miércoles, 19 de agosto de 2015

CHUPACABRAS

CHUPACABRAS

ARAMÍS QUINTERO
Un caballero romántico,
estrábico y muy miópico,
a mí quiso darme un ósculo,
cuando llegaba el crepúsculo.
No quise ser antipática
con este galán errático,
le dije que era muy cándida
además de ser católica.
Que aquí había un equívoco
que no era una cabra díscola
yo estoy casada y neurótica
que busque una soltérica,
no a una pollona reumática
¡Chupacabras! pues, ¡ubícate!
—¡¿QUIÉN ANDA ESTORNUDANDO?!—
ARAMÍS QUINTERO

—¡¿Quién anda estornudando?!—
grita el rododendro, rodando
de un lado para otro.
—¡Soy yo!—
contesta el pobre regaliz,
que pasa regalando
agua por la nariz.
Y el rododendro grita:  —¡Que se vaya
bien lejos de este prado!
¡O mejor, del país!
El regaliz sólo contesta:  —¡Atchís!—
y deja al rododendro rociado.

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