UN 'SALVADOS' PARA
MAZÓN
FRANCESC ARABÍ
Como el cargo de Mazón es institucional
y no orgánico, Feijóo no ha podido pasarle al cobro, a cuenta de la Dana, la
factura pendiente por haber fastidiado la mayoría absoluta que habría situado
al gallego en la Moncloa. De momento ha fracasado el intento de forzar la
dimisión del president por parte de Feijóo, con apoyo logístico de Esteban
González Pons
Un encuentro fuera de cobertura
El Palau seguirá habitado por un político moribundo. Salvo que algún familiar o amigo le diga “Carlos, déjalo, no compensa que no puedas ir por la calle”, Carlos tiene intención de seguir. Con la cruz a cuestas. La cruz de la inoperancia en la gestión de las emergencias (el consabido envío de la alerta cuando la Dana ya se estaba cobrando vidas) y la de la incapacidad a la hora de gestionar la tragedia consumada.
Gravísimos errores políticos fruto de
una absoluta irresponsabilidad, cuyo principal hito fue la ausencia del
presidente de la reunión del Cecopi en la que se trató la crisis. Mientras
Utiel y Chiva se estaban ya ahogando, la UME intervenía y la rambla del Poyo y
el río Magro bajaban desbocados, Mazón comía con la ex periodista de Canal 9
Maribel Vilaplana, empresaria de éxito tras reinventarse como presentadora y
organizadora de eventos a través de su firma Bencomunicat SL. El chiste, por
cierto, se cuenta solo. Porque el presidente estuvo en esas horas críticas
fuera de cobertura. Por cierto, es mentira que el orden del día del encuentro
fuera ofrecerle la dirección de À Punt a la persona a la que hace unos meses no
solo le propuso ese cargo, sino otros. Por ejemplo, ser consellera y hasta
portavoz del Consell.
Reconstrucción de su imagen
El presidente Mazón está ahora volcado
en la labor de la reconstrucción. De la reconstrucción de su imagen para seguir
en el cargo. Fácil no lo tiene. Aunque en Presidencia se están aplicando a
fondo en la labor. Y no reparan en medios para intentar controlar el dato y el
relato. No se privan de llamar a directores de medios o actores más
secundarios.
Una muestra. El ex de Vilaplana, el
periodista de À Punt Xavier Carrau, hizo declaraciones críticas con la
insistencia de algunos medios en poner el foco en la comensala en vez de en el
presidente. Su salida a escena le honra. Pero resulta que alguna declaración
concreta sentó en el Palau como un kilo de tocino en ayunas. Y se lo hicieron
saber. Sin acritud, con amabilidad. Como cuando un señor de formas exquisitas
te llama para comunicarte que en la esquina del colegio del niño hay una farola
fundida y eso podría constituir un problema. Y uno piensa, ¡pero si al colegio
se va de día!
Un imposible: una entrevista como la de
Zaplana
Llegados a este punto y sin mayor
pretensión que la de ser útil, uno recomendaría al president que aceptara la
propuesta que le ha hecho Salvados, el programa de la Sexta, y
concediera una entrevista a fondo. Eso sí, que intente negociar que la interviú
se salga del perfil habitual del programa, que a menudo es un “Hundidos”. Que
sea una entrevista de las que blanquean, fijan y dan esplendor. Que tenga el
tono de la que le hicieron, por poner un caso, al padrino Zaplana. La que se
emitió el 22 de enero de 2023. Con réplicas y repreguntas muy amables. De esas
que el entrevistado suelta una trola como un piano y ahí queda.
Recordemos aquel programa. Primer bulo:
sentenció Zaplana que en los 6 millones que costó a la Generalitat el contrato
de Julio Iglesias (cuando se había dicho oficialmente que eran 2,25) se
incluían los gastos de organización de los conciertos. Mintió el ex presidente.
Quedó acreditado que los gastos, la mayoría sin justificar y en facturas
falsas, ascendieron a 12 millones. Segundo bulo. Dijo que él no tenía nada que
ver con la gestación de ese contrato. Se llegó a publicar la correspondencia
cruzada entre el ex jefe del Consell y el representante del artista maquinando
el desfalco. Pero nadie se lo recordó en el programa.
Más trolas. Explicó que la inversión de
las cajas de ahorro en Terra Mítica era dinero privado y que si el parque se
vendió por 67 millones a Aqualandia será porque era un caso de éxito. Pero no
le refrescaron la memoria de que costó 400 su construcción, con 150 de
sobrecoste. También aseguró que las grabaciones de la UCO en el Hotel
Wellington en las que tramaba con el testaferro Belhot la repatriación de
dinero en efectivo eran material de derribo, que en realidad no decía lo que
decía…
Todo por la audiencia
“¿Dijo usted que estaba en política para
forrarse?”, le inquirieron. Pues claro que no, rebatió Zaplana. En efecto. Su
frase en las cintas del caso Naseiro fue “tengo que hacerme rico porque estoy
arruinado, necesito mucho dinero”. Declaración de principios que no le
recordaron. A lo largo de la entrevista dijo sentirse indefenso porque no le
daban opciones de explicar su verdad en la causa Erial. No le recordaron que él
podía prestarse a declarar cuando quisiera pero no tuvo a bien hacerlo durante
toda la fase de instrucción.
Pues eso. A Mazón le interesa una
entrevista como la excepcional de Zaplana. Y, como aquella, en presencia de su
abogado. Pero sospecho que el programa de la productora de Jordi Évole,
presentado por Gonzo, no cometerá de nuevo aquel error por sucumbir a la
tentación de las audiencias. Si hay entrevista, será una carnicería.
Como el vídeo de Cifuentes
El presidente deberá conformarse, por
ahora, con las sesiones de maquillaje a que le somete su círculo de asesores.
Es cierto que parece imposible reconstruir la imagen de Carlos Mazón. Pero ya
se sabe que la tanatoestética ha avanzado muchísimo. Una buena manita de
colorete hace milagros. De eso se trata. De aparentar que el muerto está
plácidamente dormido. En eso deberán aplicarse el jefe del Consell y su coro de
aduladores profesionales. En eso y en rezar para que no le suceda como a
Cristina Cifuentes y un día de estos aparezca un vídeo birlando potingues en el
Eroski. Quien dice vídeo dice alguna factura de hostelería del día de autos. O
de derivados.
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