Nuestra
libertad es una
vía única y a partir
vía única y a partir
de
ese momento, no hay otra vía.
EDUARDO SANGUINETTI, FILÓSOFO
Ella nos arranca de
nuestra sombra para hacernos participar de lo que somos…se hace destino.
Nuestra libertad
nos obliga a cada instante a comprometerla con ‘valentía’ y dignidad en ser y
saber, de la irremediable lucha contra las fuerzas del odio, de la mentira, de
la cobardía y de la avidez: de un pasado abolido, que se presenta una y otra
vez ante nosotros en juego especular y trágico.
Me ha permitido el
permanecer en sobrevivencia, conocer a seres que se acuestan sin comer y se
levantan sin saber si comerán en el día que deben enfrentar.
No lo ignoro, pues
veo, siento y experimento las necesidades de la mayoría de hombres y mujeres
que luchan o mueren en el intento de permanecer en mi tierra: Argentina.
Los sensibles
humanistas, tenemos la mediana certeza, que esta vida es “algo” inasible, digna
de ser experimentada en disfrute y placer, jamás una condena con fecha de
vencimiento… sólo me interesa saber que la vida debe experimentarse como un
milagro, no como un castigo.
Ante la lógica de
los ‘justos’, la ‘benevolencia’ impasible de los generosos y los ‘virtuosos’,
junto con la seriedad de los ‘teóricos’, se promueve la indigencia de millones
de seres humanos y se perpetra el despojo de derechos, la expoliación de la
vida, la degradación de la salud, el hambre como regla y norma, las horas
muertas, la vida espantosa, sin visión de modificar el horizonte pintado a mano,
paisaje siniestro y verídico, al que asistimos.
Argentina, mi país,
donde la exclusión y la miseria, visible y creciente, son norma de vida,
aplicada por un gobierno pautado por asesores contratados en tiendas de
accesorios… Argentina, mi país, donde su ridículo presidente, se jacta de su
popularidad con el FMI, se atreve a mentir en nombre de la verdad, sumando
atroces desaciertos cotidianos, a los que la comunidad se asimila susurrando en
las sombras… Argentina, mi país, donde se ha deteriorado día a día sin cesar
los servicios de salud pública, educación, el sistema jubilatorio, el gasto
público y el déficit fiscal del Estado, la deuda externa y sobre todo se
eliminó la libertad y la alegría de un pueblo ya de por si temeroso y avaro de
sus placeres… Argentina, mi país, donde la eliminación de derechos y garantías,
devienen en represión e intimidación del ciudadano que sale a manifestarse
pacíficamente, ante los atropellos atroces de los que son víctimas
propiciatorias, del poder de turno, en manos de funestos personeros del odio y
el resentimiento, del parasitismo y la ignorancia.
El sentido popular,
asimilado en sensibilidad y ética, no ignora que la aldea global está
envilecida tras el lucro, en cuyas manos se concentra la riqueza y el poder de
decidir sobre la vida de comunidades enteras. Lejos de promover la armonía y el
bienestar de hombres y mujeres, solo ha provocado ha despertado los bajos
instintos en un mundo que expulsa a los valientes poseedores de ideales e ideas
y premia a los mercenarios, los cobardes, traidores y simuladores.
El hombre que se
interroga sobre su destino está siempre solo, a cada instante él pierde o gana
sin que haya ninguna referencia a alguna ley común. Todo destino tiene su
ritmo, una ley de compensación equilibra los desastres.
Las cosas se posan
dulcemente delante de aquellos que no pueden verlas. El sol es un juguete para
ciegos. No es necesario prever, no es necesario ver. Es necesario enterrarse en
el corazón de la tierra: el diálogo nunca terminará…poder contentarse con una
verdad más humilde, saber que para obtener antes hay que olvidar.
“Es necesario
renunciar absolutamente para ser absolutamente”. Es necesario también
perseverar sin esperanza de victoria. El destino otorga su chance después de un
largo periplo cercano a la muerte.
Eso que pedimos con
la mayor insistencia al destino, al final nos lo acuerda (el precepto queda
verificado) pero nos lo acuerda más que cuando no lo esperamos más. Hay que
desconfiar de las ventajas fáciles que nos ofrece un mundo que simuladamente
abre sus puertas a todos los que obedecen… pero alcancemos un estado de extrema
felicidad que suprime por un tiempo la memoria de lo que jamás ocurrió.
Nada se compara con
el encanto de un hombre que no esconde ninguna de sus ideas y puede expresarlas
sin la menor necesidad de ofensa, sino con naturalidad y gracia ‘suma’, este
rol intento asimilarlo siempre, con la espontaneidad de la emergencia, en este
fin de año, donde mi cumpleaños tiene espacio y lugar.
Mis respetos a
todos los lectores de mis editoriales, a quienes de manera muy clara y
contundente se manifiestan en libertad, verdad y valentía, en comentarios
estupendos, que me motivan a seguir escribiendo. Agradezco a La República el
que me brinde este espacio, desde donde, hace ya 13 años me comunico con el
mundo.
¡Feliz sobrevida!
¡Feliz vida!… un 2019 posible…
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