“PARADOJA DEL PRESENTE”
POR EDUARDO SANGUINETTI
La
sumisión debe ser eliminada en todos los frentes, es humillante, en nuestra
calidad de especie… la dignidad, un derecho humano inalienable, irrenunciable…
que se den por enterados, los explotadores, los gobernantes, los candidatos a
cualquier función y los genocidas, del norte, del sur… del este y del oeste… y
los pueblos, dejen su rol de hordas anestesiadas, corriendo tras tendencias
prostibularias y tomen conciencia de su “ser y estar” en este planeta fantástico:
por los que vendrán, por los que yacen bajo tierra y sobre todo, por nosotros
mismos.
A
quienes opinen sobre lo que sea, debemos exigir respeto, que he definido en mi
ensayo Alter Ego (1984, Ed. Corregidor), como “el sentimiento hacia la libertad
de los otros, de la dignidad de los otros, la aceptación sin ilusiones, pero
también sin la menor agresión o la menor hostilidad y desdén por un ser tal
como es”… esa libertad de una comunidad para expresarse es un derecho
inalienable para protegerse de los disonantes discursos de barricada de
degradados militantes, agoreros del síntoma, esclavos de la metáfora en que se
ha convertido este tiempo y sus pasajeros.
Los
cuentos ya no son oportunos, ni siquiera los filosóficos, es hora de que lo
asimilemos… La realidad, como la verdad, no es un cuento, y la verdad no fue
jamás un cuento, tal vez una alegoría.
Miles
viven hoy aún en ese mundo de cuentos y fábulas, donde el mañana está lejos,
pero lo hacen en un mundo muerto, con cobardía para enfrentar este mundo nuevo,
con circunstancias absolutamente nuevas, que precisan actitudes absolutamente
diferentes a las utilizadas para existir en un mundo que ya no existe, salvo en
la memoria de los que no se habitúan a este incierto presente que transitamos.
Hemos
vivido enfrentamientos armados y de ideas, censuras, exilios… Hemos visto morir
a miles luchando por ideales que jamás se cristalizaron… Todo ha continuado, en
la realidad, todo ha cambiado, en la realidad, todo ha cambiado en verdad… El
dolor por el absurdo nos atraviesa… Quién hubiera imaginado que mi amigo del
alma, Facundo Cabral, pudiera ser asesinado en Guatemala; con él he escrito y
caminado por ciudades de esta Latinoamérica, impertinente y exuberante, de la
que jamás esperamos nada y le dimos todo…
Y
tenemos que soportar a los incontinentes sicarios de la palabra y de la
política “prêt à porter”, vendernos baratijas en tiendas de accesorios, ¡vaya!
que atrevidos, ¿no?… creen que sus guiños los tomarán los valientes, los
pensantes, los que resisten todavía al poder de estos vacuos, mononeuronales
funcionales de una historiola, fundada en la simulación y el desparpajo.
Hemos
puesto la realidad a prueba y el resultado es que nos gobiernan valores nuevos.
No
estamos ya reducidos a suposiciones en los grandes temas del siglo XX, donde el
hombre ha escrito el capítulo más trascendente y audaz en su devenir.
Estamos
en un milenio, donde no podemos darnos el gusto de dejar nuestras vidas
manejadas por improvisados burócratas del síntoma, de politicastros con horizontes
pintados a mano… discursos patéticos, con promesas de salud, educación y
seguridad para todas/os… sabemos que mienten, solo van por el poder, que lo es
todo, para ellos… basta ya de opinólogos a presión del poder de turno y de
fantasmas del pasado encarnados en estos candidatos con delirios de grandeza.
Sabemos
que no podemos admitirlos, por nuestras existencias y sin dudar hacer frente al
enorme desafío de manifestarnos en decir lo que queremos, sin dobleces, pues el
discurso directo se impone, pues la inmortalidad ya es imposible.
Me
parece que se habrán dado cuenta, que me he referido a los candidatos que en
feria de “vanidades”, ofrecen sus “encantos”, en año electoral en Argentina,
donde todos/as los reemplazables, están presentes, tras su pedazo de cielo…
siempre de la mano del politicastro de turno, ese que legitima su ser y estar y
viceversa.
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