación de las conversaciones por la
paz entre los dos máximos mandatarios de ambas superpotencias– y la poesía «Desde el futuro».
Para Psicosis #3 (1978) elaboró la portada. En If…, editado por Juan José Aroz, publicó el relato «El miedo es libre» (1979). En Gnomo, de Juan Gascón, ilustró varios relatos y publicó «Una historia simple» (1980), luego reeditada en Black Hole #3, de Carmelo Rosales, junto con «El poder es mío» (1981) y varias ilustraciones. El primer cuento es una historia de terror sobre fantasmas; el segundo, de carácter mitológico y animista, tiene como protagonistas a los moradores de las islas Canarias; y el tercero es una nueva historia posapocalíptica que relata una enconada persecución entre dos supervivientes por un valioso objeto encontrado en las ruinas de una ciudad. En Kandama #4 (diciembre de 1981) publicó un cómic. A raíz de todas estas colaboraciones, Lezcano estuvo presente en la VI HispaCon celebrada en Madrid, en diciembre de 1978.
Portada de Zikkurath 2000. Número 2014 y dossier Lezcano incluido en Zikkurath ¾ |
En lo
relativo a publicaciones extranjeras, el volumen Social-Fiction espagnole (enero de 1974, Ides et Autres #1),
compilado por el belga Bernard Goorden, incluyó el relato «Faim» (Hambre) y Paraliteratures de la Peninsule Iberique
(octubre de 1975, Ides et Autres #6) el cuento «Le Dodécaèdre» (El
dodecaedro), además de ilustrar la portada. Por otra parte, Lezcano incluyó
dibujos en Fictions d’Amerique Latine
(invierno de 1974, Ides et Autres #3), Souvenirs
du futur (diciembre de 1975, Ides et Autres #9), SF Italienne (marzo de
1976, Ides et Autres #12) y SF des Pays
de l’Est (abril de 1976, Ides et Autres #13); a destacar dos páginas completas
en Histoire de la science-fiction et du
fantastique espagnols (noviembre de 1975, Ides et Autres #8), escrito al
alimón entre el citado Goorden y Carlos Saiz Cidoncha, y en donde se destacaba su
cuento «La botella sin genio». En 1976 ilustró la portada y contraportada del
fanzine belga Octazine #2, dibujo
inspirado en su novela corta «El enviado». Goorden también publicó su poema
«Appréhensions» (No olvidemos) en Adaptations
(octubre de 1977, Ides et Autres #20) y reeditó su cuento «Symbiose» en SF Informations (1975), un boletín
previo a la organización por su parte de la EuroCon de Bruselas en 1978. Además,
ilustró el cuento de Carlos Saiz Cidoncha «L'Autre gardien» (Los guardianes de la puerta) en la
revista gala Antares #8 (1982).
En
cuanto a colaboraciones italianas, Lezcano elaboró la portada del número 7 de
la revista comercial Futuro[1]
(27 de julio a 27 de agosto de 1964), así como diversas ilustraciones del
interior. También representó a España en la antología Fantascienza: Guerra sociale? de Roberta Rambelli (1965) con «Tre
contatti col mondo nuovo» (Tres contactos con el nuevo mundo), en traducción de
Ugo Malaguti, compuesto por los relatos «Il caso del "Maria
Celeste"», «L'occhio» (El ocho) y «Robotica». Por otra parte, publicó
dibujos en el fanzine Numero Unico #6
dedicado a la ciencia ficción francesa (abril de 1966), que contenía una
extensa nómina de autores, entre ellos H. H. Browning; lo más interesante para
el lector español de este fanzine es la relación de publicaciones italianas –Oltre il Cielo, Il Corriere dello Spazio, Urania,
Galassia, MicroMega, Interplot, Aspidistra, Nuovi Orizzonti, Orsa
Maggiore, Siderea, Effemeridi, la colección Proxima– y francesas –Fiction, Interplanet, Mercury, la
colección Rayon Fantastique– que daba
cuenta, tanto amateurs como profesionales. En el fanzine Astralia Speculative Fiction
#3 (junio de 1975) publicó el relato «Simbiosi» y en la antología de fantascienza latina Altre Finzioni[2]
(septiembre de 1978), un número especial de Astralia
seleccionado por Gian Filippo Pizzo, el cuento «Fame» (Hambre).
Además
de francesas e italianas, Lezcano colaboró con publicaciones de ficción
científica de otros países. En el fanzine belga Between (circa finales 1975) incluyó una ilustración; en Portugal
publicó el cuento «O Dodecaedro» (El dodecaedro) en la antología Alguns dos Melhores Contos de Ficção
Científica (1978), editado por Romeu de Melo; y para la revista Dommage (julio de 1981) dibujó un cómic.
[1] Futuro, subtitulada Revista bimestral
italiana de ciencia ficción, fue una revista editada entre mayo de 1963 y
noviembre de 1964, que alcanzó 8 números. Fundada por Lino Aldani, Massimo Lo
Jacono y Giulio Raiola, fue el primer ejemplo de revista íntegramente concebida
y gestionada por expertos italianos, donde se ofreció a la joven ciencia
ficción transalpina un espacio para crecer, así como un alcance internacional
[2] Lezcano elaboró
para Pizzo la portada de la antología Finzioni
en febrero de 1976, que iba a incluir autores de Europa y Sudamérica.
Retrasos en la publicación de este recopilatorio produjeron cambios en el
portadista y en el título del volumen
La
última colaboración conocida, con la que al parecer se despidió de la narrativa
de género para dedicarse por completo a su labor pictórica y escultórica[1], fue el cuento «No
ocurrían cosas interesantes» publicado en Nueva
Dimensión #136 (julio-agosto de 1981), número en el que, además, incluyó un
portfolio. Fue, sin duda, uno de sus mejores trabajos, de los más extensos,
literarios y filosóficos, en el que describía un intento de abducción de una
joven pareja por parte de un OVNI en una localidad costera. Cabe señalar que
Lezcano fue colaborador de esta revista desde sus inicios y ya en el número
inaugural ilustró un cuento, como también ilustró contenidos de su predecesora Anticipación en los números 1 y 7.
No sería hasta el año 2017 en que retornaría a una publicación de género; en concreto, la revista MiNatura #155 y #156, donde reproduciría varias de sus coloristas ilustraciones. Al menos, durante estos casi cuarenta años de ausencia publicó su único volumen de narrativa fantástica, la antología Tres hermanos con mucho cuento (Caja Insular de Ahorros de Canarias, 2003), en la que Francisco compartía espacio con sus hermanos Pedro y Miguel. En este libro recopiló algunos de sus cuentos más conocidos –«Avería», «Los chupópteros», «Hambre», «Haldous», «La granja experimental», «El montañero», «Los intermedios», «Dimensionaje», «Flash back», «Litofagia» y «Abuelo Juan Cuba»–, que acompañó de ilustraciones y collages.
Cubierta de 3 hermanos con mucho cuento.
En orden,
Francisco, Pedro y Miguel
En
2020 reinició la andadura de La Hoja
Viajera, un escueto boletín aperiódico de solo cuatro páginas en formato
PDF, nacido en 1990 y de contenido variado: cuentos[2], ilustraciones,
fotografías, detalles relativos a su obra pictórico-escultórica y la de otros destacados
artistas, noticias científicas, poemas, curiosidades relacionadas con la flora y
fauna de las Canarias y otros lugares exóticos, acontecimientos destacados de
su vida, reflexiones, colaboraciones externas, etc.
A
modo de resumen de su labor literaria, podemos concluir que Francisco Lezcano no
es un estilista sino un humanista, un intelectual profundamente preocupado por el devenir
del hombre y la sociedad, un militante en favor de los derechos humanos que ha
puesto su arte al servicio de la libertad. En cierta entrevista[3], aclaraba: «La ciencia
ficción para mí es un medio de comunicación. La SF es, también, una forma de
humanismo. El género pone al hombre frente a situaciones que le preparan para
el futuro, le ayudan a mejorarlo o a prevenirlo. Aprende a tener su espíritu
abierto a “otras posibilidades” (…) La ciencia ficción es un impacto contra
muchas bases establecidas sobre prejuicios tradicionales de todo tipo. La SF
obliga a la especulación de pensamiento. En pensar radica el verdadero progreso».
Durante
los años sesenta y setenta se reveló como un auténtico pionero de esta narrativa,
alcanzando metas internacionales cuando la mayoría de sus coetáneos se iniciaba
en el terreno de los fanzines. Sin lugar a dudas, fue uno de nuestros autores
más conocidos a nivel mundial, sin que ello desgraciadamente trascendiera a la
mayoría de aficionados de la época y de nuestro presente. Igualmente, fue uno
de los primeros escritores en publicar ficción científica en periódicos y
revistas generales de amplia tirada; una figura, por tanto, a reivindicar.
Jean
Fabre decía de él que era: «Hipersensible,
dotado de una imaginación que parece no querer quedarse nunca en los límites de
lo razonable» y aseguraba que Mono y
esencia de Aldous Huxley le había marcado profundamente.
Para
Buiza[4], «Los relatos de Lezcano responden a dos características de evidente
garantía en SF: concisión y originalidad. Recuerdan a veces en la forma de
tratamiento a la del norteamericano Fredric Brown, maestro en el arte de la
brevedad y de la sorpresa. Curiosamente, el mismo autor confiesa haber leído
pocas obras del género».
Por
su parte, Lezcano aclara[5] que «Casi todas mis historias son imaginarias, pero en muchas de ellas los
hechos reales, consecuencia de experiencias personales o resultado de
investigaciones propias, forman el ochenta por ciento de la narración. Entre
las historias parcial o totalmente reales, aunque haya cambiado los nombres, la
situación y haya especulado con el final para hacerlos espectacular o,
simplemente, para dar la solución están: “No ocurrían cosas interesantes”, “Por
un vaso de agua”, “Nadie la conocía”, “Las manchas”, “La casa de Margarita”,
“La salamandra” y “Una cita en el bosque”». La mayoría de ellas, al
parecer, son cuentos de terror que, o bien siguen inéditos o fueron publicados
en medios hoy día desconocidos; cuentos que, además, tenía por costumbre
reeditar aprovechando la escasa tirada de las publicaciones de género, lo que
ofrece una idea de lo prolífico que era.
En sus
relatos, Lezcano hace gala de un estilo muy personal a la hora de tratar aquellos
temas que le preocupan en mayor grado: el peligro atómico, el horror de la
guerra, el primer contacto con otras posibles especies inteligentes, el
relativismo humano frente a un cosmos poblado por fuerzas y criaturas de lo más
extraño… argumentos que muestran de manera explícita su desencanto hacia nuestra
sociedad, si bien no exento de un cierto grado de optimismo final, una fina
ironía y un gran amor por la naturaleza. Relatos que, con frecuencia, comparten
detalles argumentales o de ambientación, como situados en un mismo universo
coherente: el nuestro.
[1] Por su
vinculación con el género, cabe destacar la invitación a exponer su obra en la
II Semana de la Ciencia Ficción celebrada en la localidad francesa de Roanne (7
a 14 de marzo de 1981)
[2] Entre los contenidos fantásticos,
citemos: «Adela Magenta o la cuadratura del círculo» (#21, 26-4-2020), una
divertida historia acerca de una señora capaz de poner huevos cuadrados; o la
reedición de «Julio», rebautizado como «Astronauta de permiso» (#35, 14-6-2020)
[3] Entrevista en Zikkurath
2000. Número 2006-7 (1976)
[4] Presentación de la novela corta
«El enviado», en el diario Informaciones
(agosto de 1967)
[5] Entrevista en Zikkurath
2000. Número 2006-7 (1976)
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