URBANISMO COLONIAL
AIZPURUA tar JOSU Mª
La dramática erupción del volcán
de La Palma (Echedey, según RDFC) pone de relieve una vez más que la situación
colonial de Canarias es inasumible e insostenible por mucho REF y parafernalias
que la adornen, y por mucho falso RUP que la europeícen.
Sus aguas territoriales, sus
costas, y su territorio, están bajo dominio extraño, no natural canario, y sus
inspiraciones, decisiones y legislaciones, nada tienen que ver con el progreso
popular del isleño si no con los intereses, a veces inconfesables, de gente
ajena que se refiere a Madrid. Es una pésima colonización, basada en la
alienación del isleño para imponer la metrópoli que un día quiso cambiar a
Canarias por Gibraltar.
¿Por qué nos cambiarían hoy?
Trueques aparte, hoy dicen que la
lava se adueñó del 8% de la isla bonita y deja 640 Ha convertidas en malpaís,
destrozando el patrimonio de isleños que no sólo pierden su vivienda y
terrenos, sino que la madrastra colonial les niega su derecho sobre el malpaís
que pasa a dominio del Estado, que es España y sus oligarcas de la casta.
Es inasumible e intolerable, por
206 millones que trae el Presidente, se lleva 640 Ha y una fajana que hace
sueños húmedos a los hoteleros del mundo. Valoren como quieran, y verán la
enorme estafa que la aportación presidencial constituye y que comparada con la
de 1.220 del Aeropuerto del Prat resulta ofensiva.
Aquí vinieron muchos, pero nadie
trajo fondos, ni se puso a trabajar en las cenizas, aunque los zapatos de
Letizia nos plantearon esperanzas.
Hay especialistas urbanistas de
nivel mundial que en una semana reorganizarían el espacio afectado, planearían
la reubicación y harían de la tragedia una esperanza. Si se deja en manos de
los urbanistas medianeros, pronto será una lucha de intereses mezquinos y
alejados del progreso de la isla, corriendo el dinero y las presiones frente a
la razón urbanística; lo de siempre.
Los afectados, unos más y otros
menos, son los que deben recibir la ayuda, no el Estado glotón, y ser ellos los
que decidan el nombre del volcán, la reubicación, el tipo de vivienda pues
meter en un piso urbano de 60 m a quien vivió rodeado de plantas y animales, es
causarle una nueva desgracia.
El Estado pretende, luchen
amigos, llevarse una millonada y repartir espejitos, pues estamos en colonias y
la costumbre obliga.
Aquí queda reflejado: el
colonialismo brutal y abusador, el sucursalismo partidista que ata las manos de
un buen presidente, el engaño autonómico (la Autonosuya) y la falta de
canariedad institucional.
Todos con La Palma
herida, pero no con los farsantes.
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