LAS MENTIRAS DE MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ SOBRE LA
“EJEMPLAR” PAREJA DE AYUSO
IGNACIO ESCOLAR
Un repaso con datos a las falsedades,
omisiones y medias verdades del jefe de gabinete de Ayuso durante una
entrevista en “Todo es Mentira” –valga la redundancia–
Miguel Ángel Rodríguez insiste en el
bulo de que la Fiscalía frenó un pacto con la pareja de Ayuso
Miguel Ángel Rodríguez: “El día 12 de
marzo, elDiario.es publica parte del expediente de la Fiscalía contra González
Amador. Lo publica con un batiburrillo de verdades, mentiras. En fin, que todo
sonara muy escandaloso”
Según los inspectores, son 15 facturas
falsas en total con las que Alberto González Amador se desgravó 1,7 millones de
euros por gastos que nunca existieron, que nunca se pagaron, que solo sirvieron
para defraudar.
El término “factura falsa” ni siquiera
es una forma periodística de hablar de ellas. Es como literalmente las llama la
Agencia Tributaria en ese mismo informe: “Facturas falsas o falseadas”. Era tan
burdo el fraude que Alberto González Amador intentó anular varias de esas
facturas en cuanto empezó la inspección.
Un dato más. Alberto González Amador no se enfrenta a un juicio por dos delitos fiscales. También está acusado de un tercer delito: falsedad documental. ¿Adivinan por qué será?
Miguel Ángel Rodríguez: “No hay empresas
fantasma ni empresas pantalla. Eso se lo contaron a elDiario.es para que
contara el batiburrillo”
Falso. Claro que hay empresas pantalla. Para empezar, seis
empresas españolas, otra mexicana y una octava de Costa de Marfil que emitieron
esas facturas “falsas o falseadas” que la Agencia Tributaria destapó. Por eso
hay también otros cuatro imputados más: los responsables de esas empresas que
Alberto González Amador usó para defraudar.
Pero además hay otra empresa, Masterman and Whitaker, que la
inspección describe como “una mera sociedad interpuesta”. Una sociedad sin
empleados, sin infraestructura y sin apenas actividad, pero que Alberto
González Amador utilizó para cobrar un contrato de 600.000 euros. Según Hacienda
todo esto se hizo a través de una “factura ficticia” que “no se corresponde con
la realidad”. ¿El objetivo? Lograr “una ventaja fiscal inadmisible”, según la
inspección. En otras palabras: para defraudar.
¿Y qué es una empresa pantalla o empresa fantasma? Según cualquier
diccionario, es el sinónimo de una “sociedad
interpuesta”. Exactamente el término del que habla la inspección.
Miguel Ángel Rodríguez: “La declaración a la que se refiere es
previa a salir con la presidenta”
Falso. Alberto González Amador está acusado de dos delitos
fiscales. Uno por cada año. Y en ambos era ya oficialmente la pareja de Isabel
Díaz Ayuso.
El primer delito es por la declaración del impuesto de
Sociedades del año 2020. Pero esta declaración –igual que ocurre con el IRPF–
se presenta al año siguiente: en el verano de 2021.
El segundo delito fiscal del que está acusado es por el impuesto
de Sociedades del año 2021, que igualmente se presenta al año siguiente: en
2022.
La primera noticia de que Alberto González Amador e Isabel Díaz
Ayuso son pareja se publicó en mayo de 2021. Es decir: meses antes de la
primera ocasión –hubo dos– en la que Alberto González Amador intentó colar a
Hacienda facturas falsas para defraudar 350.000 euros en impuestos.
Miguel Ángel Rodríguez. “Si Alberto no fuera el novio de Ayuso,
esto estaba cerrado hace mil años”
Falso. Todo esto lleva el ritmo habitual. La inspección fiscal
empezó en mayo de 2022. Duró año y medio, con los plazos de alegaciones y
demás. Los inspectores encontraron no solo un fraude sino algo peor: facturas
falsas para desgravarse 1,7 millones de euros. Por eso informaron al
departamento de delitos económicos de la Fiscalía, como hacen siempre que encuentran
indicios de delitos, y no una simple irregularidad. A la Fiscalía llegó el 22
de enero de 2024, de ahí pasó al juzgado y ahora está bajo investigación
judicial. Alberto González Amador y cuatro personas más.
Hasta que se presentó la denuncia y cayó en manos de
elDiario.es, ni en la Agencia Tributaria ni en la Fiscalía sabían que se
trataba de la pareja de Ayuso. Así lo confesó el propio fiscal que llevaba el
caso, Julián Salto, cuando fue a declarar ante el Tribunal Superior de Justicia
de Madrid.
Y sí: cualquier ciudadano que intente desgravarse 1,7 millones
de euros con facturas falsas es probable que acabe igual.
Miguel Ángel Rodríguez. “La Fiscalía es un órgano colegiado y
jerárquico. El fiscal Salto no puede hacer nada para llegar a un acuerdo sin
permiso de arriba”
Falso. La Fiscalía es un órgano colegiado y jerárquico pero no
se pide permiso a cada paso ni todo se decide “desde arriba”. Según declaró el
fiscal Salto ante el TSJ de Madrid, nadie le dio ninguna orden. Era un caso
más.
Miguel Ángel Rodríguez: “Es un expediente de la Fiscalía contra
Alberto diseñado por Pedro Sánchez”
Falso. Todo esto nace de la Agencia Tributaria. Es allí donde se
descubre el pastel.
Miguel Ángel Rodríguez: “Alberto es un profesional desde hace
muchos años. Un directivo, un ejecutivo de empresa muy brillante que ha tenido
problemas con unas facturas de la empresa, con Hacienda, como muchos”
Falso. Alberto González Amador es un comisionista y un presunto
delincuente. Alguien que cobró dos millones de euros de comisión por un
contrato de mascarillas que acabaron después en el sector público. Y que
después de ese pelotazo, utilizó facturas falsas para rebañar otros 350.000
euros que debía pagar a todos los españoles.
Y no, tampoco ha tenido un problema común con Hacienda. No es
algo que le pase a “muchos”. La Agencia Tributaria culminó la inspección y
encontró algo más grave que un simple fraude fiscal: varios presuntos
delitos.
Para que alguien sea acusado de delito fiscal, por la vía penal,
hacen falta dos cosas. La primera: que el fraude supere los 120.000 euros en un
solo año, como aquí pasó. La segunda: que sea intencionado: que tenga el ánimo
manifiesto de defraudar. Y aquí hablamos de facturas falsas y empresas
pantalla, no de un simple error. No es que Alberto González Amador tratara de
desgravarse la gasolina, o el coche, o que colara recibos de comidas que no se
podía desgravar. Es que simuló 1,7 millones de euros en facturas falsas.
Miguel Ángel Rodríguez: “Adelantó dinero y Hacienda se lo tuvo
que devolver. Hacienda le devolvió dinero, fijo”
Falso. En una jugada surrealista, Alberto González Amador
intentó retirar las facturas falsas que se había desgravado. Y en la
declaración del ejercicio de 2022 –que presentó en junio de 2023 cuando la
inspección ya estaba en marcha– se apuntó como ingresos esas facturas que se
había deducido para así tratar de pagar lo que en su momento defraudó.
La Agencia Tributaria le mandó a paseo por esta estrambótica
declaración. En el informe lo explican muy clarito: “Las cantidades pagadas en
el Impuesto de Sociedades de 2022 no solamente no sirven para regularizar la
situación sino que, en rigor, tampoco son imputables para entender por
satisfecha la responsabilidad civil derivada de estos delitos”.
En realidad, Alberto González Amador debe bastante más dinero a
Hacienda que los 350.951 euros que defraudó. Para cerrar el caso con una
conformidad –como su abogado ofreció a la Fiscalía– tendrá que pagar un recargo
de entre el 50% y el 150% de lo defraudado. Su abogado, cuando propuso un
acuerdo a la Fiscalía, ofreció más de medio millón.
Miguel Ángel Rodríguez: “Si Alberto quiere, puede pleitear con
Hacienda. Y además creo que ganaría”
Su abogado no opina igual. Por eso en enero quiso cerrar el
juicio declarándose culpable antes de empezar. “Ciertamente se han cometido dos
delitos fiscales”, reconoció en ese correo ante la Fiscalía donde él mismo
admitía el fraude fiscal.
En junio, Alberto González Amador volvió a intentar un acuerdo.
Su abogado propuso reconocer un tercer delito, además de los dos delitos
fiscales: el de falsedad documental. Estaba dispuesto a aceptar una condena de
ocho meses de cárcel, con tal de no entrar en prisión.
El acuerdo no se cerró, pero no porque la pareja de Ayuso
quisiera pleitear. Fueron las acusaciones populares –PSOE y Más Madrid– las que
se negaron y pidieron a la juez continuar con la investigación.
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