HA SIDO EL ÚNICO“LIDIADOR”
HERREÑO
HERREÑO
Rafael ZAMORA MÉNDEZ.-**
Cada vez que
deambulo, camino o paso frente a la trasnochada fachada de nuestra desaliñada
PLAZA DE TOROS, al inquieto magín
me vienen una enorme cantidad de melancólicos
ensimismamientos, trayéndome a la
memoria aquellas renombradas jornadas de monumentales LUCHADAS CANARIAS, de
innumerables CONCIERTOS CARNAVALESCOS y...¡hasta de gratas y estivales proyecciones cinematográficas al aire libre,
grata y viciosamente regodeándome las nicotinadas delicias de algún buen veguero palmero!
Contra la acusada
tradición, práctica habitual de cada pueblo o jurisdicción a favor de los
martirizados astados, gota a gota, migaja a migaja, se van aboliendo estos
restringidos festejos, en la actualidad, protestosamente limitados.
Recordando al
generoso tío RODOLFO MÉNDEZ MACHÍN, hijo de mi legendario abuelo MÉNDEZ, quien
durante muchos años fuera todo un modélico Ordenanza aleccionador del Excmo. Ayuntamiento de
Valverde de El Hierro, excepcional pescador, que jamás nos quiso facilitar su
secreta fórmula de “masa” para enganchar con tanta facilidad a una multitud de
peces, siendo el campeón entre otros
muchos que a su lado estaban realizando la misma faena y que nunca lograban
enlazar ni un solo seco pejín de aquellas prismáticas azules profundidades
marinas insulares.
Tenaz adepto a
nuestro vernáculo Deporte, dejó de asistir a los mismos, desde el primer día
que le cambiaron el nombre de su Equipo
“RAMÓN MÉNDEZ”, para encajarle otro de impreciso aspecto económico-comercial.
En una de las
cortas visitas que a la Península llevara a cabo, invitado por sus
acogedoras hijas, al pasar por uno de
los clásicos mercadillos que en cada localidad suelen surgir, un astuto
proveedor cañí, le vendió un alto y prolongado diseño, de esos carteles en los
que se anuncian las corridas de toros, con la particularidad de que, entre los
afamados nombres de los participantes, MANUEL DÍAZ ( EL CORDOBÉS) y MANZANARES,
dejaban un espacio en blanco y en donde,
en un periquete, con las mismas letras
de imprenta, le acoplaron su nombre.
Como un bien
adjudicado trofeo, debidamente lo enmarcó, exponiéndolo en la bodega de su
hogar.
Una buena tarde,
recibió la repentina visita de un paisano que, desde Sabinosa, vino a verle.
Saboreando unas
copas con el mismo, en el aludido lugar, libando ambos el colosal vino que solía tener reservado para
sus mejores amistades, acompañadas de tostadas habas, pan y queso, el
individuo, todo pasmado y absorto,
releyendo el cartelón exclamó:
-.- ¡COÑO, SEÑOR
DON RODOLFO! ¿USTED FUE TORERO?
-.- ¡CLARO,
HOMBRE!Y DE LOS BUENOS!¿ POR QUÉ CREES TÚ QUE PERDÍ UNA MANO?¡¡
EN UNA ESTOCADA, LE METÍ HASTA EL MISMO PUÑO LA ESPADA EN EL
CUELLO A UNA DE AQUELLAS FIERAS Y... DE CUAJO, SE ME ARRANCÓ, FASTIDIÁNDOSE LA
FAENA Y BUENA PARTE DE MI EXISTENCIA!!!
-.- ¡JOLINES! QUÉ
IMPRESIONANTE!
-.- ¡MANOLETE, A MI
LADO, ERA UN PLAGIARIO DISCÍPULO!
¡TODAVÍA TENGO LAS
POSADERAS DESINTEGRADASDE LAS VECES QUE, VICTORIOSO, ME SACARON EN HOMBROS!
PERO, GRACIAS A
TODO ELLO, ESO, SÍ, PUDE COMPRARME ESTA CASA Y LAS BUENAS FINCAS QUE ME HACEN DISFRUTAR.
-.-¡PUES NO LO
SABÍA, CARAMBA!ABRACADABRANTE!
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Luego, más tarde,
al terminar la hospitalaria recepción, según me contara él, le tuvo que decir
la verdad al paisano, no sea a que fuera
extendiendo el divertido bulo por todas partes.
Nunca pasó por un
ruedo,
en toditos los
sentidos,
pero sí que fue
torero,
lidiando a capote
entero,
contra los males
sufridos.
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