miércoles, 22 de enero de 2025

NI TODO ERA HITLER NI TODO ES MUSK: ADIÓS 'X'

NI TODO ERA HITLER NI TODO ES MUSK: ADIÓS 'X'

POR ANA PARDO DE VERA

 

Elon MuskImagen de X

Me hackearon mi primera cuenta en (238.000 seguidores) y traté de recuperarla sin éxito hace meses; son tan honrados que me pidieron el número de la tarjeta de crédito con la que pagaba mensualmente la cuota para mejorar mis condiciones en la red social de Elon Musk, incluida la seguridad de la cuenta (un chiste, a la vista está). Esa tarjeta serviría para comprobar que, efectivamente, la de la cuenta hackeada era yo, así que cuando comprobaron que todo era correcto -amén de mil datos más que me pidieron- y parecía que me iban a devolver lo que yo consideraba un pequeño capital de seguidores para mi trabajo, me sorprendieron con que la tarjeta tampoco era suficiente. Para lo que sí intentaron que siguiera siendo útil la Visa era para seguir cargándome la cuota mensual por una cuenta que no podía utilizar; o sea, que la red social del hombre más rico del mundo pretendía seguir cobrándome 7 euros al mes. Creo que pasé yo más vergüenza ajena devolviendo los cargos bancarios que ellos vergüenza propia. 

A pesar de todo, volví a X para esperar acontecimientos mientras abría una cuenta en Bluesky. Fui confirmando, no obstante, que lo de Musk y su red social no tiene remedio: no hay libertad de elección de contenidos para seguir y las tropas del malismo tan bien diagnosticado por Mauro Entrialgo en su libro permanecen alerta al mismo tiempo que conquistan todo el espacio X, incluso el muy pequeñito que tenía yo en mi nueva cuenta. Lo hacen, primero, para amplificar a todo aquel/la que profundice en su comportamiento, cuanto más sucio y cruel mejor, y segundo, para atacar a todo aquel/la que pretenda denunciar y censurar ese malismo. La clave la dio el propio Entrialgo en Público: "Cuanto más hijos de puta y más se metan con los pobres, más se admira a los millonarios"; por ejemplo, al dueño de X, cuya oscuridad lo llena todo.

La victoria de Donald Trump y el fichaje de Musk para su Gabinete me reafirmaron en la intención primera: como demócrata, X me hizo un favor abandonándome y ahora tengo que abandonarla yo, aunque esto signifique nada para X y mucho para mí como periodista. No tiene sentido nutrir y participar en una red cuyo funcionamiento y reglas antidemocráticas rechazo; un instrumento del poder más oscuro que únicamente sirve para potenciar mensajes de odio, mentiras y a odiadores y conspiranoicos profesionales, jaleados por hordas de trolls; una plataforma que propaga y ensalza un ideario basado en violaciones de derechos humanos que vino a rubricar Musk con su saludo nazi -que él, o ignorante o nazi, niega- en la toma de posesión del ahora su jefe Trump (¿Podrán dos egos semejantes, por cierto, convivir mucho tiempo en la Casa Blanca?)

La fecha del 20 de enero, toma de posesión del 47º presidente de EEUU, era el momento perfecto para dar carpetazo definitivo a X, respaldando, además, varias iniciativas que partían de políticos/as, asociaciones humanitarias, medios de comunicación europeos (algunos como La Vanguardia o The Guardian ya han abandonado haces meses, y con buen criterio conforme lo visto, ese pozo de toxinas antidemocráticas) o personalidades destacadas.

La cuestión, en todo caso, debería ser un abandono colectivo y amplio que amplifique la denuncia contra X, aunque a Musk pueda importarle muy poco mientras los suyos sigan jaleándole y votando a Trump, o sea, votándole a él. Hay, sin embargo, detractores y denunciantes de esta red social adulterada partidarios/as de quedarse y seguir haciendo frente a todo el ejército del malismo, sean oficiales, suboficiales o tropa. Lo entiendo perfectamente, aunque sean conscientes de que nunca estarán en igualdad de condiciones y, en ese submundo virtual y violento, el desgaste es para los/as demócratas siempre. La cuestión, hoy, es si vale la pena seguir, si mejora algo las cosas, si nos aporta algo a mí o a mi trabajo. ¿Luchamos para que la democracia se respete en X, por reconquistar esa red, o lo hacemos para que, de una vez, las redes sociales -todas- sean democráticas y sus dueños cumplan las leyes que se exigen al resto? Creo que lo del führor Musk (copyright de Andrés Trasado) es irreparable. Necesitamos espacios nuevos y convertir X y similares en las cavernas que fueron de toda la vida, en alojamientos de grupos fascistas, antidemocracia y anti-derechos humanos, valga la redundancia.

 

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