CÓMO SE LAS COMPONDRÁ PEDRO
POR HERMINIO
¡Y, entonces, ya
Dios dirá! Porque no siempre ha de suceder como nos cuenten los unos. ¿O acaso
no es éste mejor regalo? Siempre y cuando, claro está, el vocablo progresista
guarde algún significado; positivo, por supuesto.
Ahora mismo –si se
tratase de un cuento–, depende de quién lo cuente; no tanto de quien lo
aguante. Ni aunque lo aguante su madre.
Para unos (que son
menos), sigue en pie, aunque bastante mermado, el recurso de Podemos, si el
asunto se tratase de echar mano a favor de un cogobierno. Cierto que sería
arriesgado –hay quien dice que certero–, pues tras los viernes sociales, sin
que de ellos apenas nos hayan quedado huellas, volverán, otra vez, crudos
inviernos, de fríos y de recortes sociales y de los otros, laborales y
pensiones… Y supresión de aquello que haya quedado, quizás, por privatizar.
Volverán, a pesar de en quien recaiga el signo de gobernar, y será tal cual lo dicten el FMI y el capital
europeo a las grandes corporaciones empresariales, para seguir intentando
remontar la crisis capitalista en esta
su nueva fase que asoma en el
horizonte.
Para otros (que
son, por supuesto, más), será según determinen los cantos de las encuestas. Que
no determinan mal, ya que esto es lo que apuestan: “ELECCIONES 2019. El CIS
constata el cambio de ciclo a favor de la izquierda y apunta a su triunfo en el
26-M.” Pero si es como auguran, los unos apuntan mal y, en tanto, no acertarán.
O sea, que la esperanza segura es lo que pronostican éstos: El triunfo cosechado
por el bloque de izquierdas el 28-A, se extenderá el 26-M, a nivel estatal, a casi la totalidad de las
comunidades dando lugar a una nueva situación que ampliará las posibilidades de
ensanchar los caminos para abordar
cómodamente las políticas del bloque progresista y que, de este modo, sea factible que se
logren sus objetivos programáticos, que oficiarán de mojones indicadores de los
alcances durante los próximos cuatro años. ¡Y, entonces, ya Dios dirá! Porque
no siempre ha de suceder como nos cuenten los unos. ¿O acaso no es éste mejor
regalo? Siempre y cuando, claro está, el vocablo progresista guarde significado
alguno, positivo, por supuesto; y dado que aún quedan augures profesionales
que, ejerciendo su opinión de mayor enjundia que éstas, se afirman en parte de
lo contrario.
Es el caso de esta
otra que, por estimar a Pedro –para mí que lo estima más allá de lo que pueda
valer nuestro trilero– mediante ella se augura sobre el riesgo de que a éste no
le cuadren de su lado, bien en suerte, las cartas de la partida –ya cuente o no
con Podemos y, allegadas, Unidas. Y aunque ahí igualmente está la banca, puesto
que lo mismo cuenta, presionando por imponer a Rivera, a pesar de los rechazos
de los militantes socialistas, manifiestos en la noche electoral del 28 de
abril. ¡Es que la banca es la banca, y la banca también pesa! Y no menos, sino
más que las torrijas de Cáritas y de todas esas colas de excluidos sociales que
se arriman al reparto, mientras que sobre un 40% de los hogares familiares de los
trabajadores se encuentra en riesgo de caer en la exclusión. Es decir, que lo
tienen crudo aún. Así que –según nos suena esta voz–, sean cuales sean, los
próximos resultados del 26-M, cara al futuro, se aproximan enmarcados en este
claro objetivo de los poderosos: Aislar al PSOE y rematar a Podemos.
Si bien sea que de
esta voz –quizás un tanto cargada de presión sentimental hacia el “sanchismo”
(de Sancho) –, a la hora de atribuir a sus deudos valoraciones políticas
positivas, tampoco se queda atrás en procurar resaltarlas, lo mismo juzgarán
otros que en el valor exagera, como pasa al sonar de esta manera, cuando dice:
“O un gobierno progresista impone un155 simbólico a los que hoy violan el
artículo 1 de la Constitución o se acabará en la involución democrática.
Sánchez vive una coyuntura análoga a la que vivió Azaña cuando advertía
que o la democracia doblegaba a Juan March o este banquero doblegaría a las
instituciones democráticas. Ochenta años después aún no hemos superado las
consecuencias de ese pulso perdido por el Estado español”.(de FERNANDO LÓPEZ
AGUDÍN, en “PÚBLICO”)
Y, en fin, que lo
ya dicho, de esta última, ya se verá que exagera. Mas si tengo que elegir una
opinión de las tres para mi apaño privado, sin descartar la primera, no me
quedo con ninguna de las otras dos restantes. Y aunque todos me digáis que no
viene mucho a cuento, o que opinar no vale nada, porque la tomé de Kaos,
prefiero cerrar con esta. Tampoco es más que otra cita: “El radicalismo de
derechas o nacional populismo, que se está consolidando en el seno de la
sociedad industrial globalizada, tiene el aspecto de un fenómeno de largo
recorrido. Mucho más relacionado con la deriva autoritaria en la que las
relaciones sociales capitalistas llevan inmersas desde hace prácticamente medio
siglo, que con sus expresiones electorales más recientes.”
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