LA TEORÍA DEL "GRAN REEMPLAZO" EN EE.UU.
GERMÁN
GORRAIZ LÓPEZ
La teoría conspirativa del Gran Reemplazo se remonta a la novela de 1973 “Le camps des Saints” de Jean Raspall donde se describe el “colapso de la cultura occidental a causa de un tsunami migratorio procedente del Tercer Mundo”. Dicha teoría habría sido adoptada como propia por el movimiento supremacista blanco que denuncia que “la política de inmigración de Joe Biden busca sustituir a la población blanca por inmigrantes no blancos con el objetivo inequívoco de finiquitar la primacía blanca de EE.UU. (White Power)”, lo que tendrá como efectos colaterales el aumento del odio al inmigrante, la xenofobia y las agresiones a personas de color de parte de los seguidores de la extrema derecha estadounidense. Los portavoces de dicha teoría serían el presentador de la Fox News, Tucker Carlson quien bautizó a la política migratoria de Biden como “The Great Replacement”
(el Gran Reemplazo), así como el congresista republicano Brian Babin quien afirmó que “los demócratas están aprovechando la inmigración para reemplazar al electorado estadounidense por un electorado del tercer mundo”, por lo que 40 Estados republicanos estarían planeando proponer iniciativas legales para suprimir o limitar el voto de minorías étnicas, raciales y religiosas limitando el voto por ausencia y prohibiendo el voto por correo.El declive del White Power
Según la Oficina
del Censo de EEUU, hacia el 2043 los blancos dejarán de ser la mayoría de la
población estadounidense y serán desplazados por la suma de la población
hispana que aumentaría de 53,3 millones en la actualidad a 128,8 millones en
2060 y la afroamericana, que pasaría los 41,2 millones actuales a los 61,8
millones previstos por las proyecciones y según el Pew Research Center, la
clase media (con unos ingresos anuales de 73.400 $) ya no sería el segmento
poblacional dominante en la sociedad estadounidense actual al sufrir una lenta
pero progresiva caída en las últimas 4 décadas. Así, según el Pew, en 1971, la
clase media representaba el 61% de la población (unos 80 millones de
habitantes) mientras que en la actualidad no alcanzaría el listón del 50%
(49,9%) debido a la crisis de las subprime, estallido de la burbuja
inmobiliaria y posterior crash bursátil del 2008.
Conviene resaltar
que entre los “perdedores de la crisis” además de afroamericanos y latinos
aparecen por primera vez jóvenes universitarios endeudados y adultos blancos de
más de 45 años sin estudios universitarios y con empleos de bajo valor añadido
que tras quedar enrolados en las filas del paro, habrían terminado sumido en un
círculo explosivo de depresión, alcoholismo, drogadición y suicidio tras ver
esfumarse el mirlo del “sueño americano”, lo que habría tenido como efecto
colateral la desafección de dichos segmentos de población blanca respecto del
establishment tradicional y su enrolamiento en partidos de extrema derecha y la
cifras de perdedores blancos se podrían incrementar tras la entrada en recesión
de la economía estadounidense en el 2022 debido al recalentamiento de la
economía, la desbocada inflación y el recrudecimiento de la pandemia sanitaria.
¿Agudización de la fractura social estadounidense?
El agravamiento de
la pandemia sanitaria motivada por la existencia de importantes segmentos de
población sin vacunar (51%) y la Teoría del Gran Reemplazo estaría agudizando
la fractura social estadounidense que estaría ya conformada por 2 mitades cuasi
simétricas e irreconciliables y de lo que sería paradigma el Estado de Texas,
devenido en altavoz del White Power. Dado el desgaste de Biden tras el fiasco
de Afganistán y la posible entrada en recesión de la economía el año venidero,
no sería descartable el triunfo republicano en las elecciones intermedias del
2022 que anticiparían un retorno triunfal de Trump en las Presidenciales del
2024.
Caso de
confirmarse, marcará un hito histórico pues representará el final de la sui
generis democracia formal estadounidense y el comienzo de una forma de Gobierno
orwelliano que beberá de las fuentes del paternalismo de las dictaduras blandas
y se caracterizará por el culto al líder, la utilización de la desinformación y
la vigilancia orwelliana de la población no blanca y el control estricto de la
disidencia política, en suma un Gobierno autocrático o especie de dictadura
invisible sustentada en sólidas estrategias de cohesión (manipulación de masas
y culto al líder), elementos que confluyeron en la Presidencia de Trump tras
fagocitar al Partido Republicano.
La estrategia
electoral de Trump se basará en la técnica de la manipulación de las masas
expuesta por Edward L. Bernays en su libro “Cristalizando la opinión pública”,
en el que desentraña los mecanismos cerebrales del grupo y la influencia de la
propaganda como método para unificar su pensamiento. Así, según L. Bernays, “la
mente del grupo no piensa, en el sentido estricto de la palabra. En lugar de
pensamientos tiene impulsos, hábitos y emociones. A la hora de decidir su
primer impulso es normalmente seguir el ejemplo de un líder en quien confía”.
Así, su propaganda estará dirigida no al sujeto individual sino al Grupo en el
que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en
retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustenta
(retorno del White Power) para lo que utilizará los puntos esenciales del
ideario populista: mensajes cortos y xenófobos en las redes sociales, culto al
líder y utilización de las fake news para sumir a la población en la duda
existencial.
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