DISPLICENCIA
José Rivero Vivas
Del libro inédito:
LETRAS DE
REFERENCIA
CANARIA
Distintas Fechas
Obra: E.23 (a.112)
José Rivero
Vivas
Febrero de 2019
José Rivero Vivas
DISPLICENCIA
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En
la novela DE ANAGA ES EL CANTOR nos encontramos con los preparativos para la
instalación de una central nuclear en un profundo valle de Anaga. Este hecho
enfrenta a los vecinos entre sí, de manera que la población se debate entre la
aprobación y el rechazo del proyecto, cuyo destino se ve maldecido por el
mensaje que porta la copla que canta Mamés,
personaje principal, quien pasa el día entonando versos de su propia inventiva.
Sin embargo, de esta copla, relativa a El
furor de Beneharo, dice no ser su autor, sino que la oyó un día, en su
descenso valle abajo, que el viento, con su silbido, la fue transportando para
que él la aprendiera y la cantara a los vecinos, que imbuidos de grave superstición,
la toman como mal agüero mortificante, causa por la cual la emprenden contra él,
con ánimos de acabarlo. No obstante, en sus versos, introduce el nombre de
Marcelo, cuando menciona a sus predecesores.
Publicada
por Editorial Globo, DE ANAGA ES EL CANTOR tuvo magnífica presentación en el
Ateneo de La Laguna, con intervención de Isaac de Vega y Ricardo García Luis, así
como del Grupo Guahedum, que además de su buen hacer en el folclore canario,
fue un deleite oírle alguna copla del propio Mamés. El excelente análisis
realizado durante el evento, pone de manifiesto el entusiasmo de quien arriesga
su fortuna en el cometido de promover una producción literaria que, de no
efectuarse su intento, se perdería sumergida en el denso silencio que envuelve
nuestro quehacer. Estas obras, largas o cortas, últimas o primeras, quedarían,
de otro modo, huérfanas de amparo, suspendidas en el aire, desconocidas para
esta sociedad, este pueblo que, pese a considerarse defensor a ultranza de su
geografía, su entorno y sus auténticos valores, con indiferencia ignora, y aun
condena a la inexistencia, a quienes queman sus pestañas en el estudio, tanto
como al que empeña parte de su vida en el arduo esfuerzo de conseguir el pleno
desarrollo de su actividad creativa.
La
trama del relato parte de un supuesto, acaso no tan irreal, según rumor que al
parecer corrió en determinados ámbitos, acerca de la posibilidad de instalar
una base o estación en algún lugar de las Islas. Ello nos induce a pensar en
otro tipo de planta cuya presencia es susceptible de emponzoñar el ambiente en
derredor, con la consiguiente tala de árboles, por causa del deterioro producido
como consecuencia de vertidos incontrolados de industrias químicas y otros
excesos en cualquier región del planeta. La narración no es lineal, y, en
cierto sentido, evoca secuencias de RASHOMON, de Akira Kurosawa. Claro es que,
aquí ningún personaje termina su aportación, sino que, a lo largo del proceso,
lo que cada uno cuenta, unido a cuanto a su vez refieren los demás, forma un
mosaico de datos y aspectos, a cuyo tenor se ha de inferir cuál es la historia
global reseñada, que es, en definitiva, lo sucedido en Roquefino, lugar donde
finalmente fue ubicada la central.
En
el espíritu de la obra no existe intención de aleccionar a nadie en su conducta
para con el medio en que vive. Pero late en su seno el vivo deseo de refrendar
que la Tierra no es propiedad de nadie. La Tierra es suya, de sí misma, y todas
sus criaturas deben respetarla.
*
Como colofón al acto de presentación de su
novela, José Rivero Vivas recuerda otro cantor, real, de Anaga, concretamente
de San Andrés, recientemente fallecido en Las Palmas de Gran Canaria, ciudad
donde obtuvo un éxito clamoroso, dada su magistral actuación en el programa Tenderete, hacia 1972, y aduce que, su
traslado a esta ciudad, fue quizá motivado por el ansia de rememoración, en
vívida apoteosis merecida, con su momento álgido de fulgor y predicamento.
Pasado
el tiempo, en HILVÁN INSINUATIVO DE SAN ANDRÉS, libro inédito entonces, el
pasaje referido a esta participación, a la cual fue invitado junto con varios
componentes de la antigua rondalla del pueblo, dice: “Marcelino Rodríguez Hernández,
después de tantos años de entera dedicación, da a conocer su prodigiosa voz y
su gran talento: un cantante de hondo significado que Canarias no supo apreciar
lo suficiente en sus años de plenitud.”
Sin
entrar a valorar otros activos personales, ya que supondría redundancia en este
capítulo, El gran Marcelino,
trovador de dotes extraordinarias y variado repertorio, bien pudiera en nuestro
folclore, tras diáfana interpretación de isas, folías y malagueñas, ser considerado
como LA VOZ, pues, no saldrá
fácilmente otra, de sus características, destinada pura y exclusivamente a
enaltecer la esencia y belleza de nuestro canto.
Superado
el impacto causado por su pérdida irreparable, cabe esperar que su nombre
llegue a ser un día conocido más allá de donde prodigó su ensueño y la singular
magnificencia de su arte.
José Rivero Vivas
Marzo
de 1999
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Del libro
inédito:
LETRAS DE
REFERENCIA
CANARIA
Distintas
Fechas
Obra: E.23
(a.112)
José Rivero Vivas
Febrero de 2019
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Abril de 2019
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