“SCIOLI Y SU
CIRCUNSTANCIA”
POR
EDUARDO SANGUINETTI
Nuestra
actual condición, responde a una decepción respecto a la omnipotencia, soberbia
y vanidad de quienes pretenden representarnos a los argentinos, me refiero a
todos los candidatos a presidente, y en especial al que , en intención de voto,
es el preferido del pueblo peronista: Daniel Scioli.
En
este medio he escrito acerca de los discursos de la presidente Cristina
Fernández, de la fluidez de su oratoria, en Naciones Unidas y otros Organismos,
de la claridad en sus palabras, acerca de lanzar la verdad, en libertad
aparente, denunciando a los poderosos del planeta y sus acciones genocidas…
parecía en guerra consigo misma… y luego la desmesura, Cristina llega a coronar
la apuesta desde la puesta, con la elección de un candidato “todo terreno”,
Daniel Scioli… no! me dije, no es posible: si la ley es el límite, la
legitimación de este señor, como único candidato, excede en mucho a la propia
ley.
Un
nuevo candidato, que coincide con el “hombre-masa” de Ortega. Despreocupado de
todo aquello que no afecta directamente su vida privada, ya de por si
degradada, que se siente con el derecho de disfrutar de todos los privilegios,
pero se muestra tremendamente ingrato ante todo aquello que los ha hecho
posibles. Con psicología del infante, para quien todos son derechos y ninguna
obligación… este candidato, Daniel Scioli, un “mesías-masa” que se somete al
sacrificio de su consagración, que adquiere legitimación en el éxito, mientras
el éxito se legitima en él… frívolo en sus formas y dogmático en sus actitudes.
No
escribiré de los desaciertos en sus vacuas gestiones, como gobernador de la
provincia de Buenos Aires, ni de su pasado, cocinado en los pasquines
semanales, de la prensa amarilla… de sus “mentiras piadosas”, que según Karina
pueden deslizarse en campaña electoral: “En una campaña se dicen algunas
mentiras”, ¡vaya! que auténtica y casual, la ex-modelo… es decir, el ciudadano
incauto, debe adivinar en qué le mienten y en qué le dicen la verdad, acerca de
promesas de campaña, siempre incumplidas… un delirio megalómano e insano, a los
ojos de quienes escribimos acerca de la historia del presente, tan desgastada
en su relación con la verdad.
El
argentino no tiene en el presente, ni siquiera un espacio para imaginar su
identidad, ante el desparpajo de los que dictan sobre nuestras existencias, y
logran rescribir por decreto, nuevamente una historia de la cultura argentina,
hecha y deshecha en infinidad de intentos, de encontrar la medida, un lugar
donde instalar a los innombrables, elevados a categoría de dioses del Olimpo.
No
es cuestión de embellecer lo abominable, de ocultar la miseria en que se
debaten los candidatos en esta elección, de desodorizar el hedor y olor
pestilente de este tiempo, de sumar el número de cárceles y escuelas, florear
los bancos y hospitales, las fábricas, en un diseño que enfunda lo mismo: “No
se trata de purificar este sistema sino de transformarlo”… no tengo dudas:
Daniel Scioli no lo hará.
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