jueves, 14 de junio de 2018

180 UNA ESPERANZA.


180 UNA ESPERANZA.
JM AIZPURUA
El Congreso reflejó una realidad de 180 a 169, mas el cómico voto de la “Gracita Morales” congresista que nos llevó al recuerdo de los gags del “señorito” de las comedias de españolada. Esto puede traducirse a un 51,57% contra 48,42%, de la ciudadanía votante representada en Diputados.
Lamentablemente, esa mayoría nunca ha sido representada en proyectos, constituciones y orientaciones sociales. En ella están representadas las naciones periféricas, las demandas sociales, la izquierda y el centrismo, el espíritu republicano, y los españolistas modernos. No está Canarias, secuestrada por mercantilistas mercachifles que avergonzarán en su día a las futuras generaciones más informadas.

Tampoco están representados los numerosos abstencionistas, muchos de ellos frustrados izquierdistas que no ven en la vía electoral posibilidades de regeneración.
No fue la habilidad derechista la responsable de sus éxitos electorales y gubernativos; lo fue la ineptitud de la izquierda, los “okupas” de sigla, y el pavor a no repetir en las listas electorales. Evidentemente el Poderoso Caballero y los lobistas han tenido un gran mérito en la sistemática deformación de la realidad estatal para ser gobernada con sesgo derechista-conservador y desde Aznar con tendencias filo-franquistas, es decir fascistas.
No aburran mas con filigranas monárquicas y eterna Nación, y pasen ya a tratar de construir el Estado del s. XXI, que históricamente es lo que toca.
Esa mayoría, ese enorme 51,57%, debe ser el protagonista de este cambio de orientación que quiebre el de los recortes antisociales. ¿Porqué recortar pensiones y no aviones?
Esa filosofía de considerar inamovibles ejércitos, monarquía, diplomáticos, mamandurrias oficiales, etc. y lo que sobra para gastos sociales, clásica de los conservadores hispanos, no es compartida por la mayoría social, pero no tiene cauce para expresarla electoralmente, y cuando cree que lo hace le meten el gol del consenso por “razones de Estado”, o la prima de riesgo, o los hombres de Bruselas, o la palabrita de turno con la que los Poderes Fácticos se ríen de un pueblo poco preparado y menos interesado.
Las lacras del pasado persiguen a este estado que no acaba de nacer homologable a la UE, y sus peculiaridades fascistas e imperiales no terminan de desaparecer y los eternamente ricos siguen aprovechando sus privilegios y hábilmente repartiéndolos con los que surgen del liderazgo popular, consiguen mantenerse en lo que un día me dijo altísimo miembro de Poder Fáctico, “nichos institucionales” que nadie puede ocupar; solo ellos.
El gran error, el tremendo error de concepto, cometido en el 1978, fue el mirar para atrás y no darse cuenta de que venía un siglo XXI por delante en el que todo iba a cambiar. La Constitución es un brindis al sol.
Escarmentados ya en 2018, con la generación hoy anciana que en su día hizo la transición popular, distinta de la que se reflejó en la práctica, es el momento de sentarse los que tengan algo que decir, discurrir, y poner nuevas bases de convivencia, para que nadie se sienta discriminado, y menos sancionado, por lo que piensa o dice, por su religión, su patria o su nación, y fundamentalmente por su carencia de salario digno. Parece fácil pero no lo es.
El Estado del Bienestar, fórmula nórdica que orientó el sentido del 78, se basaba en el pleno empleo o la cobertura social digna. Pensiones sin pérdida de capacidad adquisitiva. Cobertura sanitaria universal y de alta calidad.
Pues bien: con recortes y legislación fullera, este paradigma ha sido vulnerado, traicionado, y substituido por otro no explicitado y que los Poderes Facticos manejan en secreto.
Es el momento de que ese alto, altísimo 48,42%, sea consciente de adonde lleva su inercia votante, si realmente piensa que él o su descendencia se beneficiarán de ese Estado que “M Punto y Rivera” han pretendido colar sin ruido, camuflándose de salva patrias y al servicio de un capital abusador.
Pactos: no existe otro camino.











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