lunes, 20 de julio de 2015

“SEXOS DE LA DIFERENCIA”.

“SEXOS DE LA DIFERENCIA”.
EDUARDO SANGUINETTI,

 FILÓSOFO Y POETA RIOPLATENSE
Podría hablar de la humillación a la que está sometida le pueblo griego, los asesinatos y desapariciones de ciudadanos de México, el genocidio de palestinos y sirios, cometido por mercenarios que siembran caos y muerte, entre naciones que conviven hace siglos, la justicia criminal siempre del lado de los poderosos, de las democracias fingidas, con sus candidatos de escaparate… podría hablar de las instancias mercantiles, antepuesta al valor del hambre de los pueblos, no ignoro que no ignoran quienes llevan a cabo de dibujarnos la realidad, me refiero a las macrocorporaciones económico mediáticas, al servicio de gobiernos, instalados por transnancionales que todo lo degradan.

Con una lucidez tal vez simple, quizás insuficiente, pero en general bastante clara, comprendo porque las guerras, comprendo que no quieran comprenderlo los poderosos que dictan y rigen en el planeta… sé que las justificaciones basadas en ideologías de ocasión, en filosofías con fecha de vencimiento y otras razones que dan, son coartadas, medio conscientes, nacidas de patologías diversas, aplicadas a sus “políticas” de exterminio

Cuando el hombre ya no piensa en las cuestiones esenciales: verdad, libertad, vida, muerte, los fines primeros y últimos, cuando solo le interesa el destino de una nación política y sus candidatos fetiche, en democracias procedimentales fingidas, cuando las grandes cuestiones metafísicas no causan dolor, ni extrañeza, la humanidad se vuelve bestial… la filosofía postmoderna, hace dos décadas procuró desembarazarse de la metafísica… física y literalidad ocupan el lugar de la metafísica y la superficie sustituye a la dimensionalidad del abismo psicológico y la altura metafísica.

Nunca hubo, no solo tantos individuos chocantes como en este milenio, sino nunca hubo, tampoco, más deseo, por parte de tantos individuos, de manifestarse, de realizarse, en el espacio que sea, incluso el prostibulario, al que se asimilan las nuevas tendencias de los sexos de la diferencia, son la vanguardia que se infiltra en el incosciente colectivo de las nuevas generaciones, lanzadas a trepar la pirámide virtual del éxito y la fama del instante, en que perpetran los más variados desmanes en las comunidades, víctimas con responsabilidad, en un evidente cambio de ciclo, en electrólisis de lenguaje, acto y vida de la humanidad, cocinada en los centros de inteligencia de los imperios, en aparente confrontación, pero articulados en su legitimidad, adquirida facticamente, … la denominada diversidad da espacio a la simulación del simulacro, a los sexos de la diferencia, más no a la diferencia.

Pues desacreditada la distancia entre representación de vida y vida, la cultura de hoy juega a menudo a mantener los privilegios mediante estatutos de poder y discursos externos que legitimen como diferente lo igual… la diferencia sufre un exilio involuntario, al márgen del acontecer del pliegue de espectáculo puesto en escena, donde la retórica del lenguaje sustituye a la fluidez de la dialéctica, donde los actos deberían sobrevolar a las voces.

El individuo, debería, como lo fue a lo largo de la historia de la especie, el resultado de influencias que procedan de todas partes, el individuo condicionado por una sociedad. Pero cada cual es un caso particular de un conjunto, cuando no de una universalidad… y lo que hay de de trascendente en un acto, no es el parecido, sino la diferencia, su originalidad, su unicidad, un horizonte a alcanzar, pues hoy es solo un deseo.

Hoy, dentro y a pesar de los ismos, se producen delicadas excepciones, que cada uno, dotado de sensibilidad del instante y una inteligencia aguzada puede descubrir. Pero la guía de viaje, el prospecto, la “Tabla de Autoridades”, las recetas, son parte de esa prisa numérica y numénica por nombrar la postmodernidad, antes incluso de realizarla. Parte de ese demonismo que colapsa todas las representaciones, pero no puede evitarlas.

¿Cómo ser objetivo?, ¿Cómo ser justo?, ¿Cómo ser exacto?, ¿Cómo decir la verdad “verdadera” y no la que yo deseo?… planteados estos interrogantes, indecisos y conscientes de la subjetividad de todos, dándonos cuenta que cualquier juicio es relativo, verdadero, falso y oportunista, no podemos hacer otra cosa que negarnos a juzgar, dejar de una vez por todas de proyectar nuestro egoísmo, nuestras miserias, nuestra subjetividad apasionada… pero, casi imposible lograr una relatividad absoluta.

Descubrir que nuestras instituciones, nuestra vida cotidiana, nuestros sistemas de interpretación, están sometidos al imperio de la simulación, es poco más que descubrir que el modelo humanista de la vida es algo más que un modelo.

La sofistificación y el grado de de artificio no deben entenderse como índice cualitativo del género humano, sino apenas como signo cuantitativo de la especie. Grado de artificio y consciencia no son directamente proporcionales.

Este es el estado natural y continuo que como paisaje recibimos. Lo que resultaría aún más ingenuo ingenuo, sería elevar al terreno del deseo justo lo que ya existe como realidad. Porque aunque el conocimiento implique realidad, la irresponsabilidad, instalada en los poderes, no va a “curarnos del conocimiento”, ni de la incapacidad para asumir responsabilidades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario