ILUMINADOS
"La
competición cateta ya ha comenzado ¿quién ganará estas Navidades? La amenaza
del virus apenas cuenta, algunos políticos se preocupan por usted para
garantizarle que podrá asistir a ese ritual consumista que cada año dura desde
el puente de la Constitución hasta Reyes"...
JAVIER AROCA
Navidad en MálagaNavidad en Málaga | Europa Press
Estimado lector, enhorabuena si es usted un calamar, loligo vulgaris, porque la legislación le ampara. No está permitido que lo pesquen con luces. Están prohibidas excepto las necesarias en cubierta. Pero si, hombre, mujer, es usted homo sapiens, mis condolencias y solidaridad como congénere: no estamos protegidos. Nos cazan con luces.
Las ciudades ya están preparadas, de momento con luces apagadas, para recibir el cardumen consumista. La competición cateta ya ha comenzado ¿quién ganará estas Navidades? La amenaza del virus apenas cuenta, algunos políticos se preocupan por usted para garantizarle que podrá asistir a ese ritual consumista que cada año dura desde el puente de la Constitución hasta Reyes.
De esa manera,
podrá comprar el pavo, los mantecados, el alcohol y, de camino, unos botines
para el niño, el móvil para la niña y que no falte la batamanta para la suegra.
Y qué más, después de lo necesario, durante un mes.
Pues, vueltas y
vueltas, comidas de empresas -se dice en Sevilla que hay más comidas de empresa
que empresas-, de amigos, de antiguos alumnos y tanto más. Se trata de consumir
como ritual, pero no ya como ese desperdicio constructivo; la parte maldita, a
la que se refería Georges Bataille, sino como una rutina iluminada para dar de
comer al monstruo .
Esa Navidad es la
que hoy está en peligro, por la que se pelea frente a los intereses sanitarios
de la gente. Para nada el espíritu navideño de los cristianos conmemorando el
nacimiento de su dios, ni la fraternidad de los ateos demostrada entre
semejantes o familiares. "Los escaparates esperan el día que servirán al
esplendor de un siniestro industrial", escribía Bataille.
Te dirán, sin embargo,
que es tu derecho. Claro, y que sirve para dar muchos jornales, también.
Jornales precarios, de explotación temporal y de consumo desenfrenado e inútil
que luego hay que pagar en meses posteriores -en tiempos de ERTE- ,como las
consecuencias para la salud a golpe de dietas milagro.
Se han apoderado
del significado de la alegría, los demás somos unos malajes porque queremos que
los trabajadores puedan ser felices todo el año y que consuman como y cuando
les dé la gana y cuanto puedan. Pero se trata de eso, de muchas luces para
atraparte en el cebo, seducirte , sacarte las mantecas y, al mismo tiempo,
hacerte cómplice de una felicidad que solo es patrimonio de ese "siniestro
industrial".
Esa economía es la
que defienden, la de eventos. Toca la Navidad, luego la Semana Santa, las
ferias... Es nuestro derecho a divertirnos, celebrar la vida, pero no debería
ser la trampa en la que se amparan políticos desaprensivos y empresarios
aprovechados . Formamos parte de su plan, no somos calamares, y es una pena.
Bernardino de
Sahagún, para explicar los ritos sagrados de sacrificios humanos en la America
novohispana, decía que los hombres y las guerras fueron creados para que
hubiera gente de la cual fuera posible obtener el corazón y la sangre para que
el sol pudiera comer. La luz, ahora artificial, nos acerca a ese mito: al sol
hay que darle de comer y aquí estamos los ingenuos consumidores para
alimentarlo.
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