VÍA CRUCIS DE PRISIÓN, DEBATES
Y FAJINES
GERARDO TECÉ
Día VIII de campaña
electoral: Viernes Santo con la cruz a cuestas de ver a políticos teniendo que
hacer campaña desde una prisión. Después de la escena de ayer, en la que al
presidente de ANC, Jordi Sánchez, los escaparatistas carceleros le colocaron
una bandera de España y un cuadro de Su Majestad El Rey Preparado –sólo faltaba
un lema electoral que dijera “¿Qué pone en tu DNI?– esta mañana le tocaba al
líder de ERC, Oriol Junqueras. En este caso sin linchamiento simbólico. Una
multitudinaria rueda de prensa. A un lado periodistas de todo el mundo. Al otro
Junqueras solo, desde una habitación de la cárcel de Soto del Real. El mensaje
de Oriol, obvio y claro: cuanta más fuerza tenga el republicanismo catalán, más
opciones tendrá en la defensa de sus posiciones. El fondo del mensaje, igual de
claro pero con unas toneladas de retranca: imaginaos si estoy dispuesto a defender
mis ideas, que estoy aquí, encerrado en una prisión por hacerlo. ¡Una abraçada,
Carles!, le faltó añadir. Superada la impresión primera por la novedad del
formato, los periodistas pusieron sobre la mesa el motivo que les había llevado
a esa rueda de prensa: ¿quién va a gobernar España si depende de ti, Oriol? La
respuesta de Junqueras nos situaba en el día siguiente a las elecciones: hará
todo lo posible para que en España no gobierne la extrema derecha, pero no
dejará de defender sus posiciones. “Os lo digo desde aquí, desde la prisión”,
repetía Junqueras otra vez, como mandándole una abraçada a Pedro.
Hablando de Pedro.
Si la frase dice que rectificar es de sabios, en este caso la rectificación del
presidente con el asunto de los debates televisados, además de sabia, parece
maquiavélica. Ok, ¿os ponéis tontorrones con vuestro debatito en la privada?
Pues tendremos dos. Acabamos el de TVE, recogemos las cosas, nos bebemos un Red
Bull y nos vamos a Atresmedia. El presidente lanza un órdago consistente en un
24 horas de Le Mans político. Veremos el resultado del movimiento de piezas.
Tras cada una de estas jugadas estratégicas del presidente, siempre imagino a
Iván Redondo –asesor gurú y mano que mece al presidente– acariciando un gato
sentado en un sofá orejero.
José María Aznar
estuvo ayer de procesiones por Sevilla. Las abdominales más famosas de la
derecha española –sólo por detrás de las del tronista y tertuliano Rafa Mora–
acudieron a un balcón de honor desde el que disfrutaron de la procesión de la
Hermandad del Baratillo. De las 71 hermandades que conforman la Semana Santa de
Sevilla, José María Aznar se decantó por la más mediática del momento: la que
este año ha realizado el recorrido exhibiendo un fajín perteneciente a
Francisco Franco. Todo un guiño a la unidad de la derecha. El pacto del fajín
podríamos llamar al asunto el día que Casado, Rivera y Abascal compartan
despacho en La Moncloa. El Consejo de Ministros estaría presidido por una
fotografía de la tableta incorrupta de Josemari posando con el fajín. En él se
aprobaría que la Semana Santa fuese eterna. Qué calvario.
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