CONTRA ETA VIVÍAN MEJOR
FERNANDO LÓPEZ AGUDÍN
Giro espectacular
en la campaña electoral. Las tres derechas, no satisfechas con la crispación
catalana, optan por resucitar a ETA junto con Euskadi. Signo claro de que el
fracaso de la manifestación del trío de la plaza de Colón en Madrid,
corroborada por todas las encuestas, les está pasando una seria factura
electoral. Intentar no pagarla retrotrayendo a la sociedad española a tiempos
violentos, superados hace casi una década, es un nuevo error de Casado y
Rivera. Pudieron hacer electoralismo con ETA, cuando las pistolas hablaban,
pero ya no les es posible repetirlo. Se comprende que contra ETA vivían mejor,
pero esa nostalgia por los pistoleros no remedia sus males electorales sino que
los agrava.
Retorna la
estrategia de la mentira de Aznar cuando calumnió al PSOE como colaborador de
la matanza de Atocha para tapar su responsabilidad en la invasión de Irak.
Aquella calumnia alimentada por el periodismo amarillo, algo de ello sabe la
hoy pepera y ayer ciudadana Cayetana Alvárez de Toledo, facilitó el triunfo de
Zapatero como los actuales insultos de Casado y Rivera allanan la espectacular
victoria de Pedro Sánchez en las urnas del 28 de abril. Nada más favorece al
PSOE que esta recuperación de la peores maldades del caudillo de las Azores.
Hasta la misma Cofradía del Cristo de la
Buena Muerte ha votado por unanimidad que las tres derechas no participen en la
procesión del jueves santo entonando el himno
Soy el novio de la muerte.
Es tan demencial
esta burda manipulación de Casado y Rivera que no solo se usa contra la
izquierda sino que también la usan unos contra otros, convirtiendo el 28 de
abril en las primarias reales de las tres derechas . Así pudo verse este último
fin de semana a Inés Arrimadas atacando al PP por no descartar pactos con el
Partido Nacionalista Vasco y a Edurne Uriarte acusar a Ciudadanos por haber
votado junto con EH Bildu algunos de los decretos sociales de Pedro Sánchez.
Hasta el mismo Santiago Abascal fue acusado por el antiguo portavoz del PP de
“salir corriendo” del País Vasco ante las balas de ETA. O sea, las tres
derechas recurren a los etarras para
recortar la victoria de Sánchez a la vez que para intentar reducir su
fracaso e incrementar el del PP,
Ciudadanos o Vox.
Nuevo éxito de Vox.
Si se habla como Santiago Abascal y se repite su argumentario, PP y Ciudadanos,
no podrán frenar el trasvase de su electorado hacia Vox sino que lo aumentarán.
Ni Vox, ni tampoco Abascal, han negociado
nunca con ETA, como hizo el PP con Aznar enviando a Zarzalejos, Martí Fluxá y
Pedro Arriola a Zurich para negociar con Antxa; ni asimismo han sido votados en
Cataluña como Inés Arrimadas para no presentar su candidatura a la Generalitat
catalana. Es como mentar la soga en caso del ahorcado. Cuanto más insisten en
la retórica demagógica, más votos del PP y Ciudadanos pasarán a Vox.
Probablemente, sea la inercia de haber vivido contra ETA la que explique el
recurso al terrorismo etarra cada vez que se encuentran en un apuro electoral.
Por mucho que
Rivera monte el número antiterrorista, cuando ETA ha sido enterrada hace una
década, no va a poder borrar la certeza de muchos electores de las tres
derechas sobre el intenso deseo de Ciudadanos de gobernar con el PSOE. Ya puede
negarlo tres veces como San Pedro, pero no existe ningún observador que le crea
en su negativa. Cuando se es uña y carne del Ibex, se actúa como tal y, por lo
tanto, la derecha nacionalpopulista de Vox tiene un crédito político que la
derecha elitista de Ciudadanos nunca podrá tener por sus obligaciones con los
grupos financieros. Ni tampoco la organización criminal del Partido Popular,
según una sentencia judicial, podrá borrar su larga actividad delictiva
retomando aquella canallada cometida contra las víctimas del 11–M.
Esta súbita resurrección de ETA muestra que el
triángulo de las tres derechas es cada vez más equilátero, dado el imparable
avance nacionalpopulista, y podría acabar terminando en uno escaleno, entonces
el lado mayoritario sería Vox, si pudiera durar la campaña algunos días más. A
estas alturas no hay un solo proyecto del Partido Popular y Ciudadanos que no
sea una mera copia de Vox tanto en los aspectos territoriales, económicos,
sociales como fiscales o políticos. A diez días de la votación del 28 de junio
parece ya bastante evidente la existencia de dos proyectos, socialdemócrata o
nacionalpopulista, bajo la hegemonía del PSOE y Vox. Pedro Sánchez volverá a la
Moncloa en olor de multitudes y Santiago Abascal ocupará de facto sino de iure
ese cargo de jefe de la oposición que González inventó para Fraga. De hecho, es
quien ya dirige la estrategia política de los tres partidos de la derecha.
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