miércoles, 22 de enero de 2025

LA MARSELLESA DE LA PAZ

LA MARSELLESA DE LA PAZ

/ MANUEL ALMISAS ALBÉNDIZ

Nunca había entendido que el 14 de abril de 1931, al proclamarse la Segunda República, se cantara «La Marsellesa» en casi todos los pueblos y ciudades del Estado español. ¿Tanta gente conocía la letra el himno de Francia? No dudo que muchos republicanos, librepensadores y masones supieran el himno de la República por excelencia -la francesa-, y que lo cantaran en sus encuentros, actos laicos y mítines, pues el francés era el idioma de elección en los centros de segunda enseñanza y liceos a finales del siglo XIX y principios del XX, aunque lo más normal es que sonara solo la música tocada por bandas de músicas de sociedades y ateneos, o sencillamente se tarareara. Pero ¿el pueblo trabajador lo sabía?, claro que no. En algunas poblaciones la prensa informaba que la manifestación que festejaba la proclamación de la Segunda República lo hizo al son de los acordes de «La Marsellesa», y eso sí se entiende, pues las bandas de música de los centros obreros y republicanos conocerían de sobra la melodía, al igual que el Himno de Riego o «La Internacional». Pero ¿y en los lugares donde se informaba que se había cantado «La Marsellesa»? ¿En francés, o con la letra traducida? Ese hecho siempre me pareció increíble, pero ahora lo comprendo todo.

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El masón y oficial del ejército francés Claude J. Rouget de Lisle, estando de guarnición en Estrasburgo durante la guerra contra la Coalición de Austria y Prusia en los inicios de la Revolución Francesa, escribió y compuso en abril de 1792 una canción titulada «Canción de guerra para el ejército del Rhin» que alcanzó un enorme éxito entre las diversas unidades del ejército francés. Cuando a finales de julio de ese año entraron en París los voluntarios de la Guardia nacional de Marsella cantando el nuevo himno, se desató la locura, y el ahora conocido como «Himno de los Marselleses» fue considerado el verdadero himno de la Revolución francesa que avanzaba imparable y culminó el 14 de julio de 1795 cuando la Convención Nacional aprobó un decreto convirtiendo a «La Marseillaise» en el himno nacional de la Primera República de Francia.

Esta Primera República tuvo una vida efímera y en 1804 con la instauración del Imperio de Napoleón I se terminó también con la oficialidad de la Marsellesa, que incluso estuvo prohibida bajo los reinados de los borbones Luis XVIII y Carlos X. Esta adversa circunstancia histórica hizo que la Marsellesa fuera considerada el himno revolucionario de toda Europa de la primera mitad del siglo XIX, el símbolo de la Revolución y de la República, y especialmente cuando se instauró la Tercera República francesa en 1870 y durante la Comuna de París de 1871.

Sin embargo, sus versos guerreros y patrióticos (¡A las armas, ciudadanos!/¡Formad vuestros batallones!/¡Marchad, marchad!/¡Que la sangre de los impuros/ riegue vuestros campos!/ etc…) pronto fueron objeto de versiones, dejando intacta la melodía de Rouget de Lisle que fue considerada revolucionaria, emotiva y movilizadora. Mucho antes de estas versiones, poco después de la «Crisis del Rin» en 1841, el poeta romántico francés Alphonso de Lamartine escribió el poema «La Marsellesa de la Paz» («La Marseillaise de la Paix») publicado en el diario La Presse de París, como respuesta al poeta alemán Nikolaus Becker que defendía un Rin alemán a toda costa («hasta que los huesos del último hombre sean enterrados en sus olas»), dedicado a la paz entre franceses y alemanes, algunos de cuyos versos serán reproducidos ampliamente en el futuro, y constituirán la fuente de inspiración para las distintas versiones pacifistas: «¿Vemos algún rastro de fronteras en el cielo?… Desgarrad estas banderas; otra voz os grita:/”¡Sólo el egoísmo y el odio tienen una patria;/ La Fraternidad no la tiene”… Soy conciudadano de toda alma que piensa:/ ¡La verdad es mi patria!».

La primera versión de la Marsellesa que se conoce data de los inicios del movimiento obrero y de la Primera Internacional (1864) y se llamó «La Marsellesa de los Trabajadores» (originalmente «Marsellesa de los Trabajadores alemanes»-Lied der deutschen Arbeiter) compuesta en 1864 por el joven zapatero socialista alemán Jakob Audorf (1835-1898) como homenaje a Ferdinand Lassalle, reciente fundador de la Asociación General de Trabajadores de Alemania, cuya versión se cantó en todas las manifestaciones, mítines y congresos socialistas obreros en las décadas siguientes, y en varios países centro-europeos. Por ejemplo, el Congreso Internacional Socialista de Bruselas en 1891 se inauguró entonando todos los delegados la «Marsellesa de los Trabajadores»; el Congreso de los Socialistas Alemanes de 1895 y el de Stuttgart de 1898 se terminó también con la «Marsellesa de los Trabajadores». Su estribillo decía: «No tememos al enemigo, ¡Permanezcamos unidos en la batalla! ¡Marchad, marchad, marchad! incluso a través del dolor y las penurias, ¡por la libertad, la justicia y el pan!» (traducido del alemán).

La siguiente versión se cantó precisamente durante el movimiento obrero revolucionario de la Comuna de París en los meses de marzo a mayo de 1871, donde la Marsellesa volvió a ser considerada su himno, aunque se hizo famosa con una nueva letra bajo el título «La Marsellesa de la Comuna», escrita por la poeta marsellesa y teniente de la Guardia Nacional Eugénie de Castellane, también conocida como «Madame Faure» (por el apellido de su marido), y cuyo estribillo era «Cantemos a la libertad,/ defendamos la ciudad,/ marchad, marchad,/ sin soberano, el pueblo tendrá pan»1. Ocho años más tarde, en 1879, ya durante la Tercera República «La Marsellesa» fue restituida como himno nacional de Francia, y así ha permanecido desde entonces.

En Cataluña, en 1871, al calor de la Comuna de París, José Anselmo Clavé (1824-1874) republicano federal y fundador del movimiento coral en Cataluña y en España. traducía y adaptaba al catalán la letra de «La Marsellesa», a veces conocida como la «Marsellesa de la Paz» de Clavé, aunque su letra no era pacifista en absoluto porque era una traducción de la original, y puede dar lugar a confusión sobre la verdadera «Marsellesa de la Paz» que más adelante comentaré2. Se hizo muy famosa durante la Primera República en Cataluña, y años después aún era cantada por los «Coros Clavé». A esta misma época de la Primera República y la República federal, pertenece un documento del Instituto Municipal de Historia de Barcelona, donde se puede ver en una cara, una viñeta de Noguera, «La República federal» (con gorro frigio), y en la otra, titulada «Himno federal La Marsellesa», otra viñeta donde se puede ver a un Federal con un fusil y un gorro frigio, con el siguiente pie en forma de décima: «Al arma federals/Lo fusell empuñem;/Marchem, marchem/y a foch y a sang/Al carli exterminem». Es otra versión de la Marsellesa, esta vez con letra adaptada a la época de la Tercera Guerra Carlista.

En la Rusia pre-soviética también se hizo famosa otra «Marsellesa de los Trabajadores» (1875), con letra del socialista revolucionario Piotr Lavrov, que acababa de volver de un largo exilio en París. Esta versión se cantaba aún en la revolución rusa de 1905 y también en la de marzo de 1917.

MARSELLESA DE LA PAZ

Además de estas Marsellesas «obreras» surgieron otras de tipo pacifista. Por ejemplo, en 1878, el prolífico escritor francés Étienne Ducret (1829-1909) escribió la letra de «La Marsellesa de la Paz», a la que llamó también «Marsellesa de los soldados del trabajo». Y un año después escribía otra «Marsellesa», esta vez llamada «Marsellesa escolar». No se conocen las letras de ambos trabajos, aunque fueron publicados como folletos por la Editorial «Le Bailly» de París.

Poco después, en 1879, Ferdinand Jacobs, abogado y director del diario Échos de Cannes, escribió la letra de otra versión de «La Marsellesa de la Paz» a la que subtituló el «Himno de la Libertad», y en el estribillo quedaba claro que reivindicaba los ideales republicanos franceses: «¡Vive la Liberté! Vive l’Égalité!/ Vive (bis) la République et la Fraternité!».

También en Francia surgió otra versión mucho más conocida de «La Marsellesa de la Paz» en 1892 cuando el pedagogo libertario Paul Robín (1837-1912), que ejercía entonces de maestro en el Orfanato experimental de Cempuis (Oise-Francia), compuso una nueva letra con la melodía de «La Marsellesa» de Rouget de Lisle para que la cantaran sus alumnos. Su mensaje era pacifista y en su estribillo se cantaba: «Plus d’armes, citoyens!/ Rompez vos bataillons!/ Chantez, chantons,/ Et que la paix/ Féconde nos sillons!» (¡No más armas, ciudadanos!/ ¡Disolved vuestros batallones!/ Cantad, cantemos,/ ¡y que la paz fecunde nuestros campos!). Y con estos primeros versos: «De la patria universal puede venir el día soñado de la paz, de la querida paz. La rama salvadora se alzará, y oiremos a los pueblos del mundo extender sus brazos hacia las fronteras, gritando: ¡ya no hay más soldados! Unámonos, somos hermanos». Esta versión se extendió en muy poco tiempo por todas las escuelas laicas de Francia y países francófonos como Bélgica y Suiza3. Ejemplo de ello es que en el Congreso Internacional de Librepensadores celebrado en Ginebra (Suiza) en octubre de 1902, un grupo de niños y niñas de la escuela laica gratuita de Charles Fulpius (presidente de los Librepensadores de Ginebra) cantaron «La Marsellesa de la Paz» durante un viaje en barco por el lago Lemán con que los organizadores obsequiaron a los delegados y delegadas del Congreso. Por suerte, Las Dominicales del Librepensamiento (Madrid) copiaron en la crónica del evento los primeros versos y el estribillo del himno, y se trataba de «La Marsellesa de la Paz» de Paul Robín4. Aún he podido recopilar otras versiones que se llamaron de la misma forma, incluso utilizando el mismo estribillo (¡No más armas, ciudadanos!/ ¡Disolved vuestros batallones!/ Cantad, cantemos,/ ¡y que la paz fecunde nuestros campos!), pero con ligeras modificaciones en las diferentes estrofas del himno.

LA INTERNACIONAL

Cuando el himno de «La Internacional» se popularizó en el movimiento obrero y sindicalista en los albores del siglo XX, la Marsellesa y sus distintas versiones, obreras o pacifistas, ya eran muy conocidas y cantadas en toda Europa y en países latinoamericanos como Argentina o Chile. Veamos.

El escritor y poeta francés Eugène Pottier, miembro de la Primera Internacional y de la Comuna de París, compuso en junio de 1871 su poema «L’Internationale», dedicado a la gloria del internacionalismo obrero, antes de exiliarse en Inglaterra tras la feroz represión que siguió a la derrota de La Comuna. Después de un largo exilio en Inglaterra y en Estados Unidos, y tras ser amnistiado, Pottier, anciano y enfermo, volvió a Francia y allí tuvo el reconocimiento poético y musical que no había podido tener antes. En 1887, dieciséis años después de haberla compuesto, se publicó por primera vez el poema «La Internacional» en su libro «Cantos Revolucionarios». Pottier pensó que su poema «La Internacional» se debía cantar con la melodía de «La Marsellesa», y así se escuchó en su funeral celebrado en París en noviembre de 1887.

Pottier no se podía imaginar que a los pocos meses su poema se iba a convertir en un himno más universal que la Marsellesa. En 1888, el coro del Partido Obrero de Lille pidió a uno de sus miembros, el obrero textil y músico aficionado Pierre Degeyter (De Geyter), que compusiera una música original para «L’Internationale» de Pottier. El 23 de julio de 1888, por primera vez, el coro «Lyre des Travailleurs», reunido en un local del barrio obrero de Saint-Sauveur de Lille, interpretó la canción con la nueva melodía de Degeyter. Su partitura se publicó en 1889, pero aún pasarían varios años sin que fuera conocida más allá de los círculos obreros de Lille.

Aunque «La Internacional» de Pottier-Degeyter experimentó un importante impulso en el Congreso del Partido Obrero francés celebrado en Lille en 1896, su triunfo definitivo tuvo lugar el 8 de diciembre de 1899, durante el Congreso de Unidad de todas las organizaciones obreras y socialistas francesas celebrado en el Gimnasio Japy de París, cuando el delegado por Lille, Henri Ghesquière, se subió a la tribuna para cantarla y todos los delegados terminaron cantándola al unísono, adoptándolo como himno obrero revolucionario de Francia. Finalmente, el 7 de febrero de 1904 el himno de «La Internacional» fue adoptado oficialmente por la Oficina de la Internacional Socialista de Bruselas, lo que supuso un día de gloria para los dos modestos obreros que lo habían hecho posible: Eugéne Pottier y Pierre Degeyter.

Muy poco antes, en el mes de noviembre de 1899 el Orfeón Socialista de Bilbao publicó un folleto que contenía la letra y la partitura de cinco himnos, y entre ellos se encontraba «La Internacional» que especificaban que era un «himno de Francia», «uno de los más populares en Francia y Bélgica» y que «no es conocido en España»5.

Efectivamente era así, pues la primera vez que se escuchó el himno «La Internacional» en el Estado español fue el 23 de enero de 1900 en Madrid en el Centro de Sociedades Obreras de la Calle Relatores, interpretado por el Orfeón Socialista de Madrid -recientemente organizado-, con motivo de la inauguración de dicho Centro, donde intervino Pablo Iglesias. Cuatro días después, el Orfeón Socialista de Bilbao la interpretaba en una velada cultural organizada en el Teatro-Circo de Bilbao para recaudar fondos para adquirir acciones de El Socialista. La siguiente noticia fue con ocasión de la celebración en el Teatro Eldorado de Madrid por el aniversario de la Comuna de París y del fallecimiento de Karl Marx, el 18 de marzo de 1900, donde de nuevo el Orfeón Socialista interpretó «La Internacional», después de la «Marsellesa de la Paz» -que abrió y cerró la velada-, y el himno «La Commune». Y a continuación en la celebración del 1º de mayo de 1900 y desde entonces en todas las veladas, fiestas campestres, manifestaciones y celebraciones obreras y socialistas.

LA MARSELLESA DE LA PAZ EN EL ESTADO ESPAÑOL

Se conocen diversas versiones de «La Marsellesa de la Paz» anteriores a 1900 en Francia y otros países europeos, como hemos visto, pero en el Estado español no se tienen noticias de su existencia en esos años de finales del siglo XIX.

La primera vez que se escuchó «La Marsellesa de la Paz» fue el 1º de mayo de 1900, cuando en el mitin celebrado en el Frontón Central de Madrid al que asistieron más de 12.000 obreros y cuyo gran protagonista fue Pablo Iglesias, el Orfeón Socialista madrileño entonó el canto «El 1º de Mayo» y los himnos «A los mártires de la Comuna« y »La Marsellesa de la Paz»6. Ese mismo himno, y los anteriores, también se pudieron escuchar por la noche en la velada que la Asociación Artístico-socialista del Centro Obrero de la calle Relatores organizó en el Teatro Novedades con un programa musical y teatral que se abrió con el himno «La Marsellesa de la Paz»7.

Desde entonces, ese himno se cantó en Madrid, en Bilbao y en otras muchas ciudades, en todo tipo de celebraciones y actos (el 1º de mayo o los aniversarios de La Comuna de París y del fallecimiento de Carlos Marx), y especialmente por orfeones y coros socialistas junto al himno de La Internacional, entre otros.

La prensa socialista destacó que en el mitin celebrado en el Frontón Central de Madrid el 6 de octubre de 1907, con motivo de la campaña contra la guerra que los socialistas franceses y españoles habían acordado en el Congreso de Stuttgart, es donde se cantó «por vez primera por miles de voces, no por un Orfeón, “La Marsellesa de la Paz”»8.

En 1908 el Orfeón Socialista de Madrid publico un folleto con himnos socialistas donde se encontraba la Marsellesa de la Paz junto a «La Internacional» o «La Commune». Y desde entonces y durante tres décadas se publicitó su venta en diarios y revistas socialistas.

La «Marsellesa de la Paz» coexistió durante muchos años con «La Internacional» dentro de los ambientes socialistas, siendo cantada a coro por los asistentes a mítines y celebraciones, convirtiéndose en un himno tan importante como «La Internacional». Sin querer ser exhaustivo, solo quiero recordar que en los mitines y veladas de los socialistas partidarios de las Tercera Internacional en 1919 para recordar las figuras de Rosa Luxemburgo y Carlos Liebknecht se terminó cantando los asistentes ambos himnos, o que en el acto de solidaridad con los bolcheviques y los espartaquistas celebrado en la Casa del Pueblo de Madrid en enero de 1919, donde intervinieron García Cortés y Virginia González, además de dar “Vivas” al partido de Lenin y a la Liga Espartaco, se terminó cantando a pleno pulmón «La Internacional» y la «Marsellesa de la Paz».

Esta era la letra de la «Marsellesa de la Paz» cantada por los socialistas españoles en las tres primeras décadas del siglo XX9:

-Contra el feroz grito de guerra

que resonando siempre está,

de la paz el hermoso estandarte,

los obreros debemos alzar,

y así, a través de las fronteras,

pronto los tiranos oirán

a los pueblos todos gritar:

“¡No más guerras, somos hermanos!”.

ESTRIBILLO:

Al ruido del cañón,

obreros, contestad:

Unión, unión,

hasta obtener

el triunfo de la Paz.

– No más cañones ni fusiles;

abajo el arte destructor;

ni más cantos ni gritos de guerra

que despierten el odio feroz.

Fraternidad santa y querida,

ven y nuestra guía serás,

tú en el mundo debes reinar

pues los hombres somos hermanos.

ESTRIBILLO

Al ruido de cañón,

etc…

Dentro del mundo anarcosindicalista también se adaptó la música de la Marsellesa a letras propias de sus ideales. Es bien conocido que existió una Marsellesa Anarquista («A la revuelta, proletario;/ ya brilla el día de la redención/ que el sublime ideal libertario/ sea el norte de la rebelión, etc.») que entonaron los «cuatro de Chicago» (Spies, Engel, Parsons y Fischer) cuando al mediodía de aquel «viernes negro» del 11 de noviembre de 1887 los carceleros los fueron a buscar para llevarlos a la horca por los sucesos de la Huelga General en los Estados Unidos el 1º de mayo de 1886.

Pero también los anarquistas cantaron la «Marsellesa de la Paz», recogida en un cancionero fechado tan tardíamente como 1930 y recopilado por Mauro Bajatierra, ¡y se trataba exactamente de la misma versión que cantaban los socialistas!10.

***

Cuando se proclamó la Segunda República el 14 de abril de 1931, el significado de la Marsellesa entre el pueblo trabajador era muy distinto al que tuvo el 11 de febrero de 1873 en la proclamación de la Primera República. En ambas se tocaron el Himno de Riego y la Marsellesa, pero ahora la Marsellesa no era el himno francés que recordaba a la Revolución francesa y a la República francesa, sino que el desarrollo del movimiento obrero había derivado en dotar a la música de la Marsellesa de un contenido internacionalista y antimilitarista propio, y además de una letra que se sabrían centenares de miles de obreros y obreras socialistas, anarquistas y comunistas (porque antes fueron socialistas).

Claro que sonaron los acordes de la Marsellesa por la calles y plazas el 14 de abril de 1931, y claro que se cantó la Marsellesa, pero fue la «Marsellesa de la Paz», y ahora lo entiendo todo.

 

NOTAS:

1Se puede escuchar en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=y07IQmYukbQ

2Se puede consultar en: https://blocs.mesvilaweb.cat/jordimartif69/llibrenegre-1871-josep-anselm-clave-versio-catalana-de-la-marsellesa/

3Una adaptación actual puede escucharse en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=pBJ_93pHouc

4 Ejemplar del 21 de noviembre de 1902.

5El Socialista del 17 de noviembre de 1899 y La Lucha de Clases (Bilbao) del 18 de noviembre de 1899.

6La Correspondencia de España (Madrid) del 1 de mayo de 1900.

7El País (Madrid) del 29 de abril de 1900.

8 El Socialista del 11 de octubre de 1907.

9 «Himnos cantados por el Orfeón Socialista madrileño»-Ed. Inocente Calleja (Madrid-1908).

10«Airones de guerra contra el capitalismo y contra el Estado»-Madrid-1930. Consultado en el Instituto Internacional de Historia Social (IISG) de Ámsterdam.

 

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