P’ATRÁS
La única filtración reconocida y constatada es aquella que realiza Miguel
Ángel Rodríguez prevaliéndose de su posición institucional para difundir una
mentira que comprometía la integridad y el buen nombre de servidores públicos
Miguel Ángel Rodríguez comparece ante los medios tras su declaración como
testigo en el Tribunal Supremo el 8 de enero. / RTVE
Estaba
todo dispuesto para el paseíllo y vuelta al ruedo con las dos orejas y el rabo,
mientras ese himno que ensancha los corazones de los buenos españoles titulado
“Y Viva España” era atacado con ardor por la orquesta de la plaza, dirigida por
Carlos Mazón y financiada con el dineral ahorrado por la Generalitat eliminando
aquella frivolidad woke de la Unidad de Emergencias Valenciana –todo el
mundo sabe que las emergencias, o son españolas, o no son emergencias–. En el
espectáculo programado ante el Tribunal Supremo había previsto de todo:
bomberos toreros, chistes de gangosos, de maricas, de gordos y de feministas,
Baltasares con la cara pintada reciclados de las cabalgatas de Reyes, el coro
de rezadores del Rosario ante Ferraz y hasta un equipo de levantadores de cañas
profesional. Todo aquello que representa la verdadera libertad iba a estar allí
para celebrarlo. Pero Miguel Ángel Rodríguez propone y Dios dispone.
Después de meses de alimentar las esperanzas de los buenos españoles y las ilusiones de los verdaderos patriotas con sus celebrados “pa’lantes” en la única red social donde se respira auténtica libertad y la verdad es lo único que realmente importa, resulta que todo se fue quedando en un decepcionante “p’atrás”. Íbamos a empitonar por donde más le dolía al innombrable fiscal general del sanchismo y hemos acabado con los estoques clavados en los pies.
Llegada
la hora de la verdad, toda la valentía y el arrojo acreditados por nuestro MAR
en decenas de tuits en defensa de España y la libertad, se quedaron en poco
menos que un “a mí me lo dijeron y yo me lo creí porque soy buena gente y me
creo todo lo que me dicen”, un “la verdad es que yo no lo vi. A mí me lo
contaron”, un “cuando llegué ya estaba el lío montado y me metí para
arreglarlo” y un “yo pensaba que era una cosa y resulta que no era, que era
otra, pero nadie me lo dijo”. Aunque, sin duda, el momento más brillante de su
testimonio –con obligación de decir verdad– fue cuando afirmó que había
filtrado la mentira después, como reacción a la filtración previa de la
verdad.
En
el instante supremo, nuestro despiadado y astuto master of puppets se
quedó en flojo y acaramelado baladista; al menos dentro de la Sala y ante un
magistrado instructor, Ángel Hurtado, que si llega a mostrarse más amistoso le
paga unas dietas por la molestia de haber acudido a declarar. Después, en la
calle, ante los micrófonos que se lleva el viento, volvió el león del
“pa’lante” dispuesto a no dejar ni una cabeza sin meter en la cárcel. Pero el
“p’atrás” ha quedado escrito en papel timbrado del juzgado; ya no hay quien lo
mueva.
La
única filtración reconocida y constatada es aquella que realiza el mencionado
testigo, Miguel Ángel Rodríguez; prevaliéndose de su posición institucional
para difundir una mentira que comprometía gravemente la integridad y el buen
nombre de servidores públicos –inspectores de Hacienda y fiscales–, además de
imputarles la comisión de varios posibles delitos castigados penalmente. Que le
engañara el novio de Isabel Díaz Ayuso enseñándole únicamente un correo, como
declaró en el Supremo, o el susodicho novio sea un “un hombre honorable,
brillante” que nunca se ha declarado culpable, como ha aclarado después a la
prensa, ya es un problema entre bros, al resto nos da un poco
igual.
La
declaración en sede judicial de varios periodistas, en especial Miguel Ángel
Campos de la Cadena SER, con una excelente y precisa memoria para situar los
tiempos y su conocimiento hasta seis horas antes del conocimiento del fiscal
general sostiene ahora el “p’atrás” sobre una evidencia física. Sólo la
voluntad del magistrado Hurtado protege ya a MAR y a alguno más de un cambio de
condición. Parece difícil que seguir vaciando móviles y pidiendo listados a las
compañías telefónicas pueda mantener viva una causa contra el fiscal García
Ortiz que ya ni el mismismo Elon Musk sabría muy bien cómo seguir empujando
“pa’lante”.
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