domingo, 25 de febrero de 2024

LA REPÚBLICA INDEPENDIENTE DE SUMAR

 

LA REPÚBLICA INDEPENDIENTE DE SUMAR

SATO DÍAZ

Jefe de Política de 'Público'

Txema Guijarro, Yolanda Díaz, Iñigo Errejón y  Aina Vidal, durante una reunión del Grupo Parlamentario Sumar, en el Congreso de los Diputados, a 21 de febrero de 2024, en Madrid (España).- A. Pérez Meca / Europa Press

Ríos de tinta se han escrito en la última semana sobre la izquierda alternativa, su futuro, su (des)organización. El desastroso resultado de Sumar y, sobre todo, de Podemos en las elecciones gallegas fue detonante para tanto análisis. Sin embargo, dos hitos cercanos hacen que el debate sea más acuciante. Ya es oficial, elecciones vascas el 21 de abril. Antes, el 23 de marzo, tendrá lugar la asamblea fundacional de Sumar.

 

Las elecciones gallegas arrojan vergonzosos números. Sumar no llegó al 2% del voto popular y Podemos tan solo consiguió el 0,26%. Poco más que añadir. Sin embargo, el BNG creció como la espuma, Ana Pontón logró consolidarse como la cara visible de un posible cambio en Galicia y robó votos a las izquierdas, también al PSOE, que obtuvo su peor resultado histórico en este territorio en unas autonómicas. Está de moda, estos días, el ‘ejemplo Pontón’, que no es más que una líder y una organización política trabajando con tiempo y a pico y pala, como si de una carrera de fondo se tratara, un territorio.

 

El 21 de abril tocan elecciones vascas y, como ya es tradición cada vez que se acercan unos nuevos comicios, a la izquierda alternativa le cae encima, como una losa, el debate sobre la unidad. Sumar ha querido zanjar con premura el debate en Euskadi para evitar que se demore durante un tiempo que no hay, pues la campaña electoral arrancará oficialmente la noche del 4 de abril. Sumar y Podemos concurrirán por separado. La precampaña, sin embargo, ya ha comenzado.

 

A diferencia de Galicia, en Euskadi, Elkarrekin Podemos (la marca con la que concurrió la izquierda estatal alternativa en 2020) sí que tiene presencia en el Parlamento de Vitoria -seis escaños-. Las encuestas dicen que, de ir por separado, este espacio político (Sumar y Podemos en dos listas) llega a la precampaña reduciendo a la mitad su presencia en escaños. EH Bildu puede aprovechar esta debilidad y presentarse a las elecciones como la única opción de cambio vasca y aglutinar, así, más voto de izquierdas, desfondando a las otras dos candidaturas. La izquierda aberzale tiene la pretensión de ganar las elecciones vascas, de ser la fuerza más votada, y tiene serias opciones de conseguirlo.

 

La unidad, hoy en día, entre Sumar y Podemos es casi imposible. Esto no tiene nada que ver con que haya alguna diferencia relevante en sendos programas políticos, ni con discrepancias organizativas o estratégicas de gran calado. Las disconformidades entre Sumar y Podemos son de carácter personal, por malas relaciones políticas y personales entre sus dirigentes, las cuales se han trasladado hacia abajo, a las militancias. Hay una decisión tomada en ambos partidos de seguir caminos distintos, la cual se visualizó con claridad el pasado diciembre, cuando los cinco (ahora cuatro) diputados de Podemos abandonaron el Grupo Plurinacional de Sumar para pasarse al Grupo Mixto en el Congreso.

 

La pugna no terminará hasta las europeas. Podemos se presentará con Irene Montero como cabeza de lista y quieren utilizar estos comicios de circunscripción única en todo el Estado como escenario donde medirse las fuerzas y los apoyos. Tras las europeas, habrá una foto objetiva de cuáles son las fuerzas y los niveles de apoyo en las izquierdas alternativas. En la foto también estarán representados los soberanismos de izquierdas (ERC, EH Bildu, BNG...) que en 2019 concurrieron a las votaciones para el Parlamento Europeo bajo la marca Ahora Repúblicas.

 

Sin embargo, la primera parte del proceso asambleario de Sumar tendrá lugar antes de las europeas y de las vascas. El 23 de marzo arranca la asamblea fundacional del proyecto de Yolanda Díaz. No es el momento más álgido de esta formación política tras la debacle gallega, pero Sumar viene también de mantener el tipo en las generales del pasado verano, lo que fue imprescindible para la reedición del Gobierno de coalición de izquierdas y frenar un Ejecutivo del PP de Alberto Núñez Feijóo con el Vox del ultra Santiago Abascal que pronosticaban las encuestas. Ahora, Sumar ostenta cinco asientos en el Consejo de Ministros.

 

Las comparaciones son odiosas, pero en la asamblea de este 23 de marzo será muy difícil no echar la vista atrás un año y recordar el acto de Magariños en el que Díaz dio el paso para ser la candidata en las generales. El ambiente en aquel momento, pese al boicot de Podemos que no acudió al polideportivo madrileño, era de euforia. La expectación fue tremenda. Y, sin embargo, resulta más realista que una organización afronte una asamblea fundacional y sus debates programáticos y organizativos en un clima más sosegado y calmado. Es buen momento para un debate de las izquierdas.

 

Sumar, si quiere perdurar en el tiempo más allá de la actual coyuntura (vascas, europeas...), tiene que fijarse un horizonte a medio plazo y no tomar decisiones precipitadas por la presión de la proximidad de otros procesos electorales. El nuevo proyecto tendrá que desarrollar una metodología de trabajo republicana, en la que el debate se base en premisas laicas y no en lealtades fanáticas y personalismos, que hable más de ideas y menos de nombres propios... La mejor aportación que pueden hacer los dirigentes que impulsan ahora Sumar es dotar de herramientas a la organización para que esta pueda funcionar cuando estos cuadros iniciales no estén en un futuro. Construir organización, desde abajo hacia arriba y sin acelerones.

 

El tiempo político que llega es incierto. La ofensiva reaccionaria es brutal a todos los niveles. Las izquierdas han de crear proyectos colectivos que subrayen su principal fortaleza, la gente. Y en los últimos años las dinámicas de algunas formaciones políticas lo que han conseguido, precisamente, es lo contrario, expulsar a la gente de las organizaciones por priorizar el liderazgo de los dirigentes.

 

El ejemplo de Pontón, el modelo de EH Bildu... Hay ejemplos en los que la izquierda estatal puede fijarse. Las izquierdas soberanistas, por ejemplo. Y, de paso, Sumar debería de decidir cómo quiere relacionarse con estos soberanismos que, visto lo visto, son actores políticos que cada vez toman más fuerza y vienen para quedarse. Sumar ya colabora con algunas fuerzas territoriales, como Compromís, Más Madrid, Chunta Aragonesista o MÉS. La lógica nos hace pensar en que es necesario un acercamiento a EH Bildu, BNG y ERC, un escenario de trabajo compartido entre fuerzas republicanas que tienen mucho más en común que ser meras adversarias electorales. Valores republicanos para la República Independiente de Sumar.

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