Ha llegado la hora
Por
Eduardo Sanguinetti
Filósofo
y Poeta Rioplatense
El
milenio nos ha enseñado que todo es fugaz, hasta el ‘nunca más’. El crimen
contra el hombre siempre es un crimen perpetrado por el hombre. Todo es viable
en el espacio de la aventura humana, en el orden de la bestialidad, que, como
nunca se desencadenó y sin miras de cambiar su rumbo…a menos que todos, en un
preciso instante, resistiendo, actuemos en sintonía, simultáneamente en todas
partes, contra el mundo del libre mercado y de sus operadores, sintomáticos
humanoides: el ‘homo consumus’, los privilegiados de un sistema genocida y con
justicia ausente.
Ha
llegado la hora de admitir, de que si por democracia entendemos, el ejercicio
efectivo del poder por parte de un pueblo, que no está ni dividido ni ordenado
jerárquicamente en clases, es claro que estamos muy lejos de una democracia. Un
régimen donde el poder de la clase política y empresarial, impone criterios
arbitrariamente, a través de muchas vías, incluidos los instrumentos de una
violencia institucional y constitucional, donde la simulación ha sentado
reales, hablar de democracia carece de sentido por completo.
Ha
llegado la hora de tener en cuenta que todo es pasado archivado, debemos dejar
de ‘hacer el juego’ a las democracias fingidas, a los denominados políticos de
los movimientos populares, de pocos y para pocos, que mienten y engañan a
diestra y siniestra en nombre del ¿pueblo? y sus derechos inexistentes, con
pánico a reflexionar sobre el verdadero “estado de las cosas”.
Ha
llegado la hora de reflexionar en verdad, sobre la verdad y de inmediato
accionar, manifestando lo que los dueños de la tierra temen oír, ver y
experimentar. En consecuencia, en este régimen de dictadura de clase, sus
operadores, aceitan las máquinas de represión y la seguridad ‘para todos’ con
su aparato policial y la tecnología de última generación, traducida en cámaras
que visualizan nuestras vidas como medida de prevención del ‘delito’, que ellos
consumaron, cual prólogo del espectáculo de la inseguridad, instalada, cual
pliegue de espectáculo, en la vida de la comunidad. Causas de delitos de toda
índole, que hora tras hora, los medios denominados de ¿comunicación?, replican
hasta el hartazgo, acerca de tal o cual noticia de un ilícito cometido por un
desesperado, ya sin salida, pero sí con entrada a la prisión y de ese modo
legitimando y amortizando un sistema penitenciario caduco y medieval.
Ha
llegado la hora de saber que la verdadera tarea política, en una sociedad como
la nuestra, es realizar una crítica del funcionamiento de las instituciones que
parecen neutrales e independientes, hacer una crítica y denunciar
sistemáticamente, desenmascarando la violencia, que de manera rutinaria,
ejercieron dichas instituciones, en detrimento de una democracia degradada de
pocos y para pocos.
Ha
llegado la hora, de tomar plena conciencia de que esta crítica y denuncia, son
esenciales por muchas razones: en primer lugar porque el poder político va
mucho más allá de lo que uno sospecha, hay demasiados bunkers de inteligencia
accionando desde las sombras y su real consistencia y eficacia radica, en que
se encuentran donde uno menos lo espera. Es ingenuo y simplista, afirmar, que
detrás de los gobiernos está la clase dominante solamente, se debe localizar
los puntos de actividad, los lugares y las formas en las que se ejerce la
dominación, que no se remite solo a lo político y a la explotación del pueblo,
en términos económicos. Hay que reconocer que este omnímodo poder, tiene sus
puntos de apoyo en cómplices, que simuladamente adhieren a un gobierno en acto,
infiltran repertorios, incluso luego de un aparente proceso revolucionario
inexistente, solo en discursos altisonantes, que actúan como puntos de apoyo,
para seguir soportando una existencia de sobrevivencia, donde la comunidad
piensa que se modificó el rumbo, para seguir en la misma senda de explotados y
explotadores.
Ha
llegado la hora, de comprender cabalmente la naturaleza del poder, lo opresión
y la denigración a la que estamos expuestos, de no tomar plena conciencia de
que vivimos en una sociedad, donde lo esencial no ha sido dicho, ni hecho. La
instituciones del poder, económicas, comerciales y financieras, unidas en las
macro-corporaciones multinacionales, son las que siembran la opresión y
coerción devenidas en las tendencias consumistas de todo, a la que el pueblo en
estado de anestesia accede dócilmente, inmersos en la “democracia del mercado”,
y esto debe entenderse precisamente en términos del poder autocrático, incluida
su forma particular de control que procede del dominio de las fuerzas del
mercado ultraliberal, en una sociedad esclavizada y desigualitaria.
Ha
llegado la hora, en que debemos comprender estos hechos y combatirlos,
sobreviviendo en las fisuras y grietas de este sistema necrótico… y resistiendo,
siempre resistiendo, sin pausa, prisa, ni tregua… poéticamente, a la porquería
universal, instalada en el “vacío perfecto”, en que se debaten nuestras
existencias…Debemos ser muy precisos al verificar la realidad, a pesar de
provocar cierto malestar inicial, en el camino de la resistencia y de modificar
rumbos, sería hoy el único referente lúcido para preservar el futuro, nuestro
futuro. Hoy se impone hablar francamente, sin dobleces, sentir, pensar, decir y
hacer, debería ser la consigna. Mantener la lucidez, no desesperar y soportar
con dignidad este tiempo de transición, con lucidez, sin dejarse llevar por la
embestida del aparato represor del ultraliberalismo, que, cual “dictadura
extraña”, sin dudas lo ha invadido todo, en esta denominada aldea global, con
sus operaciones de exterminio, de todo lo maravilloso que tenía la vida en
términos de naturalidad y principios éticos de relación.
(*)
Filósofo y Poeta Rioplatense
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