miércoles, 22 de octubre de 2014

Ni fácil, ni oportunista

Ni fácil, ni oportunista

Cándido Quintana

 Ya sé que cebarse con algunos tras una fuerte tormenta y las desgracias consiguientes, como las acaecidas el pasado domingo 19 de octubre, puede ser fácil u oportunista, pero no por ello debemos callarnos, porque todo lo que hagamos o aportemos para mejorar lo que ha vuelto a fallar, aunque los poco previsibles azotes de la naturaleza hayan sido los máximos culpables, es bueno para que los gobernantes que hemos elegido y pagamos tomen debida nota, que parece que no ha sido así. Eso sí, con la verdad por delante y sin invenciones, como algunos han hecho confundiendo a la gente. Tampoco basta con simplemente decir desde el Consistorio o desde el Cabildo que esto no se volverá a repetir o que no habrá más muertes, y no hacer lo máximo, o echarles las culpas a otros por las predicciones del tiempo.

  Y es que jode mucho oír, por ejemplo, al alcalde de Santa Cruz o al presidente del Cabildo de Tenerife, criticar a la Agencia de Meteorología por haberse equivocado “otra vez”, cuando se sabía lo que se nos podía venir encima. Ellos tienen a su alcance todos los medios para contrastar y ampliar la información al máximo, en caso de necesidad. Que sepan que a nivel popular, muchos ya habíamos visto las predicciones con sus consiguientes mapas meteorológicos, y sabíamos que la situación que se le avecinaba a Tenerife, no a Santa Cruz por supuesto, ese domingo era muy preocupante. El jueves anterior, o sea tres días antes, lo vimos, los mapas ya estaban ahí día a día a disposición de cualquiera. Estamos hablando de un plazo razonable, más que suficiente para adoptar las medidas que fueran pertinentes.


  Pero dejando a un lado al alcalde y a otros gobernantes por lo que ahora alegan, si debemos analizar lo que han hecho tras el temporal del 31 de marzo de 2002, en el que ocho personas fallecieron en esta Ciudad por sus violentos efectos, para minimizar estas situaciones y que no se vuelvan a repetir con tanta virulencia. Y aquí sí es verdad que, salvo honrosas excepciones, no han dado la talla. Han malgastado ingentes cantidades de dinero en cosas innecesarias o muy poco importantes, que se podían haber utilizado en mejorar las infraestructuras que ahora han vuelto a sufrir las consecuencias de su mal estado, que nos han pasado las caras facturas que nos han pasado. Y meto en ese paquete los muchos dineros que han volado miserablemente, que ojala algún día recuperemos.


 Tras la fatídica tragedia del 2002, escribí un artículo que titulé “No olvidemos el 31 de marzo”, que por cierto me fue publicado de forma masiva, incluso en los medios escritos que hoy me tienen vetado por aquello del NO…, y lo que decía entonces tiene total vigencia doce años después, hoy lo podría cortar y pegar. Ayer quise comprobar “in situ” los efectos del 19 de octubre y me he quedado asombrado y muy cabreado por ver lo que vi. Por supuesto la pérdida de vidas es lo más grave, pero es evidente que si las cosas estuvieran en condiciones saldríamos mucho mejor parados. Y con esto no quiero echarles culpas a nadie, sólo recordarlo para que no se olvide, para que los gobernantes se lo tomen más en serio, para que los recursos públicos se destinen a lo realmente importante, y no a “negocietes”, tipo Teresitas o mamotreto, ni a fines banales


Garajes anegados, algunos repiten la nominación del 31M, y un sinfín de deterioros, en los que mucho tienen que ver los escasos o muy reducidos desahogos de las aguas, bastantes de ellos casi de juguete para una Ciudad que tiene los antecedentes de avenidas de agua que tiene. Por ejemplo, al cruzar el nuevo túnel de la Avenida Marítima, que nos ha costado un pastón y que también se inundó, pude ver unos imbornales para evacuar esas aguas que rayan casi la carcajada. ¿Es que no tenemos técnicos que planifiquen todo esto de forma adecuada? ¿Cómo se recibe una obra tan importante y cara como esta, en tan lamentables condiciones? ¿Es que corresponde sólo a la ciudadanía evaluar que no es congruente y sufrir encima sus consecuencias?

 Podría relatar muchos casos en el recorrido, pero solo paré en María Jiménez en donde vi bastantes destrozos, aunque en menor medida que en 2002. Continué hacia San Andrés, y allí hay demasiada tela que cortar, ¡realmente de pena y de mucha vergüenza la situación!, en un entorno en el que empresarios, políticos y listos de todo tipo han querido hacer su agosto. Inmersa aún en un interminable proceso judicial, mucho tiene que ver con lo sucedido esa trama que han calificado de libro, la de Las Teresitas. Los importantes, hablando de avenidas de aguas de lluvia, barrancos del Cercado y de Las Huertas, se han dejado ver otra vez, y no exactamente por culpa de su desembocadura, que también.

 Y digo -que también-, porque el mamotreto, aún en pie por obra y gracia de algunos pero por fortuna no operativo, agravó las cosas. No nos quepa duda que si hubiese estado operativo, un domingo cálido de playa, nos podría haber pasado facturas en vidas, ¡menos mal! Aun así, requintó los daños en la zona, porque su lugar de asentamiento es muy peligroso, sin duda el menos adecuado del entorno, a la vera de esos barrancos con mucha historia que debemos tomar más en serio. Los estrechamientos de sus cauces barranco arriba, llámense campo de fútbol u obras del valle, que aunque no deberían políticamente han consentido y siguen consintiendo, generaron embalsamientos y las negativas consecuencias que ahora nos tenemos que tragar. ¡¡¡MUY LAMENTABLE!!!

 Y no sólo el mamotreto, hecho una ruina y completamente anegado de agua. Logré entrar y saqué fotografías, eso sí sumergiendo los pies en un lodazal de considerable altura, ¡imagínense como habrá quedado la planta bajo rasante! La riada llego hasta socavar sus bajos de forma, a mi entender, muy preocupante, y es que, además de su inadecuada ubicación por la desembocadura de esos barrancos “tan vivos”, está a pie de playa, con todo lo malo en inseguridad que todo esto conlleva. Negativo impacto visual aparte, no quiero ni pensar en lo que podría haber sucedido si hubiera estado en servicio o si, como también pretenden de forma nada racional, hubiese sido el soporte del viario de la zona, ¡de locos!

 Tampoco quiero pensar sobre lo que hubiese pasado de estar, como también persiguen y hay por ahí un plan parcial que tratan de sacar adelante para beneficiar a quienes sabemos, superpoblado San Andrés en Las Huertas. Vayan, vean e imagínenselo. Por todo esto, por simple congruencia y por una más que exigible responsabilidad, espero que el mamotreto sea demolido de una vez, sin tirar más dinero público como continúa haciendo el Ayuntamiento de Santa Cruz, y que jamás se urbanice el valle-barranco de Las Huertas, por su ya contrastada peligrosidad. Espero también que la Justicia tome cartas en estos asuntos y actúe de oficio, por todo lo grave que en un futuro pudiera suceder, y no hablo exclusivamente de CC y PSOE, que actualmente cogobiernan en Santa Cruz, sino también del PP  y de cualquier otro partido político que se sume a estas locuras que traen las gravísimas consecuencias que traen.

 © Cándido Quintana


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