SOBRE ALGUNAS ANECDÓTICAS CONTRADICCIONES
Rafael ZAMORA MÉNDEZ.
Resultan ser
sobradamente utópicos, hilarantes y, hasta
sumamente peculiares, los variados determinados antagonismos que a lo
dilatado y extenso de toda nuestra azarosa vida, hemos tenido la complicada
circunstancia de graciosamente poder llegar a conocer.
Siempre me ha
llamado poderosamente la atención la insólita letra de un popular “aguinaldo”,
o particular canto navideño venezolano que, en sus mejores tiempos de eufórica
abundancia, con sumas albricias, como
surtida pólvora musical, se extendía a través del todo aquel bullicioso
país, disfrutando a lo monumental en las irrepetibles aleluyas de una ya transferida época
totalmente memorable:
“YO NO ME EXPLICO,
CÓMO EL PERICO, TENIENDO UN HUECO BAJO EL PICO, PUEDA COMER¡NO PUEDE SER!¡NO
PUEDE SER!”
Como ligado anillo
al dedo, hoy, 13 de diciembre, renombrada celebración de SANTA LUCÍA, me pongo
a contemplar sus piadosas imágenes y, me doy perfectamente cuenta de que tiene...¡ CUATRO OJOS!
No es de extrañar,
pues, que con similares destacados dotes unilaterales, de una manera algo recíprocamente, sea generosamente
nombrada como egregia PATRONA DE LA VISTA, DE LOS POBRES, DE LOS CIEGOS, DE LOS
NIÑOS ENFERMOS, DE LAS CIUDADES, DE LOS CAMPESINOS, ELECTRICISTAS, MODISTAS,
CHÓFERES, FOTÓGRAFOS, SASTRES, FONTANEROS Y...¡HASTA DE LOS ESCRITORES!
Por lo tanto, algo
nos toca y corresponde a cuantos colaboramos en este divulgado Blog de NACIÓN
CANARIA, deseando de todo corazón que, de vez en cuando, nos sepa echar una milagrosa
manecita, para inundarnos de fecunda inspiración, definitiva espontaneidad y
accesible realidad.
Nacida en Siracusa, población de la comarca romana de Sicilia, fue consentida hija de una
preclara familia sumamente rica, a la
que le apostaron el nombre de LUCÍA,
cuyo resultado etimológico viene a significar “LUZ PARA EL MUNDO”
Educada en el convencimiento cristiano, ofreció su existencia a Dios, llevando a cabo
circunspecto voto de virginidad pero, su madre Eutiquia, bastante enferma, la
comprometió a casarse con un joven pagano, algo que en absoluto se llevó a cabo
debido a que, milagrosamente, la misma, recuperara totalmente la vitalidad,
permitiéndole así a su hija el que obtuviera consagrar por entero su vida al Señor, a la vez que donaba su inmensa
fortuna a los más necesitados, por lo que el calabaceado candidato, rabo entre
piernas, colérico y desbocado, la inculpó como cristiana ante los despiadados
tribunales que comandaban en los martirizantes tiempos del acerbo emperador
Diocleciano.
Arrestada y llevada
delante de un tal gerifalte, Pascacio, éste, le ofreció la probable oportunidad
de quedar en plena libertad, si le rendía tributos a los apócrifos dioses
reinantes, por lo que, al terminantemente negarse, intentaron trasladarla a un miserable casa de lenocinio
para hacerle perder su virginidad y, a pesar de haber sido atada de manos y
pies para ejecutar la tan impía prescripción, no hubo positiva eficiencia
humana que lo hiciera factible.
El intransigente
ordenante, al saber de lo ocurrido, desesperado y colérico, la sometió al
bestial tormento con aceite y pez hirviendo y no obteniendo con ello nada de
cuanto tan salvajemente pretendía, por último, inculcado por el seductor hechizo de la donosura de sus
ojos, se los hizo sacar, a la vez que, a espada, le traspasaran su garganta.
Fue inhumada
en el mismo lugar donde en el año 313,
se fundara un santuario dedicado a ella, difundiéndose deprisa su culto con
bastantes peregrinos habituales y altruistas creyentes devotos que la tienen fija en las vivientes aras del corazón, para admirarla
con apasionadas rogativas y exaltada evangélica fe.
Y, NO QUIERO
DESPEDIRME YA DE USTEDES, SIN ATREVERME A DEJARLES AQUÍ, EL POSTRERO Y
DEFINITIVO ANTAGONISMO, PERTINENTE A ESTE ANIVERSARIO DE HOY :
POBRES MADRES, CON
HIJOS SIN VISTA,
A LAS QUE DE
CORAZÓN ADMIRO,
QUE SANTA LUCÍA ME
LAS ASISTA,
Y QUE ALCANCEN LA
DÓCIL CONQUISTA,
DE NO BAUTIZARLES …
¡CASIMIRO!
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