EL INDIGNADO DE LA CRUZ DEL SUR
Artista
desconocido para las mayorías, alejado del mainstream cultural, Eduardo
Sanguinetti reposa en una obra crítica y poética que se da a conocer en
"Blues Circunstancial. The Big Relato".
Diez años antes de
morir, en la primavera de 1989, Aldolfo Bioy Casares escribió: “Más allá de su
psicología implacable y exacta de hombre de mundo, más allá de su desprecio por
lo vulgar, más allá de ese romanticismo que estalla en algunos episodios de su
obra, Sanguinetti es fundamentalmente un estilo, un ‘paso adelante’ donde el
sol brilla sobre nada nuevo”.
El referido es Eduardo Sanguinetti, un artista
polifacético, que maneja varias disciplinas, desde la música, el arte
performático y la literatura a la filosofía. Bioy lo llamó “dandy”, un adjetivo
que, aplicado a su persona, parece complacerlo.
“Se puede apreciar
el sentido del ser dandy, donde el cuidado de uno mismo y el placer son
congéneres, que apuntalan el sentido de libertad, de amor y virtud de artista”,
dice de sí mismo.
Crítico del sistema
artístico y económico actual, críptico, a veces caótico, Sanguinetti se deja
conocer en “Blues Circunstancial. The Big Relato” (Prosa Editores), un libro
pensado como un collage, en el que es posible leer sus ideas (plasmadas en
editoriales para diversos medios) y sus textos en prosa poética y en verso.
También aparecen entrevistas que le hicieron en revistas y opiniones que
escritores y periodistas vertieron sobre su persona.
Escribe, por
ejemplo: “Desde que el arte ha muerto, se ha vuelto extremadamente fácil
disfrazar a los policías de artistas”. Y también esto otro: “El mundo es el
mejor/lugar para esconderse./ Se puede controlar el tiempo,/meterse en él y/ no
hacer nada,/ no necesitas dioses ni gurúes./ No esperar nada,/ excepto de uno
mismo”/ Y nada pierde/ quien nada/ espera“/
Esa crítica al
establishment económico y social en general lo llevó a escribir el “Manifiesto de indignados contra el neoliberalismo“, un texto que se entrelaza con su faceta de artista
contestatario y desconocido a la vez.
“En las ciudades,
desiertos, montañas, en cuanto paisaje existe en este planeta, construiremos
con espontaneidad y en emergencia una comunidad que no admite más este sistema
asesino”, proclama en ese manifiesto.
Y sigue en su
Manifiesto que se puede leer completo en la web: “El hombre falso gobierna sus
tierras y tiene grandes máquinas de guerra que reparten el dolor y la muerte en
la Tierra. El Falso que es gobierno nos manda la basura, los mentirosos que
engañan regalan olvido a su gente”.
– El
Manifiesto de los Indignados tiene plena vigencia, ¿qué alcances tuvo?
¿Considera que influenció al movimiento de los indignados que se motorizó en
España, sobre todo?
– Mi Manifiesto de
los Indignados contra el Neoliberalismo, lanzado en países de habla hispana y
que fue replicado en Francia y otras naciones, tuvo plena vigencia hasta el año
2015 aproximadamente… Si nos remitimos a hoy, no dudo que pareciera que la
indignación se ha diluido en el aire… devino en “queja” y olvido… indignante
para mí, un indignado de la Cruz del Sur, perciba, que la perversión del
sistema haya impuesto criterio, que las nuevas generaciones millenials,
apuntaladas por la tekné (tecnología), operen desde la virtualidad, dejando de
lado el compromiso de saber que simplemente son “marionetas” del nuevo y
vetusto orden mundial en pleno auge. Hoy, en la vertiente del “gran juego
mediático”, el pacto que planteaba mi Manifiesto se ha roto, ha quedado
remitido al mero juego de alusiones, es historia… una pena que no haya habido
una electrólisis de lo manifestado en el Manifiesto de los Indignados, que
muchos problemas me ha traído en esta región, para dar espacio a la
cristalización de lo expresado con suma naturalidad y conforme a lo que siento
y pienso debería ser un modo de vida, donde la diferencia tenga espacio digno y
de honor en este mundo.
The Big Relato
“Puerto final”
El artista, cuyo
punto más alto de creación fueron las años del ’70 y ’80, desea instalarse en
Mar del Plata: ya piensa en refaccionar un espacio en Playa Grande y convertilo
en centro cultural, hecho que sospecha podrá concretarse el año que viene.
“Mar del Plata será
mi puerto final, de anclaje y proyección de una ausencia, que en momentos
agrios de mi existencia supo llenar… En Mar del Plata he visto los filmes del
poeta del cine Andrei Tarkovsky, en salas vacías… he visto The Wall, hace
décadas y hago mención de esta película, tan gravitante en su visión del
presente, pues aún no se había estrenado en Buenos Aires. He caminado de niño
la escollera, el parque San Martín”, enumera.
“Mar el Plata, una
ciudad donde la metafísica ha sentado reales, un metalenguaje en imagen
imborrable en quienes sentimos y palpamos el enigma, una belleza que se eleva
sobre toda dimensión carnal y de discurso amoroso, asimilado a una dialéctica
de la soledad… Desearía llevar a cabo el prodigio de conformar un espacio del
‘Buen vivir’, donde las más diversas manifestaciones del arte tengan su lugar,
sea autodeterminante, autorreplicante… un sitio donde las voluntades lúcidas
del maravilloso mundo del arte tengan posibilidad de instruir a quienes por
vocación, sin prisa, pausa ni tregua puedan construir el nuevo paradigma de la
cultura de un milenio incierto”, dice sobre su propuesta.
–
¿Cómo se define? Usted abarca muchas disciplinas.
– La respuesta
puntual, ante tamaña pregunta, sería: soy un hombre que vive, goza y sufre, sujeto
del azar constante, que me hace parte de la ecuación de ser destino, en
libertad, verdad e igualdad… deviene manifestar que ante la posible provocación
del encasillamiento que el sistema utiliza de manera sistemática y casi
obsesiva, para determinar un rol, una función predeterminada, intentando con un
éxito asegurado, manipular las expresiones de los mandarines y mandaderos que
construyen ‘eso’ que denominan cultura: ¿filósofo?, ¿performer?, ¿músico
minimalista fundacional?, ¿land-artista?, ¿poeta?, ¿artista visual?, ¿filmaker?
y así hasta terminar con los roles que el sistema ha utilizado para dibujar un
perfil, intentando definir lo indefinible, manipulando las expresiones, que
responden a finales de ciclos en arte-naturaleza-vida… Opto por simplemente
devenir en “ser”, en el más estricto sentido ontológico de la palabra. El arte,
no olvidemos es la reivindicación de pocos.
–
En buena parte de su libro, usted critica a la burguesía y al capitalismo, ¿se
puede combatir al sistema imperante mediante el arte? ¿O esa crítica solo queda
en la prédica?
– No existe crítica
a la burguesía, sólo manifestar el malestar que provoca en el devenir histórico
la presencia de este estamento, que toma poder en el siglo XIX, ocupando el
sitial de honor que mantiene contra viento marea en este tercer milenio, aún.
Burguesía ávida, con su habitual y calculado aprovechamiento de especulación y
mercantilización de todo lo que podría hacer de esta vida algo digno de ser
experimentado. Visitantes de la historia, cual turistas, sin compromiso con la
verdad y la libertad… burguesía, una trama sombría avara de sus placeres,
mezquina en sus fines y sobre todo asimilada al capitalismo fundante, en su
maneras y modos de represión, sojuzgamiento. La pregunta es simple, sólo para los
que no dudamos que un giro de 180 grados es posible, somos quienes podremos
responder… quienes aceptemos arriesgar nuestras vidas para llevar a cabo el
prodigio de arribar a un tiempo porvenir… no puedo dejar de manifestar que he
legitimado en acto lo manifestado en palabra, en renunciamiento, en persistir
con voluntad y cojones el poder de los estúpidos y a un sistema esclerótico,
que todo lo ha malogrado… el resto es vanidad y correr tras el viento.
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