DÍA 5: PSOE ♥ LA SANTA SEDE
GERARDO TECÉ
El quinto día de la
conga electoral nos deja un titular que, de algún modo, es histórico. El PSOE
renuncia en su programa a un great hit tradicional del socialismo en campaña:
prometer que, si gobiernan, revisarán los acuerdos con la Santa Sede. La
noticia ha dejado al votante de izquierdas como un futbolista confuso a pie de
campo: bueno, sí, sabor agridulce, ¿no? Agrio porque supone la renuncia a
reclamar para el Estado los 11.000 millones de euros anuales que, entre
exenciones fiscales y ayudas, recibe la Iglesia cada año en España por la
gracia de Dios. Dulce porque total, para qué. El PSOE ha decidido dejar de
marear a los electores con este asunto. ¿Para qué prometer una y otra vez algo
que una y otra vez incumplen al llegar al Gobierno?
Cuando Pedro
Sánchez dio órdenes a sus ministros de que se dejasen ver por las procesiones
de Semana Santa –aún confío en ver a Pedro Duque gritando guapa– debimos
imaginar que algo se estaba cocinando en la sacristía. Las malas lenguas dicen
que esta renuncia a meterle mano al chollo de la Iglesia –que supone casi el 1%
del PIB nacional– podría tener que ver con la necesidad de cultivar buenas relaciones
con El Vaticano, actor principal e incluso árbitro en la disputa por los huesos
de Franco. Si fuese este el motivo, podríamos estar ante los peronés más caros
de la historia.
Pablo Casado y
Albert Rivera siguen un día más con su pulso particular por ser el más español
del chiste en el que dos españoles se encuentran en plena campaña. Si Rivera
promete aplicar el 155 en cuanto pise La Moncloa, Pablo Casado sube la apuesta
y promete aplicarlo unos metros antes de pisar el interior del palacio de Gobierno,
desde el mismo jardín. Y además promete saltarse la Constitución arrebatándole
a Cataluña las competencias sobre prisiones. Suspender la autonomía catalana
como promesa electoral y saltarse la Constitución para hacer de carcelero de
unos presos políticos que aún no han sido condenados por los tribunales. Si ser
muy español es ser un pirómano, Casado 1-0 Rivera es el resultado de hoy del
chiste.
Los fichajes
estrella de los partidos aterrizan en política con la única consigna de imitar
el mensaje de sus jefes. Y en campaña se notan las costuras. Ruth Beitia
dimitió tras descubrir que aquello de hacer el ridículo en entrevistas no era
lo suyo. De Adolfo Suárez Niño no sabemos si aún no se ha dado cuenta o es que
no se ve sirviendo cafés en un Starbucks. De toda la saga de nuevas estrellas
mediáticas de la derecha, Juan José Cortés, número 1 del Partido Popular por
Huelva, es el alumno más aplicado en eso de imitar al padre político. Si Casado
acusa a Sánchez de tener las manos manchadas de sangre, Juan José intenta
agradar en casa asegurando sin pestañear que el presidente del Gobierno es
íntimo amigo de asesinos, pederastas, violadores y demás criminales. Su plan
oscuro sería, según Cortés, sacarlos a todos de la cárcel cuando le sobre un
rato después de romper España. El día que a los votantes de derechas les
moleste que sus líderes los traten como a niños de párvulo, España habrá
mejorado muchísimo.
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