viernes, 4 de febrero de 2022

HIPOCRESÍA EN TORNO A LA BRECHA SALARIAL


HIPOCRESÍA EN TORNO A LA BRECHA SALARIAL

KOLITZA.

De que existe una mentalidad nazi enraizada en todos y cada uno de los trabajadores que valora a quienes consiguen un buen puesto de trabajo socialmente aceptado y con salario elevado, mientras que se desprecia a quienes desempeñan labores de bajo salario.

Ana Patricia Botín

Cuánta importancia se le da a la brecha salarial entre géneros en un mismo trabajo, y qué poca importancia se le da a la brecha salarial real y masiva entre distintos trabajos. Qué capacidad tiene esta sociedad hipócrita de fijarse en las pequeñeces y de tapar la mierda.

¡Qué injusticia que un mismo trabajo »se remunere» con cantidades desiguales! Eso sí, por ejemplo que distintos trabajos escondan entre ellos diferencias salariales gigantescas, eso cabe justificarlo siempre. Es que, ya se sabe, ¡algunos valen más que otros!

 

El mando capitalista lo tiene tan fácil como suprimir jurídicamente ese pequeño residuo de brecha salarial de género en trabajos similares, proceso que está muy avanzado, para maquillar su sistema social edificado sobre la desigualdad bruta y la injusticia social más extrema.

 

¿Vamos a seguir enfocando el problema en los dos oficinistas, o los directivos que por razón de género tienen un diferencial de salario mínimo, o vamos a empezar a problematizar por qué un profesor tiene que cobrar el doble o triple que quien limpia su despacho?

 

Porque el secreto de la producción burguesa, que tiende a asignar el nivel de acceso al consumo según la productividad individual del trabajo, reside en esa guerra de ganadores y perdedores, de que los más productivos merecen más, y los menos productivos no merecen nada.

 

De que existe una mentalidad nazi enraizada en todos y cada uno de los trabajadores que valora a quienes consiguen un buen puesto de trabajo socialmente aceptado y con salario elevado, mientras que se desprecia a quienes desempeñan labores de bajo salario.

 

Y lo peor de todo; es que esta mentalidad justifica esas enormes diferencias salariales, que esconden enormes diferencias de calidad de vida incluso entre los propios trabajadores. Y la cuestión de género en el orden del salario encaja exactamente en las mismas coordenadas:

 

Lo principal es la diferencia entre salarios de distintos trabajos, donde los trabajos peor pagados (y esto está bien visto por muchísimas feministas de clases medias e intelectuales) son desempeñados por las mujeres proletarias, trabajos caracterizados por su naturaleza de trabajo manual simple en muchas ramas como la limpieza, el comercio, los cuidados, etc… trabajos todos desempeñados por mujeres proletarias, socialmente valorados como trabajos de perdedores y de poco caché, y socialmente toda esa progresía clasista ve bien que de facto se paguen peor. Trabajos dicho sea de paso que mientras los siguen haciendo las mujeres proletarias, único género femenino (que no ‘la mujer’ en general) en el orden del salario, el capitalismo no se ha ocupado de socializar ni tecnificar por motivos estructurales; de tal manera que en cuanto a su modo de ejecución siguen desempeñándose en forma prehistórica, individualmente y prácticamente manualmente con ayuda de pequeñas máquinas baratas. Limpieza, labores domésticas, cuidados individuales, atención al cliente en comercios, y un largo etcétera de trabajo organizado de forma totalmente prehistórica y aberrante, que consume la vida de decenas de millones de mujeres proletarias para que se lleven a casa un salario de miseria.

 

La única manera de enfocar el problema correctamente es apuntar a la enorme brecha salarial a todos los niveles que es el mismo sistema de salario, que genera desigualdad de forma permanente, que condena a dos tercios de la población mundial a vivir en condiciones de miseria, y que pone a vencedores como aristocracia obrera triunfante que mira por encima del hombro, que disciplina con sus juicios y llena de su abominable discurso limosnero el ambiente político. Las soluciones globales y reales pasan por el poder proletario en gran escala y guerra sin cuartel a estos farsantes socialdemócratas que señalan los árboles para que no veamos el bosque.

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