2025: ¡QUÉ EMPIECEN LAS FRANCO
WARS!
Eduardo Parra / Europa Press / ContactoPhoto
2025 será el año de Franco. Esa es por lo menos la voluntad del gobierno, que el pasado miércoles presentó los actos que conmemorarán los 50 años de la muerte del caudillo
Sería una gran noticia que 2025 sea el año en el que se prohíbe de una vez la exhibición de símbolos franquistas y la apología de la dictadura o en el que se pone fin a la impunidad de los que asesinaron y reprimieron a miles de personas durante 4 décadas, pero me temo que la estrategia del gobierno pretende algo muy distinto. Así lo demuestra la insistencia, repetida en cada discurso, de homenajear a “todas las víctimas” de la guerra, independientemente de si combatían por la causa de la democracia o del lado de la sublevación fascista, o el anuncio de un acto para reivindicar el papel “ejemplar” de la monarquía durante la transición española, cuando la complicidad de Juan Carlos I con los golpistas del 23-F hoy ya es un hecho de dominio público.
A falta
de conocer más detalles, la presentación de estos actos, de momento, ya ha
cumplido con su propósito: acaparar muchos titulares y hacer que todas las piezas
del tablero político tengan que moverse al ritmo que marca Moncloa. Con “España
en libertad” el PSOE consigue centrar el debate público en el único frente en
el que aún puede parecer de izquierdas. Mejor hablar de Franco que de la crisis
de la vivienda y los precios del alquiler, del impuesto a las energéticas o de
la ruptura de relaciones con Israel, donde sus políticas no difieren en nada de
las de la derecha.
Por otra
parte, el sanchismo busca otro objetivo: polarizar con Vox a costa del PP y
evitar así que Feijóo siga concentrando el voto de la oposición de derechas.
Saben que el PP no puede abrazar abiertamente la reivindicación del franquismo,
por riesgo de perder a su electorado más moderado y quedar mal ante sus socios
del Partido Popular Europeo. Nada que ver con Vox. El pasado 26 de noviembre su
diputado Manuel Mariscal alabó la figura de Franco en el Congreso, algo a lo
que la formación de Abascal todavía no se había atrevido abiertamente en tan
altas esferas. Y no es un cualquiera. Mariscal, diputado por Toledo, es el
responsable de las estrategias de comunicación de los de Abascal. Su
intervención debe leerse como una llamada a filas a todos los cuadros y a la
militancia del partido de ultraderecha. Si hasta ahora el franquismo
sociológico de Vox solo había enseñado la patita, en 2025 será una de sus
líneas estratégicas.
Ni qué
decir tiene que aquí el PSOE vuelve a jugar con fuego. En una cultura digital
más propicia al meme que a la reflexión profunda, en un país en el que el
sistema educativo siempre ha pasado de puntillas por la dictadura, el tiro
puede salirles por la culata y propiciar un revival: un año Franco 2.0. La
ultraderecha lee a Sun Tzu: “si nuestro enemigo nos subestima, le habremos
ganado antes de que se dé cuenta”.
La
pregunta que queda por responder es si hay margen de maniobra para la izquierda
transformadora en este marco. Lo hay y es más amplio de lo que parece. 2025
puede ser el año de unas Franco wars oportunistas y hasta contraproducentes
como plantea el PSOE, pero también puede ser el año en el que un partido se
atreva a llevar al Congreso una reforma de la Ley de Memoria Democrática que
ponga fin a la impunidad de los crímenes contra la humanidad cometidos por el
franquismo, el año en el que el primer franquista se siente en un banquillo.
También puede ser el año en el que una comisión de investigación oficial saque
a la luz la verdad sobre lo ocurrido durante el golpe de Estado del 23-F y
establezca con luz y taquígrafos qué papel jugó la monarquía. O el año en el
que nos tomemos en serio el respeto a los lugares de memoria democrática,
campos de exterminio y centros penitenciarios donde fueron asesinados y
torturados decenas de miles de republicanos. Espacios como la Cárcel Vieja de
Murcia, en la que fueron fusiladas 520 personas, y que el Ayuntamiento de
Murcia va a convertir en un gastrobar en los próximos meses ante la pasividad
del mismo gobierno de Sánchez. De momento ni siquiera figura entre los lugares
de memoria que el ejecutivo pretende reconocer. Todo un símbolo.
2025
también tendría que ser el año en el que, en lugar de homenajear a Machado en
Colliure, recuperemos sus restos y reciba un funeral de Estado consensuado con
sus descendientes. Un verdadero acto popular de reconocimiento, no un mero acto
político. En olor de multitudes. Que sea el 14 de abril y que sea festivo
nacional. Es lo mínimo que una democracia le debe a los que lucharon y murieron
por ella. Si Sánchez quiere ir a las Franco wars me parece muy bien, pero
nosotras vamos con todo.
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