UN GRILLO EN NUEVA YORK
Pablo
Casado disfruta de una batalla de grillos mientras va perdiendo en la suya.
Ayuso, como una de las gemelas Olsen en sus buenos tiempos, ha cruzado el
charco para “promocionar Madrid” por EE.UU., vaso de cartón del Starbucks en
mano
MARINA LOBO
Mientras me preparo una taza de café con leche para despejar la cabeza y una tostada con aguacate, porque antes de ir al Congreso hay que desayunar como una verdadera influencer, escucho la radio. Dicen que esta noche el precio de la luz batirá (otra vez) récords, y ya deben ser como mil récords los batidos. 189 euros el MWh, sea eso lo que sea, me parece mucho. También les digo que si hubieran dicho 100 euros el MWh seguramente también me parecería un disparate. Entre las 21h y las 22h superará los 208 euros el MWh. A partir de ahí ya se me ha torcido el día, imagino que como a much@s: ahora solo pienso si debería cenar a las 20:30h o será muy pronto o si es mejor cocinar de 22:00 a 23:00 y entonces será muy tarde.
Con todo este runrún
he llegado al Congreso de los diputados, después de una larga temporada sin
venir. Ahí está Pablo Casado, sentado y sonriendo; es de esas personas que
sonríen todo el rato por educación, por lo que nunca sabes si está contento de
verdad o si es alguna forma de pedir auxilio que nadie ha conseguido descifrar.
En su intervención, comienza echándole en cara a Sánchez ETA, Puigdemont y la
Mesa de diálogo. Todo muy 2014. Dice el
líder del PP que le avergüenza “ver discusiones entre ministros” y apela al
presidente del Gobierno: “Ponga en orden esa jaula de grillos”, como si los
ministros y ministras no pudieran tener su propio pensamiento, sus
divergencias, como si las políticas fueran incuestionables; como si todo fuera,
en fin, como en los buenos tiempos del PP.
Los grillos, esos
insectos tan feos, pero que extrañamente y para desgracia de nuestros padres
tanto nos gusta coleccionar y encerrar en jaulas diminutas durante la niñez,
son de discutir por la noche, como yo. El grillo, aunque pueda parecer simpático
y dócil, es un insecto territorial muy agresivo contra sus congéneres, por eso
es frecuente ver algunos a los que le falta una pata (o varias, dependiendo del
nivel de cabreo que se hayan agarrado). En Tailandia hacen combates de grillos,
e incluso apuestan dinero, pero les advierto que si entran en esta categoría de
vídeos en Youtube, puede que no salgan nunca.
Ribera ha repetido
dos ideas: que la factura de la luz está controlada y que hay que esperar a que
las entidades europeas tomen decisiones
Pablo Casado
disfruta de una batalla de grillos mientras va perdiendo en la suya. Isabel
Díaz-Ayuso, como una de las gemelas Olsen en sus buenos tiempos, ha cruzado el
charco para “promocionar Madrid” por EE.UU., vaso de cartón del Starbucks en
mano, mientras pasea por Nueva York y concede ruedas de prensa a los medios
españoles con filial en los States. Sin embargo, el líder del PP no se libra de
la sombra de Ayuso ni a 6.000 km de distancia. En los pasillos del Congreso, a
los populares se les pregunta por el grillo rival: si volverá de EE.UU. para la
convención nacional del PP o si están de acuerdo –o no– con la respuesta de
Ayuso al Papa. Pero ellos, que normalmente son muy de pararse y hablar con l@s
periodistas, esta vez no contestan, quizás por no ponerse en contra de la
presidenta de la Comunidad de Madrid o quizás por intentar restarle
visibilidad, como cuando en Twitter escribes V-emoticono de vómito-X por no
decir Vox. Sobre la no presencia de Ayuso en la convención nacional del PP, el
único mensaje que repiten fuentes del PP es que estará para el acto de clausura
en Valencia. Suficiente.
Casado, como los
grillos que pierden una pata en las peleas, se agarra a sus compañeros. Teodoro
García Egea es su mano derecha y, en sus intervenciones en el hemiciclo, el
secretario general del PP se mete en el bolsillo a la bancada popular con su
estilo sin filtro y faltón, pero desenfadado y con sorna, que tal vez triunfe
tanto entre la derecha porque recuerda un poco al tono de la presidenta de la
Comunidad de Madrid. Sin embargo, la felicidad de Casado viendo cómo su hombre
de confianza triunfa preguntándole a Yolanda Díaz por las eléctricas y sacando
toda la artillería pesada (Venezuela incluida) se frena en seco cuando a la
vicepresidenta le toca responder y amenaza con la frase con la que Teodoro debe
tener ya pesadillas por las noches: Le voy a dar un dato.
El tema de las
eléctricas y de la factura de la luz ha salido varias veces, y no solo desde la
oposición. Oskar Matute (Bildu) le ha preguntado a la ministra de Transición
Ecológica, Teresa Ribera, si cederá al chantaje de las eléctricas. Ribera ha
repetido dos ideas: que la factura está controlada y que hay que esperar a que
las entidades europeas tomen decisiones.
Suena a que aún
queda batalla con las eléctricas para rato, lo que puede ser un punto de
tensión añadido a la aprobación de los Presupuestos que, según nos aseguran
desde el Gobierno, saldrán adelante y están en la recta final. Mientras, por si
acaso, tápense con la manta si tienen frío y cenen pronto.
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