jueves, 11 de julio de 2013

REBELDIA EN ACTO

REBELDIA EN ACTO

Por Eduardo Sanguinetti Filósofo

(Ph.d., Cambridge, England)

Los hombres que no transigen, que no pactan, que son fieles a sus ideales y no se entregan haciendo uso del derecho irrenunciable de ejercer su individualidad dentro del marco del derecho son pocos. Son los que el poder considera "rebeldes" y de extrema peligrosidad para nuestra denominada"democracia". Curioso, ¿no?
En antípodas de los denominados rebeldes encontramos a los personajes que ocupan puestos de privilegio en el régimen, a lo largo de sus pobres y repugnantes existencias deshonradas, mancilladas que como rutina entran en el juego de las traiciones, prebendas, ventajas y negociados basura. La diferencia entre ambos es manifiesta.
Por supuesto, hablo en estas líneas de los sombríos funcionarios argentinos de las últimas décadas, responsables del genocidio en manos de dictaduras militares con la anuencia de una ciudadanía silenciosa incluidos personajes que hoy se manifiestan contrarios al exterminio. Hoy lo vemos en menemistas devenidos en kirchneristas, en gorilas devenidos en peronistas y así sucesivamente hasta terminar con el grueso del ejército de seres iluminados por una apagada luz de neón de un espacio siniestro donde habita el poder político argentino... necrofilias mediante.Estos personeros de la nada modifican constituciones o elecciones para re-re-re-elecciones de héroes de barro, perpetuadores de farsas. Y no olvidemos a los empresarios del sistema siempre dispuestos a negociar, no importa quién detente el poder, su sentido vital es la moneda: venga de donde sea.
¿Puedo hablar todavía de ideas o ideales ante este espectáculo en el que marchan todos juntos, incluida la pseudooposición en un rebaño parecido a los animales de Grandville, negociando pequeñas representaciones por 2 o 3 ventajas simbólicas con las cuales se jactan cual pavos reales mostrando impunemente sus plumas de colores y cacareando como aves de corral?
Por otra parte no es extraño que en estos tiempos exista una simpatía generalizada en los independientes y estudiantes hacia los más dotados en el arte de "renegar", manteniendo una posición rebelde ante el estado de las cosas. Lo vemos en filmes, libros, historietas, etc., en las cuales el individuo solitario, libre y honesto, que obedece sólo a su instinto de justicia, tan ausente en las instituciones, cobró inusitada vigencia. Estos jóvenes no olvidan esa verdad fundamental de la antropología política: comprar a un hombre cuesta menos que persuadirlo de renunciar a sus ideas, y además parece más seguro. En consecuencia toman como norte y ejemplo la imagen del héroe que ya corre en los sueños y toma perfiles nítidos recordando hoy como nunca la imagen de Ernesto Che Guevara, héroe-rebelde que ofrendó su vida por una América Latina independiente y libre de lacras y parásitos, que hoy utilizan su nombre en forma oportunista tanto sea en camisetas, banderas de manifestaciones o simplemente posters: que más da el Che en imagen les viene bien.
Hoy en día, una política grande podría inspirarse en este modelo del hombre-rebelde, casi un héroe dadas las características difusas y peligrosas del espacio donde debe aplicar su rebeldía, y permitir a individuos con similar combinación de afectos y energías llevar a cabo un proyecto independiente y libertario.
El objetivo de esta posición al margen de un sistema prostituido que produce sometimiento, servidumbre y otras modalidades de la violencia burguesa, apunta a la acción directa, sin intermediarios, sin el paso obligado por las asambleas y comisiones de concertaciones y otras agrupaciones gregarias, aspirando al reemplazo de los profesionales de la representación política.
Tengamos presente que los poderes sindicales y políticos a cargo de las diferentes políticas de negociación, son siempre e indefectiblemente cómplices. Todas estas líneas de fuerzas llevadas a cabo por una política de rebeldía son pertinentes para la formación del "hombre nuevo" que nuestro recordado Che Guevara imaginaba para nuestras tierras y para este tercer milenio. No olvidemos jamás que el individuo libre sigue siendo irreductiblemente la piedra angular con la que se organiza el mundo. *

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