viernes, 10 de enero de 2025

P’ATRÁS

 

P’ATRÁS

La única filtración reconocida y constatada es aquella que realiza Miguel Ángel Rodríguez prevaliéndose de su posición institucional para difundir una mentira que comprometía la integridad y el buen nombre de servidores públicos

ANTÓN LOSADA

 

Miguel Ángel Rodríguez comparece ante los medios tras su declaración como testigo en el Tribunal Supremo el 8 de enero. / RTVE

Estaba todo dispuesto para el paseíllo y vuelta al ruedo con las dos orejas y el rabo, mientras ese himno que ensancha los corazones de los buenos españoles titulado “Y Viva España” era atacado con ardor por la orquesta de la plaza, dirigida por Carlos Mazón y financiada con el dineral ahorrado por la Generalitat eliminando aquella frivolidad woke de la Unidad de Emergencias Valenciana –todo el mundo sabe que las emergencias, o son españolas, o no son emergencias–. En el espectáculo programado ante el Tribunal Supremo había previsto de todo: bomberos toreros, chistes de gangosos, de maricas, de gordos y de feministas, Baltasares con la cara pintada reciclados de las cabalgatas de Reyes, el coro de rezadores del Rosario ante Ferraz y hasta un equipo de levantadores de cañas profesional. Todo aquello que representa la verdadera libertad iba a estar allí para celebrarlo. Pero Miguel Ángel Rodríguez propone y Dios dispone.

Después de meses de alimentar las esperanzas de los buenos españoles y las ilusiones de los verdaderos patriotas con sus celebrados “pa’lantes” en la única red social donde se respira auténtica libertad y la verdad es lo único que realmente importa, resulta que todo se fue quedando en un decepcionante “p’atrás”. Íbamos a empitonar por donde más le dolía al innombrable fiscal general del sanchismo y hemos acabado con los estoques clavados en los pies. 

Llegada la hora de la verdad, toda la valentía y el arrojo acreditados por nuestro MAR en decenas de tuits en defensa de España y la libertad, se quedaron en poco menos que un “a mí me lo dijeron y yo me lo creí porque soy buena gente y me creo todo lo que me dicen”, un “la verdad es que yo no lo vi. A mí me lo contaron”, un “cuando llegué ya estaba el lío montado y me metí para arreglarlo” y un “yo pensaba que era una cosa y resulta que no era, que era otra, pero nadie me lo dijo”. Aunque, sin duda, el momento más brillante de su testimonio –con obligación de decir verdad– fue cuando afirmó que había filtrado la mentira después, como reacción a la filtración previa de la verdad.  

En el instante supremo, nuestro despiadado y astuto master of puppets se quedó en flojo y acaramelado baladista; al menos dentro de la Sala y ante un magistrado instructor, Ángel Hurtado, que si llega a mostrarse más amistoso le paga unas dietas por la molestia de haber acudido a declarar. Después, en la calle, ante los micrófonos que se lleva el viento, volvió el león del “pa’lante” dispuesto a no dejar ni una cabeza sin meter en la cárcel. Pero el “p’atrás” ha quedado escrito en papel timbrado del juzgado; ya no hay quien lo mueva. 

La única filtración reconocida y constatada es aquella que realiza el mencionado testigo, Miguel Ángel Rodríguez; prevaliéndose de su posición institucional para difundir una mentira que comprometía gravemente la integridad y el buen nombre de servidores públicos –inspectores de Hacienda y fiscales–, además de imputarles la comisión de varios posibles delitos castigados penalmente. Que le engañara el novio de Isabel Díaz Ayuso enseñándole únicamente un correo, como declaró en el Supremo, o el susodicho novio sea un “un hombre honorable, brillante” que nunca se ha declarado culpable, como ha aclarado después a la prensa, ya es un problema entre bros, al resto nos da un poco igual. 

La declaración en sede judicial de varios periodistas, en especial Miguel Ángel Campos de la Cadena SER, con una excelente y precisa memoria para situar los tiempos y su conocimiento hasta seis horas antes del conocimiento del fiscal general sostiene ahora el “p’atrás” sobre una evidencia física. Sólo la voluntad del magistrado Hurtado protege ya a MAR y a alguno más de un cambio de condición. Parece difícil que seguir vaciando móviles y pidiendo listados a las compañías telefónicas pueda mantener viva una causa contra el fiscal García Ortiz que ya ni el mismismo Elon Musk sabría muy bien cómo seguir empujando “pa’lante”.

 

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