domingo, 11 de febrero de 2024

COLEO DE 'ZORRA'


Coleo de 'Zorra'

MARTA NEBOT

Nebulossa interpreta 'Zorra' en el Benidorm Fest. / Morell (EFE)

Cuando me enteré de que la canción elegida para ir a Eurovisión era Zorra no me gustó. El término no es fino. Después la escuché y cambié de opinión, por eso recomiendo antes de nada escucharla. 

Yo ni pensaba escribir sobre el tema, pero es que todavía colea y está levantando polvareda. Esta semana ha vuelto a ser protagonista en la particular guerra cultural ibérica, —cómo no— con las mujeres como arma arrojadiza.  

El portavoz del PP de Ayuso, Carlos Díaz-Pache, soltó el jueves en sede parlamentaria: "No sabemos ya cuáles son nuestros referentes. ¿Qué pasa con las canciones? A ver si lo digo bien lo de las canciones. Enseñar las tetas está bien porque no nos da miedo. Pero la canción de Chanel era mercantilización del cuerpo y entonces mal. Pero decir zorra 50 veces eso es bueno y eso es la mejor imagen de España (aplausos). La banalización de la violencia es lo que están ustedes haciendo. Y han pasado de reivindicar el derecho de todas las mujeres a tener un trabajo, el derecho al respeto, a banalizar los insultos y la violencia verbal. Esa es la cultura en la que están ustedes y esa es la que nosotros criticamos".

Soy consciente de que leído rápido parece un galimatías de Antonio Ozores. Sin embargo, desmenuzado dice muchas cosas.

1–"No sabemos ya cuáles son nuestros referentes". Nuestros, ¿de quién? Es una buena pregunta para empezar. Por "nuestros" entienden los de todos, incluidos ellos. ¡Creen que tendríamos que tener los mismos! Siguen sin darse cuenta de que España ya no es —si alguna vez lo fue— "una, grande y libre". Y eso se aplica a todo; también al feminismo. 

2– "Enseñar las tetas está bien porque no nos da miedo". Sí, enseñar las tetas como acto reivindicativo es una maravilla porque sigue habiendo muchos sitios, por ejemplo las redes sociales, en los que las tetas de las mujeres están prohibidas. No entender eso es no querer entenderlo y decir lo dicho —con ironía— es no respetar la valentía que implica hacerlo.

3– "Pero la canción de Chanel era mercantilización del cuerpo y entonces mal". Chanel no enseñaba las tetas para reivindicar nada. De hecho, no enseñaba los pezones, que es lo prohibido. Solo se desnudó lo permitido y se contoneó todo lo que pudo para jugar a lo de siempre: "El mundo 'tá loco con este body. Si tengo un problema, no es monetary". Es decir, el viejo alegato de la mujer objeto que se gana la vida con el deseo por su cuerpo rebueno.

4–"Pero decir zorra 50 veces eso es bueno y eso es la mejor imagen de España (aplausos)". Dar la vuelta a un insulto convirtiéndolo en denominación de orgullo es de las estrategias más viejas de la historia para desbaratar insultos. Lo hicieron los "maricas", los "negratas", los "sudacas" y todas las hinchadas de fútbol. Lo hizo hasta Perro Sánchez" con éxito rotundo. Que les parezca mala idea que un alegato feminista represente a España en una competición europea es algo que tendrían que explicar más después de leer la letra —puesto que cantada parece que no alcanzan a entenderla—:  

"Si salgo sola, soy la zorra.

Si me divierto, la más zorra.

Si alargo y se me hace de día,

soy más zorra todavía.

Cuando consigo lo que quiero (zorra, zorra)

jamás es porque lo merezco (zorra, zorra)

y aunque me esté comiendo el mundo

no se valora ni un segundo".

De la falta de respeto a lo votado —ésta fue la canción elegida tanto por el jurado como por el público— no sé que decir para no llamarles censores o —esa palabra que tanto les gusta— golpistas.  

5–Luego acusa a la canción y su defensa de "banalización de la violencia", de "banalizar los insultos y la violencia verbal" y lo dice, el muy hijo de fruta, sin que se le caiga la cara de vergüenza, desde la bancada de un partido que esta navidad ha regalado cestas de fruta para rememorar la hazaña de su presidenta de insultar al presidente del Gobierno y convertirlo en burla nacional. 

6– "Esa es la cultura en la que están ustedes y esa es la que nosotros criticamos", de palabra, no de obra, le faltó reseñar. 

¿Y cuál será la suya? ¿La cultura de la cancelación, de los límites absolutistas al uso de los términos y, por lo tanto, de las ideas, la muerte del humor, de los juegos de palabras que las desarman y las resimbolizan, la locura colectiva en la que no se puede decir nada que a alguien ofenda, la pretensión de que los límites no limitan, sumadas a la apropiación de la libertad y del monopolio de insultar?

Lo más preocupante de estos discursos es que no se quedan solo en palabras, arrastran a unos contra otros y ante mensajes provocativos siempre hay a quien arrastrar. Ya hay asociaciones feministas juntando firmas en su contra. El viernes dimitió la delegada de Igualdad, Inclusión y Diversidad de RTVE, Monserrat Boix, y lo anunció con un tuit de despedida: "Pido perdón a las víctimas de violencia de género. Zorra no es empoderamiento para las mujeres ni feminismo".

Y conste que todo esto lo escribo sin que la canción elegida por la mayoría me guste mucho aunque entienda su sentido. Para alegato feminista con enjundia, con profundidad, original e inspirador, prefiero un millón de veces el Ay, mamá de Rigoberta Bandini de 2022 que no conseguimos hacer ganar en el Benidorm Fest y que será irremplazable para siempre.   

Y si me dan a elegir entre la Zorra de Nebulossa o la versión que han hecho de ella los de Polònia en TV3, sin duda me quedo con la segunda. No se la pierdan. Seguro que a los de Ayuso también les encanta. 

 

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