QUIENES ROMPEN PERSONAS PERO
DICEN NO ROMPER ESPAÑA
DAVID BOLLERO
PP y Ciudadanos han
pasado por el aro de Vox en Andalucía. Cualquiera podía anticiparlo, por mucho
que los de Albert Rivera lo negaran. Han pactado. Tocar el poder con las yemas
de los dedos bien han creído que lo merecía. PP y Cs, los mismos que ni siquiera
quieren dialogar con los que desean, según ellos, romper España, abrazan ahora
a quienes rompen literalmente a personas.
Pablo Casado y
Albert Rivera deberían sacudirse complejos: reconozcan abiertamente que han
pactado con la extremaderecha para poder gobernar en Andalucía tras haber
perdido las elecciones. Esa es la única realidad. A partir de ahí, podrán meter
todas las matizaciones que les venga en gana, desde que ahora sí es válido un
“pacto de perdedores” porque el PP cuando gana en otras Administraciones no
gobierna debido a otros pactos, o que Vox tiene detrás el respaldo de 400.000
votantes a los que no se puede ignorar.
Es curioso, cómo
esta última lectura no aplica cuando miramos a Catalunya. Allí, PP y Cs no
dudan en ignorar a los más de 2 millones de personas que votaron abiertamente
por el independentismo. El doble rasero de PP y Cs (en éste último caso,
incluso, hablaríamos más de coladero) está en su ADN. Desde estas líneas
siempre he mantenido que ambas formaciones no creen en la democracia más que
como un mero instrumento para alcanzar sus metas, prescindiendo de ella cuando
ya no les sirve.
Eso es,
precisamente, lo que han hecho con el pacto con Vox. Por muchos votos que haya
acumulado la formación del Pistolas Abascal, su ideario no es modo alguno
democrático. Rompe a la personas, las discrimina por su origen, las desprotege
ante la violencia machista, las arrincona por su inclinación sexual, las
excluye del estado de Bienestar fortaleciendo la Sanidad privada… todo eso es
Vox y ese es el partido al que PP y Cs han abrazo, dando entrada a Vox en la
mesa del Parlamento andaluz.
Otras formaciones,
como es el caso de Adelante Andalucía, han sido más dignas. Desde su derrota,
asumida aunque aún preguntándose sus motivos, han sido más coherentes con unos
principios democráticos. No se han vendido, convencidas de que pueden tratar de
mejorar la vida de quienes vivimos en Andalucía desde la oposición, sin seguir
tendiendo una alfombra roja a quienes llegan con postulados más propios del
sanguinario Millán Astray que de un verdadero demócrata.
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