lunes, 2 de septiembre de 2019

UN HERMANO MAYOR PARA DÍAZ AYUSO


UN HERMANO MAYOR PARA 
DÍAZ AYUSO
GERARDO TECÉ
Al conocerse que el PP de Madrid fichaba al Hermano Mayor de la tele, la primera reacción general fue de alivio: ya era hora. Títulos universitarios aprobados de aquella manera, másteres sacados de la manga, tramas corruptas tapadas con mentiras, lideresas montando bronca al ser preguntadas por chanchullos familiares… Esperemos que el Hermano Mayor Pedro García Aguado no llegue tarde, dijeron algunos despistados. Mientras, el galardonado agradecía el premio desde su cuenta de Twitter como el que se lleva un Goya y al recogerlo decide mostrarse triunfador y campechano al mismo tiempo: menuda sorpresa, estoy muy agradecido. Pedro García Aguado, el hombre que le susurraba a adolescentes problemáticos en prime time, asimilaba que había sido nombrado director general de Juventud de la Comunidad de Madrid. No se lo podía creer, decía. Ni él ni nadie.


Como nos mostró en tantas emisiones televisivas, las cosas sólo se consiguen con esfuerzo y compromiso constantes. Durante meses, García Aguado había aplaudido públicamente todos y cada uno de los comportamientos y declaraciones de la que ahora es su jefa, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Si Ayuso pedía más atascos, Hermano Mayor tocaba la bocina. Si Ayuso insultaba a adversarios políticos, Hermano Mayor la jaleaba. Si, al ser preguntada por Avalmadrid, Ayuso devolvía gritos y nunca explicaciones, Hermano Mayor certificaba que ese era el comportamiento adecuado, poniendo sobre la mesa una variable del método educativo desconocida hasta ese momento. Unos comportamientos que, de haber aparecido en su programa, habrían sido combatidos severamente. No, Isabel, deja de gritar y mírame a la cara; te digo que me mires a la cara y me expliques qué ha pasado; no puedes andar echándole la culpa a los demás cuando te toca dar explicaciones. De haber sido adolescente biológica en lugar de adolescente política, Isabel habría acabado aceptando la realidad ante Pedro. Quizá, tras someterla el Hermano Mayor al truco del espejo. Esa que está en pantalla eres tú, Isabel, ¿te gusta lo que ves?, le preguntaría antes de llegar a las conclusiones finales: en lugar de asumir tu responsabilidad, te has puesto a gritar creando mal ambiente. Venga, dame un abrazo.


La luna de miel en la vida real entre la dirigente que arma broncas y el Hermano Mayor que las combatía en televisión nos deja la duda de si miente la tele o miente la política. Quizá no mienta ninguna: quizá simplemente ambas sean espectáculo efectista. La búsqueda de la forma más sencilla de alimentar un espectáculo que sustituya a la gestión honesta cuando esta ni está ni se la espera. Un espectáculo que le da mascado el argumento al espectador. Eso es lo que necesitan los jóvenes de Madrid, alguien que les enseñe valores, esfuerzo, sacrificio; aplaudirán quienes no tuvieron problemas en votar a los que recibieron un máster o un aval regalado por la gracia de dios. Sin esfuerzo, sin sacrificio, sin valores. Cuando el poder aplica una fórmula, por muy ridícula que pueda parecerle a una parte de la sociedad, es porque la fórmula funciona. De aquí a un tiempo, esperemos que el nombramiento de Supernnany nos ilusione ante la falta de guarderías gratuitas. Y Frank de la Jungla, a Parques y Jardines. Pocos saben más de plantas y de bichos. Eso sí: populismo son los otros. Siempre son los otros.

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