JM AIZPURUA
Ya estamos en
plenas semanas de la hipocresía, un falso buenismo se adueña de las masas y el
consumismo se apropia de los antaño valores religiosos que hoy son suplantados
por los valores en boga; individualismo, sectarismo y hedonismo. El pobre
carpintero judío y su mensaje han sido amortizados y olvidados ante el más
rentable mensaje neoliberal del dios dólar y el cielo en la tierra para los
ricos.
Y aquí mismo, en
nuestras calles, tenemos el ejemplo palmario de todo esto. En marquesinas,
entre jardines e incluso en los cajeros bancarios, personas sintecho duermen
como pueden para resguardarse del relente nocturno. ¡Y el alcalde buscando su
poltrona de nuevo!
Pero en unos días
todos iremos a cebarnos y despilfarrar, celebrando ¿qué?: ¿un hecho religioso?,
¿un hecho social?, no lo creo y pienso que es un acto más de la hegemonía
consumista del Sistema que nos oprime. Las eléctricas se frotan las manos ante
el derroche lumínico que les regalan los alcaldes, pero no por ello cesan en el
corte de luz para quien no llega a la factura de la calefacción.
Mi querida
izquierda, esa que solo se nota entre poltronas y moquetas, desaprovecha estas
fechas para hacerse notar entre su pueblo. Dejan en manos de las derechas
organizadas en ONGs institucionales “la caridad”. Creo que ese es uno de los
mas grandes errores y causa de que mucha gente piense que todos son iguales y
no voten.
A mí me gustaría
ver por la noche una furgoneta que llevase caldo caliente y medidas de auxilio,
en la que voluntarios de la izquierda patrullasen la ciudad para ayudar a
sobrellevar la noche a los sintecho y hacer que todos los zurdos durmiéramos
más tranquilos. ¿Qué hacen desde el municipio? ¿Dónde se asean estas gentes,
alguien piensa en servicios exclusivos para ellos de higiene, de farmacia
habitual, de atención veterinaria a sus perros que casi siempre los acompañan?
No me valen esos
albergues en donde hay un “orden” que yo el día que quedase sintecho tampoco
aceptaría, pues ya solo te queda la Libertad cuando el orden económico te ha
expulsado del Sistema. Yo he visto en el super, salir como un energúmeno al
guachimán o segurata para impedir que uno de estos sintecho, arrodillado frente
al super, intentase que los clientes al salir le ayudasen en su desgracia. Esa
es la solidaridad habitual con los “pobres” que es políticamente correcta con
argumentos varios pero falaces. Y venga cruces y procesiones.
Somos muchos los
que por experiencias varias no creemos en las caridades institucionales y
veríamos con agrado que la izquierda asumiese la asistencia de las víctimas de
un sistema injusto e inhumano que margina a seres a los que no les queda
ninguna alternativa para hacerse con pan trabajo y techo. Han quedado viviendo
una realidad injusta, viendo el derroche de luz navideña que le viene bien para
hurgar en las basuras buscándose la cena. ¡Que alegría ver pasar la furgoneta con
un logo de izquierdas, anocheciendo mientras vamos a nuestros hogares! Iríamos
algo más tranquilos sabiendo que nuestras aportaciones a la furgo estarían
siendo bien utilizadas.
La izquierda está
en el lugar que la derecha le adjudica. Acepta ser políticamente correcta una
vez que la revolución ha dejado paso a la evolución. Y así nunca se podrá
seguir progresando. No sólo en los parlamentos se corrigen injusticias; es en
la calle, en los tajos, en el ocio, donde el militante de izquierdas debe
hacerse notar, donde unos criterios diferentes al casposo correcto deben ser
expuestos. La caridad de monja debe ser substituida por una ayuda de refuerzo izquierdista
para que las lacras del Sistema patriarcal neocapitalista no sigan agrediendo a
una infancia que ve como inevitable la existencia de marginados por sus calles.
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